La batalla mundial por el poder de las hormigas: la ganaron las argentinas, pero ahora su imperio está amenazado

La Linepithema humile, una de las especies invasoras más implacables del planeta, que supo conquistar kilómetros de territorio a lo largo y ancho del mundo, hoy se ve amenazada por otras especies, lo que pone en riesgo más de un siglo de hegemonía. 

27 de marzo, 2025 | 00.05
La batalla mundial por el poder de las hormigas: la ganaron las argentinas, pero ahora su imperio está amenazado La batalla mundial por el poder de las hormigas: la ganaron las argentinas, pero ahora su imperio está amenazado

Desde su tierra natal en Sudamérica hasta los rincones más remotos del globo como en Japón, Australia y Hawaii, la capacidad de las hormigas para formar supercolonias afectó seriamente numerosos ecosistemas, desplazando a algunas especies nativas y afectando diversas economías. La actualidad señala que al fin, la hormiga argentina, ha encontrado rivales dignos de su altura y voracidad.

Su expansión es una paradoja: mientras en su tierra natal enfrenta enemigos naturales que frenan su poderío, en el extranjero se vuelve prácticamente invencible. Pero es en la economía global, donde muestra su lado más oscuro: afecta cultivos, infraestructura y ecosistemas, generando pérdidas millonarias.Hasta ahora solo una hormiga de fuego había puesto en jaque su hegemonía en los Estados Unidos. En la actualidad, otras temidas hormigas invasoras de la Cuenca del Plata con nuevas armas, le disputan el dominio en otras regiones del planeta. 

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Estas hormigas han logrado lo que pocos imperios en la historia: una expansión global imparable, un dominio absoluto en cada rincón donde desembarcan y una estrategia de conquista que las hace casi invencibles. Mientras la humanidad se preocupa por fronteras y conflictos, estas pequeñas invasoras han ido tejiendo silenciosamente un imperio solo comparable con el Romano, con una red de colonias interconectadas que se extiende por casi todos los continentes y países del mundo.

“La expansión de la hormiga argentina comenzó a fines del siglo XIX, con barcos mercantes que, sin quererlo, transportaron estas colonias a Europa, Estados Unidos y Sudáfrica. Hoy, sus supercolonias se extienden por cientos de kilómetros en regiones de clima templado y mediterráneo. En la costa del Mediterráneo, una de las colonias más grandes del mundo se extiende a lo largo de 600 kilómetros de costa, mientras que en Japón se han detectado otras, una que cubre aproximadamente 200 kilómetros”, comenta Luis Calcaterra, Dr. en Ciencias Biológicas, investigador principal del CONICET y de la Fundación para el Estudio de Especies Invasivas.
Lo más llamativo, sostiene el especialista, es que en su territorio nativo, su comportamiento es mucho menos agresivo y expansionista. En Argentina, la competencia con otras especies de hormigas y, en mucho menor medida, la presencia de depredadores naturales, limitan su proliferación. En varios puntos del planeta, otras hormigas invasoras han comenzado a desafiar su hegemonía y, en algunos casos, lo están logrando.

Figura que muestra la historia de invasión de la hormiga argentina, extraída de la publicación de Vogel et al. 2010.

“La hormiga argentina ha logrado establecerse en diversas regiones de Australia, especialmente en áreas costeras con climas mediterráneos, como las zonas costeras del suroeste, áreas alrededor de Adelaida y la península de Mornington cerca de Melbourne. Estas áreas, que coinciden con las principales zonas urbanas y agrícolas del país, han sido propicias para la proliferación de esta especie debido a las condiciones climáticas favorables y la alteración de los hábitats naturales por actividades humanas” comenta la Dra. Lori Lach, profesora titular en el College of Science and Engineering de la Universidad James Cook en Cairns, Australia, donde se especializa en la investigación de insectos sociales invasores.

La presencia de las hormigas argentinas en Australia ha tenido un impacto significativo en la biodiversidad local. Estas hormigas compiten con las especies nativas, reduciendo la abundancia y diversidad de las mismas en las áreas invadidas. Además, su interacción con insectos que succionan savia, como pulgones y cochinillas, puede afectar indirectamente a las plantas.

Un caso particular es el de la Isla Norfolk, donde se ha implementado un esfuerzo continuo para erradicar las hormigas argentinas debido a su amenaza a la biodiversidad y la agricultura local. Desde 2014, la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) ha colaborado con el Consejo Regional de la Isla Norfolk en un proyecto de erradicación que incluye el uso de cebos hidrogel avanzados y drones para tratar áreas de difícil acceso. Hasta la fecha, se ha logrado la erradicación en tres zonas pequeñas y se está cerca de lograrlo en otras cuatro, cubriendo un área combinada de aproximadamente 50 hectáreas.

Distribución potencial de la hormiga argentina basada en la influencia relativa del clima, la fauna de hormigas nativas y la influencia humana. Los colores corresponden a diferentes probabilidades de presencia de la hormiga argentina, con colores más cálidos que indican mayores probabilidades. Para más detalles sobre las distintas categorías, consulte el manuscrito original. (Mapa adaptado de Roura-Pascual et al. (2011; PNAS).

