La guerra de poder que arruina la fiesta de Milei

La expulsión de Kueider puso en riesgo la Ley Bases y agitó la batalla con Villarruel. La mafia que rodea a Milei y la encrucijada del peronismo. Un gobierno que promete Inteligencia Artificial y destruye al sector nuclear. 

14 de diciembre, 2024 | 22.01

Sentado frente a Daniel Parisini y sus discípulos, Javier Milei sació a la audiencia con cifras y proyecciones optimistas. Presentado como un prócer viviente, el Presidente se puso por encima de Carlos Menem, dijo que su programa de estabilización es mucho más exitoso que la Convertibilidad y repitió que la reforma estructural que instauró es ocho veces más grande que la del riojano. 

La empatía no fue absoluta. Frente al panel de remeras negras que lo aclamaba, el máximo mandatario se atrincheró durante tres horas con campera y sweater, como si ni siquiera en misa pudiera prescindir de su chaleco antibalas. Aunque hay miembros de su custodia a los que se vincula con el Mossad, el triunfalismo que envuelve a Milei es singular. Por alguna razón, no le permite estar tranquilo. 

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Al día siguiente, el Senado le arruinó al Presidente el cierre de una semana que había guionado como gloriosa. La expulsión fulminante de Edgardo Kueider, senador entrerriano que Santiago Caputo había reclutado para su misión, devolvió al oficialismo a un estado de fragilidad que parecía haber quedado en el pasado. Kueider cayó como víctima de su propia ambición, de haber traicionado a demasiada gente en poco tiempo y de un poder que decidió exhibirlo detonado en público. Pero todas las maniobras que intentó el gobierno para salvarlo, fracasaron y el bloque de Unión por la Patria arrastró incluso a los libertarios. Victoria Villarruel volvió a actuar al margen del gobierno, Luis Juez contradijo el discurso de Mauricio Macri y nadie quiso quedar asociado a la casta que Milei defenestró en campaña. De repente, demasiada gente demostró que no puede estar tranquila.

Fundada o no, la nueva ofensiva de los hermanos Milei contra Villarruel es parte de un gobierno que se abraza al caos pero no olvida nunca sus objetivos prioritarios. Para tapar la derrota en el Senado, la Casa Rosada expuso a la vicepresidenta y filtró los chats con Guadalupe Jones, la secretaria privada de Villarruel que la acompañó a ver al Papa Francisco y es su mano derecha. Jones es hija de Juan Carlos Jones Tamayo, un militar condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad. En la guerra de bandas, Milei quiere aprovechar el caso para asfixiar a la antigua coordinadora de visitas de Jorge Rafael Videla. 

La combustión de Kueider muestra que Milei y su brazo armado no controlan todos los resortes y que el estallido del sistema de poder que le permitió llegar al gobierno y avanzar con el ajuste, también se le puede volver en contra. Aunque tienen intereses convergentes con el Presidente, sectores de la política, la justicia, el espionaje y los medios de comunicación no le responden en forma lineal y están jugando, de a ratos, su propio partido. Alguien festeja, sin reparar en que la piedra basal de la gestión Milei queda cuestionada. Si la Ley Bases es nula como sostienen Unión por la Patria (UxP) y el Frente de Izquierda (FIT), las solicitudes de RIGI por 12 mil millones de dólares que Milei mencionó con orgullo en el streaming paleolibertario pueden quedar en la nada. Todo el proyecto está montado para ofrecer garantías a los inversores. 

Con la actuación estelar de Sandra Arroyo Salgado, una jueza que siempre expone la tensión entre facciones de poder, el caso Kueider expresa el cambio de roles en un sistema político, donde el cristinismo se monta en una jugada de actores opacos que exhibieron al entrerriano en un delito in fraganti. Basado en las evidencias de que Kueider fue clave para la aprobación de la Ley Bases, UP lo ubicó en la saga de la Banelco durante el gobierno de Fernando De la Rúa y pidió la destitución sin que hubiera recibido una condena. Caputo anuncia una venganza que ya fracasó el jueves último, cuando pretendió igualar a Oscar Parrilli con el senador de la mochila.

