Dos populares salas teatrales del circuito independiente porteño como lo son Gargantúa y Luisa Vehil cierran sus puertas este mes debido a decisiones inmobiliarias y muestra el impacto de la crisis económica en la cultura. El primer recinto fue donde el popular cantor Julio Sosa se presentó por primera vez en Buenos Aires en la década del 40, durante la época dorada del tango.
A comienzos de este último mes del año se difundió el sorpresivo anuncio del cierre de la sala Gargantúa, un faro cultural del barrio de Chacarita, que contaba con más de dos décadas de historia y un presente pujante que no vaticinaba este final apresurado.
El solar ubicado sobre la Av. Jorge Newbery 3563 fue donde Julio Sosa cantó por primera vez en Buenos Aires en junio de 1949. Este lugar supo ser un bar bohemio que alternó nombres como Cacheda y Los Andes, este último era el nombre del teatro cuando se dio a conocer el “Varón del Tango”. Sin embargo, cuando el actor Ricardo Aráuz lo compró a finales de los 90’ llevaba un tiempo abandonado, tras albergar una ferretería.
La actriz Alejandra Sierra, actual directora del teatro fundado en junio de 1999 por Aráuz, detalló la situación dramática del espacio cultura en una entrevista con Daniel Sousa y explicó que hizo todo lo posible para evitar la caída definitiva del telón de un espacio del que forma parte desde sus inicios.
“Lamentablemente, yo no soy la dueña del inmueble sino que lo alquilo, y la propietaria ha tomado la decisión de vender. Hemos hecho todo lo posible para poder quedarnos pero no hubo manera”, remarcó Sierra y detalló: “El teatro se va a demoler para levantar un edificio”.
El teatro donde cantó Julio Sosa será demolido para levantar una torre
“Incluso le ofrecimos seguir hasta que la operación de venta se cierre y se aprueben los planos, pero no prosperó la idea. La dueña está muy firme en su decisión: quiere vender para que se demuela y se construya una torre”, completó la artista.
“Yo estoy desde el día uno”, rememoró Sierra con orgullo y contó que la primera obra que se ofreció en Gargantúa fue ‘Crimen y castigo’, de Fiódor Dostoyevski, con Alejandra Darín y Alex Benn dirigidos por el propio Aráuz. En tanto, la actriz se desempeñó como mano derecha del propietario desde entonces hasta su fallecimiento en 2017. “Cuando él murió, su viuda me ofreció continuar con el espacio como directora y pasé a ser inquilina”, explicó.
Cabe señalar que el Teatro Gargantúa ocupa unos 250 metros cuadrados y su sala está habilitada para recibir hasta ochenta espectadores. Inicialmente, la capacidad era menor porque existían dos columnas ubicadas en el centro del espacio, pero posteriormente pudieron retirarlas para alcanzar el aforo actual. Se utiliza en formato de café-concert, con pequeñas mesas donde se puede tomar y comer algo durante las funciones, como con butacas tradicionales.