Así se festeja en la tierra de Messi: Santa Fe, fiesta y locura por la Selección Argentina

Rosario, provincia de Santa Fe, no se quedó atrás con los festejos por el triunfo de la Selección Argentina en la final de la Copa del Mundo. 

18 de diciembre, 2022 | 18.27

Los rosarinos no aguantaron a ver la postal de su coterraneo sosteniendo la tan preciada Copa del Mundo. Cuando el árbitro pitó el final del partido, fuegos artificiales, bombas de estruendo, bocinazos y vuvuzelas comenzaron a sonar por todas las calles de Rosario. El estallido de un entusiasmo contenido se hizo escuchar en toda la cuna de la bandera, con caravanas que inundaron las calles de la ciudad.

Los colores de la albiceleste colgando de los autos tiñeron las principales arterias de la ciudad que conducen al Monumento, que no tardó en estallar de gente que se autoconvocó a festejar el tercer título mundial de fútbol de Argentina.
 

Niños, jóvenes, padres con sus hijos, generaciones que ya cargaban con los dos anteriores títulos y lagrimeaban con la emoción de cantar el tercero después de 36 años de quedarse con las ganas. Todos peregrinando, lentamente pero con seguridad hacia el Parque Nacional a la Bandera al grito de "Muchaaaachos".

El operativo de seguridad comprometió a un gran número de efectivos policiales que se repartieron entre los barrios Arroyito y el Centro de la ciudad, debido a que en el mismo momento en que Argentina se consagraba campeón del Mundial de Qatar, el club Rosario Central llevaba adelante los comicios para elegir una nueva comisión directiva. En una ciudad donde el fútbol define pasiones casi por rivalidad (entre los hinchas de Central y de su clásico rival Newell’s Old Boys), el triunfo del seleccionado argentino derramó sobre la ciudad una concentración que terminó  por transformarse en una auténtica fiesta popular.

La bebida fresca, la espuma, el papel picado fueron moneda corriente a medida que la tarde avanzaba. Hinchas de todos los puntos de la ciudad se hicieron llegar al emblemático sitio donde se vio flamear por primera vez la enseña argentina.

Pasadas las 20, lo único que había caído era el sol: los bocinazos, las banderas, los festejos, la pintura facial albiceleste y la euforia rosarina por un tercer título mundial seguían llenando el aire urbano de felicidad.

El festejo de Santa Fe por la Copa del Mundo