La Navidad está cada vez más cerca, y mientras que para muchos es una época de alegría y reencuentros familiares, hay quienes sienten todo lo contrario: rechazo, incomodidad e incluso odio hacia estas festividades.
Si bien la mayoría asocia la Navidad con sentimientos positivos y felicidad, no todos experimentan esta fecha de la misma forma, por eso vamos a explorar desde la psicología por qué algunas personas odian esta fecha y cómo se manifiestan esos sentimientos.
La Navidad no es para todos
Para algunas personas, la Navidad se convierte en una época particularmente difícil. Según Carolina Lozano Fernández, una especialista española en psicología, existen diferentes factores que pueden llevar a alguien a rechazar o a sentir aversión hacia esta celebración.
El síndrome del Grinch
Uno de los fenómenos más conocidos es el síndrome del Grinch, un término que hace referencia a aquellas personas que, como el famoso personaje de la película, sienten un rechazo total hacia la Navidad.
Este síndrome se caracteriza por una aversión hacia todo lo relacionado con las festividades: los villancicos, las luces, los adornos, los regalos y hasta las reuniones familiares.
Según Lozano Fernández, este tipo de aversión puede estar vinculado a una mala regulación emocional, donde la persona no logra conectar con el espíritu de la Navidad, lo que la lleva a rechazarla.
Síndrome de la silla vacía
Otro fenómeno que puede aparecer es el llamado síndrome de la silla vacía. Este término hace referencia a la sensación de vacío emocional que sienten muchas personas tras la pérdida de un ser querido, especialmente durante las festividades navideñas.
La Navidad, culturalmente asociada con la unión familiar y la felicidad, puede acentuar la ausencia de esa persona y generar un conflicto interno difícil de manejar. Este vacío puede transformarse en un sentimiento de tristeza y angustia, especialmente cuando las celebraciones recuerdan la pérdida de alguien querido.
El síndrome del villancico
Otro factor que puede generar rechazo hacia la Navidad es lo que se denomina el síndrome del villancico. Aquellas personas que experimentan este síndrome no logran conectar con las festividades, y esta desconexión puede generar ansiedad, frustración y estrés.
En lugar de sentirse emocionadas por la llegada de la Navidad, viven las festividades como una obligación más que como un momento de disfrute. Esto, a su vez, genera una sensación de disonancia, como si estuvieran obligadas a vivir una alegría que no sienten.
Lozano Fernández explica que, cuando las personas tienen una expectativa de felicidad idealizada para la Navidad y esta expectativa no se cumple, la frustración puede desembocar en un mayor estrés. La presión por cumplir con las expectativas sociales y familiares, la organización de cenas y regalos, y las constantes interacciones sociales pueden ser un detonante para el malestar.
Sentimientos de tristeza, enfado y estrés
Además de los síndromes mencionados, las personas que odian la Navidad suelen tener pensamientos polarizados, en los que todo es percibido en términos de blanco o negro. Es decir, pueden sentir que "todo es malo" o "todo es bueno", pero sin matices.
En este sentido, los sentimientos más comunes asociados a la Navidad para quienes la rechazan son la tristeza, la frustración, el enfado y la pereza. Los compromisos sociales, la presión por asistir a reuniones familiares y la sobrecarga de actividades pueden generar una gran cantidad de estrés y, en consecuencia, incrementar los conflictos familiares.
Lo más importante, según la psicología, es reconocer que no todos experimentan la Navidad de igual manera. Mientras algunos la viven como una época mágica, para otros puede ser un momento de soledad, angustia o recuerdos dolorosos. Es fundamental no caer en la idealización de estas festividades y entender que las emociones de cada persona son válidas.