“Afortunadamente, gran parte de Australia permanece libre de la invasión de las hormigas argentinas, ya que estas no prosperan en zonas demasiado áridas o tropicales. Sin embargo, las áreas en riesgo coinciden con regiones de alta actividad humana, lo que plantea desafíos adicionales para su control y erradicación”, concluye la especialista.

Calcaterra sostiene que una cualidad que le valió tanto éxito a las hormigas argentinas es que tienen un sistema social que les permite operar como un superorganismo. A diferencia de otras especies, que establecen colonias independientes y se enfrentan entre ellas, las hormigas argentinas son la especie que más ha eliminado la agresión entre sus propias colonias, permitiendo que sus nidos se interconecten en gigantescas redes de cooperación.

El especialista detalla que cada super colonia está conformada por innumerables reinas que ponen miles de huevos y obreras que trabajan en perfecta sincronización. No hay luchas internas por el poder: todas las energías se destinan a la expansión. Y como si fuera poco, han desarrollado alianzas con otras especies, como los pulgones y cochinillas, a los que protegen a cambio de su melaza, un recurso azucarado clave para su dieta.

El impacto ecológico y económico de sus invasiones

En los ecosistemas invadidos, las hormigas argentinas han demostrado ser un desastre ecológico. Su voracidad y dominio numérico les permite monopolizar recursos alimenticios y desplazar a hormigas nativas, afectando la cadena trófica. En Sudáfrica, por ejemplo, su llegada provocó la extinción de una especie de hormiga que enterraba semillas de plantas autóctonas para protegerlas de los fuegos estacionales, lo que impidió la regeneración de la vegetación y alteró todo el ecosistema.

Pero sus efectos no se limitan al ámbito ambiental: La economía también sufre las consecuencias. En los viñedos de California, Sudáfrica y Argentina, las hormigas argentinas protegen a cochinillas harinosas que transmiten un virus letal para la vid, causando pérdidas millonarias en la producción de vino. En Nueva Zelanda y Argentina, invaden colmenas de abejas melíferas, consumiendo el polen y el néctar, y facilitando la transmisión de virus letales para las abejas, lo que agrava la crisis global de polinizadores.

Los archirrivales de la hormiga argentina que ponen en jaque su hegemonía

En su avasallante avance, la hormiga argentina ha desplazado a muchas especies nativas en diferentes continentes. Sin embargo, no es invencible. “En Estados Unidos, por ejemplo, su población se vio diezmada en el sur del país tras la llegada de otras dos especies invasoras: las hormigas de fuego. Estas especies, más agresivas y mejor adaptadas a ciertos entornos, lograron revertir parcialmente el dominio de Linepithema humile en algunas regiones” comenta Calcaterra.

En su camino de conquista global, ha encontrado enemigos que la desafían con estrategias más sofisticadas y en algunos casos logran frenar su avance. En Estados Unidos, la expansión de la hormiga argentina sufrió revés a su avance conquistador con la llegada de las hormigas de fuego negra (Solenopsis richteri) y roja (Solenopsis invicta), dos especies invasoras aún más agresivas y dominantes. Estas hormigas son conocidas por su capacidad para atacar en masa y su dolorosa picadura, que no solo disuade a los depredadores, sino que también hace retroceder a otras especies de hormigas. Desde su llegada, han desplazado a las argentinas en gran parte del sur de EE.UU., limitándolas a algunas áreas específicas, como California, donde el acceso a fuentes de agua les permite sobrevivir.

Calcaterra sostiene que una de las pocas estrategias amigables para el ambiente  disponibles para evitar la expansión de la hormiga argentina es el uso de radiación gamma para su esterilización. Investigaciones recientes han evaluado esta técnica como un método para evitar que especies de hormigas invasoras se establezcan en nuevos territorios al ser transportadas involuntariamente en mercaderías de exportación. El principio detrás de este enfoque es claro: impedir que los insectos plaga puedan abandonar  su país de origen con la capacidad de reproducirse y formar nuevas colonias en los ecosistemas invadidos, donde podrían generar desequilibrios.

En este escenario de invasiones biológicas en constante evolución, el control de especies como la hormiga argentina y sus rivales más feroces se ha vuelto un desafío prioritario para científicos y autoridades de distintos países. Mientras Europa enfrenta la reciente llegada de la hormiga de fuego roja y la posible expansión de la pequeña hormiga de fuego, que cuenta con un sofisticado mecanismo de clonación, en Asia crece la preocupación por la amenaza inversa: la llegada de la pequeña hormiga de fuego y la expansión de la hormiga de fuego roja.

“Ante este panorama y la ausencia de un efectivo biocontrolador, una de las pocas estrategias disponibles, amigables con el ambiente, es el uso de radiación gamma para esterilizar las reinas de hormigas en las mercaderías de exportación, impidiendo que se reproduzcan en nuevos territorios. Esta técnica, aplicada a la hormiga argentina y otras especies invasoras, que busca frenar su expansión antes de que crucen fronteras, se perfila como una herramienta clave en la lucha contra la propagación de plagas que generan enormes pérdidas económicas y ecológicas en todo el mundo”, finaliza el especialista.

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