En su último informe monetario, el Banco Central develó sus propias debilidades al reconocer que la baja temporal de las retenciones fue una medida adoptada con la intención de poder sumar reservas internacionales, algo que sigue siendo el talón de Aquiles para la administración Milei.
“El Gobierno Nacional dispuso una baja temporal de las retenciones al campo a través de la reducción de la alícuota para los principales cultivos. Además, decidió eliminar de manera permanente las retenciones para las economías regionales, en virtud del contexto de grave emergencia que enfrenta el sector agropecuario a raíz de la sequía sostenida y la baja de precios a nivel global . Estas medidas contribuirán a fortalecer las reservas internacionales”, puede leerse en el último informe sobre la base monetaria publicado por el BCRA.
La disminución temporal de las retenciones entró en vigencia el pasado 27 de enero. Desde entonces, la autoridad monetaria logró adquirir, a través del Mercado Único y Libre de Cambios, un total de 961 millones de dólares. Sin embargo, las reservas internacionales mostraron un retroceso, al pasar de los 29.884 millones los últimos días de enero a los 28.886 millones registrados este viernes. La merma fue de 998 millones, prácticamente la misma cifra que adquirió en el MULC.
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La falta de dólares
A la administración Milei - Caputo les faltan dólares. De ahí su nerviosismo y las estrategias de lanzar tangentes políticas para evitar que se hable de su programa económico de miseria planificada.
“El balance cambiario del año 2024 mostró una dinámica dispar en donde la recesión, el blanqueo, la recuperación y el turismo metieron la cola. Pese a la regularización de los pagos de importaciones, el año pasado dejó un saldo impago que deberá ser tenido en cuenta durante el 2025. Los resultados del RIGI brillaron por su ausencia y, para peor, la Inversión Extranjera Directa registró un saldo negativo, repatriando capital a las casas matrices”, indicaron desde la consultora Vectorial.
Según datos del BCRA, la cuenta corriente cambiaria con el saldo global de las operaciones en dólares que realiza el país, tanto del sector público como privado, mostró en diciembre un déficit por séptimo mes consecutivo, del orden de los 1.114 millones de dólares. Este dato permite dar cuenta del resquebrajamiento del modelo económico de la administración Milei, que depende del endeudamiento del sector privado, favorecido con la maquinita del carry trade para cubrir su déficit.
El atajo que encontró el Gobierno para conseguir los dólares que necesita, quizás, sea más sinuoso de lo pensaban. Los grandes jugadores del sector agroexportador -muchos de ellos integrados de manera vertical entre la producción, los acopios y los exportadores- todavía guardan en silobolsas el 35% de su cosecha. Es decir, 17 millones de toneladas valuadas en, aproximadamente, 6700 millones de dólares.
Según los datos analizados por el titular de Consultora RIA, Javier Preciado Patiño, desde que entró en vigencia la baja temporal de las retenciones, el producto más registrado para su exportación fue el maíz, con un volumen de 836.000 toneladas y un valor FOB cercano a los 200 millones de dólares. Por su parte, la harina de soja sumó 341.000 toneladas por unos 113 millones de dólares. Por su parte, el trigo apareció en tercer lugar, con 73 millones y la cebada entre los cereales con 221.000 toneladas, otros 52 millones. De aceite de soja se registraron ventas por 180 millones de dólares.
“En total, todas las anotaciones implican un total de US$612 millones, aproximadamente, plausibles de ingresar a las arcas estatales (en un 80%) bajo el nuevo régimen de liquidación 15 días post DJVE. La pregunta del millón es: ¿está funcionando de acuerdo a lo planeado o por debajo de las expectativas de Economía?”, analizó el consultor Javier Preciado Patiño.
Los dólares que necesita el Gobierno no ingresan con la celeridad que demandan las escuálidas reservas del BCRA.
El FMI y sus trabas
El Gobierno apuesta todo a los fondos frescos del FMI. Por su parte, el organismo supranacional (que tiene injerencia sobre la soberanía del país) levanta sus pulgares en fotos públicas pero todavía escatima los recursos que le fueron pedidos por el país.
“El FMI está en desacuerdo con la política cambiaria del gobierno. Difícilmente el organismo otorgue dólares para sostener una política de apreciación cambiaria que coloca al peso como la segunda moneda más apreciada del mundo”, puede leerse en el último informe de la consultora Vectorial.
Con un tipo de cambio atrasado, el Gobierno deberá seguir buscando artilugios para cerrar su esquema financiero, que al mismísimo Caputo le cuesta definir. En una reciente entrevista televisiva, sostuvo que no había atraso cambiario sino que había “un adelantamiento de precios”.
La consultora PxQ contraargumentó: “Luego de la devaluación de diciembre de 2023, el tipo de cambio oficial sufrió una apreciación real del 34% y el tipo de cambio paralelo de 57%. La economía argentina está más abierta (con desregulaciones), nuestros codiciosos empresarios están más amenazados por la competencia y, así y todo, los productos en el mercado local son más caros que en el internacional. Conclusión: no se adelantaron los precios, se atrasó el tipo de cambio”.
La apreciación cambiaria preocupa al Fondo por la dificultad que genera para la acumulación de reservas. Esto ha sido expuesto por el FMI en su reciente evaluación ex post del Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés) firmado con el país en 2022.
En dicho informe se menciona que “la presencia de amplios controles de cambios remanentes (que deberán suprimirse para aliviar las distorsiones y recuperar el acceso a los mercados de capitales) y la apreciación del tipo de cambio real como consecuencia de la estrategia de crawling peg, podrían dificultar la acumulación de reservas”.
El mayor opositor al Gobierno nacional podría ser -ironías de por medio- el mismísimo Fondo si es que, al final del recorrido, le escatima los recursos que piden en tándem Milei - Caputo.