Hace una semana, el principal opositor al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan fue detenido y se desató una nueva crisis política y económica en Turquía. Miles de personas coparon las calles y el Ejecutivo rápidamente reprimió. Desde entonces, fueron detenidas casi 1500 personas en las calles y otras fueron buscadas en sus propias casas, se limitó el derecho a la protesta y hasta pidieron a los medios no transmitir las movilizaciones para exigir la liberación de Ekrem Imamoglu, del Partido Republicano del Pueblo (CHP, según las siglas en turco), que pese a estar en prisión logró una mayoría abrumadora para competir en las elecciones de 2028. El impacto en la economía, que también golpeó a la Argentina.
Las claves de la crisis
El 19 de marzo pasado, el alcalde de Estambul, Imamoglu, fue detenido en el marco de una investigación acusado de "colaboración con grupos terroristas" y "corrupción". El hombre de 53 años, líder del partido CHP, en 2019 acabó con 25 años de poder de los islamistas en la ciudad. Cuando lo obligaron a repetir los comicios, la diferencia con el partido oficialista se amplió aún más: de 14 mil, pasó a 777 mil, según reportó RTVE. Esa victoria y su reelección en 2024 le permitieron consolidarse como el principal opositor contra Erdogan de cara a las elecciones de 2028.
La investigación de la Fiscalía fue abierta hace algunos meses y no sólo lo investiga a Imamoglu, sino que a su entorno también. De hecho, no fue el único detenido el pasado miércoles: también arrestaron al responsable de comunicación de Estambul y a los alcaldes de dos distritos gobernados por el CHP, entre otros. Según la cadena opositora Halk TV, el ministerio público emitió órdenes de detención contra más de 100 personas.
Según la Justicia, Imamoglu “colaboró en un pacto político con la formación prokurda Democracia Popular (DEM)”, que en las elecciones municipales de 2024 accedió a no presentar a ningún candidato para concentrar el voto en CHP. Las autoridades consideran que detrás de ese acuerdo está el grupo armado kurdo PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) -considerado terrorista por el Ejecutivo- que lucha por la independencia y el reconocimiento de Kurdistán, un territorio en disputa entre Turquía, Siria, Irak e Irán.
En paralelo al caso contra Imamoglu, el viernes, un tribunal destituyó a la dirección del Colegio de Abogados de Estambul, en una decisión que su secretaria general, Hürrem Sönmez, ve ligada a la situación actual de Turquía. “La investigación en nuestra contra y nuestra destitución fueron una preparación para este estado de anarquía legal que se está implementando, ya que, como institución jurídica y con sus casi 70.000 miembros, el Colegio de Abogados de Estambul siempre ha asumido su responsabilidad en los periodos extraordinarios y en la defensa de los derechos y la legalidad”, afirmó Sönmez en declaraciones a El País.
Detenciones masivas, prohibición del derecho a la protesta y censura
Las masivas movilizaciones no cesaron en una semana pese a la prohibición ni pese a las detenciones arbitrarias y las redadas. "No permitiremos que un puñado de desharrapados ambiciosos ataquen la paz, inciten a la gente y lleven a Turquía a la tensión y al terror", afirmó el viernes Erdogan, quien aseguró que continuar con las protestas solo conduce a sus participantes "a un callejón sin salida".
El diario El País, en tanto, reportó que, en la madrugada del sábado, agentes de policía realizaron redadas en los hogares de decenas de líderes estudiantiles, activistas y políticos de partidos izquierdistas y se los llevaron detenidos. Al mediodía del sábado, el ministro de Interior, Ali Yerlikaya, tuiteó que la policía había detenido a 343 “sospechosos” en las protestas de una decena de ciudades. “No daremos ni una sola oportunidad a los provocadores que buscan el caos y amenazan el orden social, la paz y la seguridad de nuestra nación”, advirtió.
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Hasta donde se sabe, según el reporte de diversos medios, de la decena de periodistas detenidos este lunes, la mayoría son fotógrafos que, la noche del domingo, se encontraban haciendo su trabajo en la manifestación frente al edificio del Ayuntamiento de Estambul. Pero no sólo eso, el presidente del Consejo Superior de Radiotelevisión, Ebubekir Sahin, amenazó con retirar la licencia a los medios que "promovieran" las protestas, mientras que otro de los miembros del Consejo denunció que llamó a los medios de comunicación para que cortaran la transmisión en vivo de las movilizaciones.
El impacto económico
En un país cuya inflación está en torno al 40%, la actual crisis política afectó de lleno a una economía que venía tambaleando. Tras la detención de Imamoglu, la Bolsa de Estambul se desplomó y el mismo camino siguió la lira turca (que perdió un 3% de su valor en los últimos días, pero tuvo picos de hasta de un 10%), lo que agravó el descontento ya existente. Para mantener el precio de la moneda, como en Argentina, el Banco Central tuvo que intervenir vendiendo divisas.
Según cálculos del economista Mahfi Egilmez, el Banco Central también tuvo que subir los tipos de interés. Mientras, las previsiones de inflación están en alza, por lo que se revirtieron los avances del programa de ortodoxia financiera que lleva dos años aplicando el equipo del ministro Mehmet Simsek. Un programa que ha tenido un altísimo coste para las clases populares y trabajadoras, afirmó El País.
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Esta situación impactó en monedas conocidas como “emergentes”, como el peso argentino, justo en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir un préstamo de 20 mil millones de dólares. Por poner un ejemplo, el mismo día de la detención de Imamoglu, la moneda turca cayó un 12,7% frente al dólar, aunque más tarde tuvo una ligera recuperación, ese desplome se vio reflejado en el rendimiento de los bonos gubernamentales, que alcanzaron niveles elevados.
La forinta húngara y el zloty polaco se devaluaron frente al euro, con caídas del 0,9% y 0,5% respectivamente. Además, un índice que mide el comportamiento de las monedas emergentes se desplomó un 0,2%. Respecto de Argentina, ese día, el mercado puso en duda que el ajuste del dólar oficial al 1% mensual vaya a perdurar. El Banco Central argentino hizo poco para detener la suba de esos días.