El pan blanco es muy delicioso para muchas personas, pero lo cierto es que también puede causar problemas de salud si se consume a diario y en exceso. Entre todas las complicaciones que puede causar el consumo de pan blanco, uno de los más destacados es el aumento que produce en los picos de glucemia. Afortunadamente, existe un truco para consumirlo de manera totalmente segura.
El pan se elabora con harinas refinadas y es de absorción rápida, y por esta razón, se transforma en azúcar muy rápidamente. Según un estudio científico, hay una forma de bajar el índice glucémico del pan naturalmente para que su consumo sea menos dañino. Sin embargo, es importante destacar que no se recomienda abusar de su consumo.
Cómo bajar el índice glucémico del pan naturalmente
De acuerdo con un estudio publicado por la revista Nature, congelar y tostar el pan modifica su nivel glucémico, a diferencia del pan fresco. De esta manera, si congelamos el pan y luego lo tostamos, el cuerpo lo procesará mucho mejor, haciendo que no se eleven tanto los niveles de azúcar en sangre.
De acuerdo con la investigación, el pan fresco tiene un índice de respuesta glucémica de 259 mmol min/l; mientras que el pan congelado y descongelado un índice reducido a 179 mmol min/l. Esto tiene que ver con la estructura del almidón, que puede cambiar según cómo se prepare y almacene el pan.
Al congelarlo, el almidón del pan se vuelve resistente. El almidón resistente es un tipo de almidón que no se descompone y se absorbe rápidamente, ralentizando el proceso de liberación de glucosa en sangre. Sin embargo, no se deben superar las 4 o 6 raciones diarias de pan blanco, según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).
Cómo hacer pan casero de forma fácil, económica y exitosa
Ingredientes para una unidad
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Harina de trigo común 000 (500 gramos).
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Agua tibia (320ml).
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Levadura (15 gramos).
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Sal (10 gramos).
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Azúcar (10 gramos).
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Aceite de girasol (45ml).
Paso a paso: cómo realizar la masa para el pan casero
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Tomamos el agua tibia, la colocamos en un recipiente amplio y hondo. Allí añadimos la levadura desmenuzada y el azúcar. Una vez hecho esto, revolvemos hasta que la levadura y el azúcar queden integrados en el agua formando una materia homogénea.
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Agregamos la mitad de la harina y la totalidad del aceite. Revolvemos bien, aplastando los grumos que se formen. Una vez hecho esto, dejamos reposar la masa durante 20 minutos a temperatura ambiente. Se cubrirá con un trapo limpio y debajo de éste, la masa irá levando lentamente.
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Una vez que finalice el tiempo de reposo, se incorpora la harina restante y la sal. Se vuelve a revolver hasta que se genere una masa espesa difícil de seguir revolviendo.
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Se espolvoreará la superficie de trabajo (generalmente es una mesada) con harina para evitar pegotes. La masa se volcará sobre esta superficie y nosotros nos engrasaremos las manos con aceite para amasar durante algunos minutos.
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Formaremos una bola con la masa y la colocaremos en una bandeja de horno. La misma deberá tener un poco de aceite en su superficie.
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Una vez que la masa esté en la bandeja, le haremos dos recortes en su parte superior con un cuchillo afilado.
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Metemos la bandeja con la masa en el horno, precalentado a 200 grados centígrados con calor arriba y abajo. Dejamos cocinar durante 45 minutos, lo sacamos y dejamos enfriar antes de que el pan casero llegue a la mesa. ¡Y listo! Receta terminada.