Como lo recordó José Mayans, en un mensaje que esta vez dio más escalofríos que risa, Kueider le había hecho 40 objeciones por escrito a la Ley Bases y no consiguió que le aceptaran ninguna, pero por alguna razón votó a favor de Milei. “Armaron una banda para vender sus votos. La Ley Bases fue una ley corrupta, se compraron votos. Le recomiendo a Kueider que no salga ni al balcón porque sabe mucho. No vaya a ser que se caiga del séptimo piso o que se ahogue en la piscina. Sabe mucho y hay gente con la que se metió que es gente jodida”, dijo el jefe de la bancada del PJ. Un día antes, Mayans había escoltado a Cristina en su asunción como titular del partido. Si el debut incluía la expulsión de Kueider, la ex presidenta puede pensar que empezó con el pie derecho.

Es un escenario confuso y paradójico, donde el peronismo ligado a CFK se muestra dispuesto a convalidar la fiesta del partido judicial y busca una tregua con el sistema de poder que tiene a Ariel Lijo como vértice. ¿Es pacto o rendición ante los verdugos del lawfare?

Mayans también apuntó contra Cristian Ritondo y lo pegó a Kueider, los dos que iban a defender la "Ficha Limpia". Revelado por una investigación de Emilia Delfino en elDiarioAR, el caso Ritondo también se inscribe en una batalla entre facciones de derecha. Lo sufre Macri, lo gozan Patricia Bullrich y Martin Menem. Ritondo confía en uno de sus empleados, Federico Taiano, el hijo del fiscal que debe investigarlo y es, desde hace tiempo, uno de sus colaboradores.

En pleno diciembre, la euforia del ex panelista tiene motivos. Un año después de haber aterrizado en la Casa Rosada con un mix en el que abundaban recién llegados y expertos en fracasos, el líder de La Libertad Avanza (LLA) logró un grado de estabilidad sorprendente. El índice de inflación de noviembre, el más bajo desde julio de 2020, le sirvió para fulminar al heterogéneo grupo de críticos que decidió confinar a Mandrilandia. Su éxito parcial es hijo de un IPC que baja del Aconcagua al que él mismo lo llevó con la megadevaluación, pero que sobre todo contrasta con el descontrol de precios que marcó el ocaso del Frente de Todos (FdT) en el gobierno. La memoria inflacionaria, el estrés múltiple al que fue sometida la población en medio del naufragio de la unidad peronista y la nostalgia menemista que se fue incubando dentro y fuera del peronismo proyectaron a Milei como salvador en 2023. Un año después, a días de las fiestas, el líder paleolibertario proyecta una nueva normalidad y una parte de la sociedad la prefiere, aunque no quiera ni pueda preguntarse por el futuro. 

Controladas las variables financieras, con la brecha reducida al mínimo, el carry trade como una de las actividades principales de la economía y un blanqueo que hasta Cristina reconoció como un éxito el día de su asunción como nueva presidente del PJ, Milei se candidatea como emperador. Pese a sus advertencias sobre China y las dudas sobre una economía que beneficia a los importadores, Paolo Rocca cerró el año con una nueva promesa de inversiones en Propymes. “Tenemos que reconocer que sobrecumplió esta transformación que parecía extremadamente ambiciosa y tan profunda que dejaba dudas e inquietudes. Vemos un progreso extraordinario”, marcó.

Milei dice que Argentina está en deflación, afirma que la recesión terminó y asegura que bajó la pobreza 11 puntos (del 57 al 46). Además, exhibe un cuadro de su asesor Ramiro Castiñeira, que muestra la curva de un PBI per cápita en dólares que ya está por encima (U$15225) de los niveles de 2017 (U$14618), justo antes de que el festival de deuda de Luis Caputo volara por los aires. 

Ante Parisini, Milei convalidó como “pregunta inteligente” querer saber si el esquema que promueve se va a sostener en el tiempo. Por el momento, no sólo desplazó al peronismo del poder sino que puso en duda una máxima que se había consolidado a lo largo de las últimas cuatro décadas: solo el peronismo puede gobernar la crisis. El showman de la extrema derecha se presenta como el garante de un nuevo orden y sueña con otro cambio de roles: la derecha en el poder y el peronismo como causante de una crisis, que lo devuelve a la oposición hasta nuevo aviso. Si la guerra con Villarruel fuera parte de una puesta en escena, la ultraderecha estaría también copiando al viejo peronismo, que funcionaba como un subsistema de partidos y jugaba a ser, al mismo tiempo, gobierno y oposición. 

Una parte de la sociedad convalida el ajuste y se resigna a la desigualdad con la única premisa de que los precios no vuelen al 200 por ciento anual, una cifra que según Emmanuel Álvarez Agis es en el Siglo XXI, cuando la inflación es un problema restringido a muy pocos países, lo mismo que tener un 3000% en el siglo XX. La otra mitad de la población, que rechaza por completo el rumbo de  Milei, no tiene claro cuál es la alternativa. La oposición no hizo un balance público de por qué se perdió, Cristina insiste en que se estuvo a punto de ganar en primera vuelta y hacia adelante no está claro cuál sería un modelo alternativo (al presente y el pasado).

Concretada con un timing discutible

En medio de los festejos de Milei, la cumbre bonaerense de Moreno sirvió para reeditar las diferencias que existen entre el grupo de Cristina y Axel Kicillof. La novedad estuvo en la reaparición de Sergio Massa que, de excelente humor, apareció junto a Máximo y Cristina, como parte de una puesta en escena que mostró al gobernador bonaerense aislado y fastidiado. Massa habla con todos y es el que más lucra con la división en el viejo kirchnerismo. Entre los colaboradores de Kicillof, hay quienes piensan que sufrió una emboscada en su propio territorio. De ser así, alguien debería haberlo preservado de ese momento incómodo. Otra vez, la pregunta no es tanto cómo evalúa la dirigencia el reencuentro sino cómo lo mira la sociedad. 

Hay un problema adicional que religa a Axel y a Cristina: el liderazgo de Milei seduce a parte de un peronismo que todavía no salió del closet. Detrás del senador Kueider, Daniel Scioli, Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo, hay otros que no solo elogian el estilo de un Milei que no duda en ejercer su poder. Un experimentado dirigente del peronismo, que habla con toda la cúpula de UP, dice que no hay que subestimar a los que comparten el modelo económico de Milei y ni siquiera le cuestionan los modos. Ese mundo de contradicciones es el que rige el escenario de las elecciones legislativas de 2025.

Milei amplificó en los últimos días la tesis de su asesor Demian Reidel y anunció que el 20 de diciembre, el gobierno va a lanzar el Plan Nuclear. Ex funcionario de Sturzenegger en el Banco Central de Macri, dueño del fondo de inversión QFR Capital Management y con domicilio en Nueva York, Reidel idolatra a Milei, predica por una Argentina que se convierta en el cuarto polo global de Inteligencia Artificial y promete desde hace seis meses que lloverán inversiones en el sector. Hasta ahora, solo hubo selfies

La campaña choca con la política oficial desde que asumió Milei. El martes pasado, unas horas antes de la cadena nacional en la que el presidente habló del tema, los trabajadores de ATE se concentraron en sede central de la Comisión Nacional de Energía Atómica para denunciar el desfinanciamiento que afecta el Proyecto Carem 25, la Planta Industrial de Agua Pesada de Neuquén, la continuidad de la nueva planta de Uranio en Formosa, la reactivación de la extracción de Uranio en las minas de Sierra Pintada en Mendoza, la extensión de vida de la Central Nuclear Atucha I y la construcción de la Cuarta Central Nuclear. A los despidos en Dioxitek en Formosa, se suma la renuncia de trabajadores calificados en la CNEA por los bajos salarios, la falta de presupuesto y la posible privatización de NASA. 

El miércoles, el Presidente pronosticó que Argentina va “exportar reactores nucleares a lo pavote”. Los reactores del tipo SMR son pequeños reactores modulares que pueden instalarse en serie, están en etapa de desarrollo y Argentina hoy tiene el prototipo más avanzado a nivel mundial, el CAREM, un proyecto postergado y estratégico que Milei hasta el momento ignoró.

El último informe de Epyca consultores sostiene que el plan de Milei está guiado por los intereses de su entorno cripto y el corazón del Plan Nuclear es la búsqueda de inversores para NASA, la empresa que controla las tres centrales nucleares de Argentina. Su privatización parcial fue autorizada en el artículo 8 de la Ley Bases, con la limitación de que el Estado mantenga “control o participación mayoritaria en el capital social” y poder de veto. La Junta de delegados de ATE teme que el plan final apunte a relegar la CNEA a un centro de formación de cuadros profesionales para luego cederlos a monopolios y empresas extranjeras que apuestan a apropiarse de la experiencia argentina en el área.