Tras las comidas abundantes de Nochebuena y Navidad, las sobras suelen llenar la heladera y la tentación de seguir disfrutándolas dura varios días. Sin embargo, conservar los alimentos por más tiempo del recomendado puede transformarlos en un riesgo para la salud. Las altas temperaturas del verano y la exposición prolongada fuera de la heladera favorecen la proliferación de bacterias capaces de provocar intoxicaciones alimentarias, por lo que la clave está en manipular y almacenar correctamente cada plato.
Según la licenciada en Nutrición Ana Chezzi (MN 2245), los alimentos cocidos deben guardarse en la heladera apenas se enfrían, ya que el desarrollo bacteriano ocurre con mayor rapidez entre los 4 °C y 60 °C, conocido como el rango de “zona de peligro”. En días calurosos, especialmente si la temperatura ambiente supera los 32 °C, el tiempo de espera debe reducirse aún más, lo ideal es refrigerar las sobras dentro de la primera hora. Dejar los platos demasiado tiempo fuera del frío aumenta el riesgo de enfermedades como salmonelosis o infecciones por Escherichia coli, que pueden causar diarrea, vómitos, fiebre y dolores abdominales, síntomas especialmente peligrosos para niños, adultos mayores o personas con defensas bajas.
Para evitar la contaminación cruzada, los especialistas recomiendan usar utensilios limpios, separar las carnes crudas del resto de los alimentos, lavarse bien las manos antes de manipular comida y evitar cocinar si se presentan síntomas gastrointestinales, ya que podrían transmitirse virus como el norovirus.
Cuánto tiempo se puede guardar las sobras de Navidad en la heladera
Respecto del tiempo máximo de conservación en la heladera, la nutricionista de Mayo Clinic Katherine Zeratsky indica que las sobras pueden mantenerse entre tres y cuatro días de manera segura. En ese período, carnes, pescados, guisos y preparaciones similares duran entre dos y cuatro días, mientras que las ensaladas ya condimentadas apenas resisten 24 horas, ya que los aderezos aceleran su deterioro. Si no se planea consumirlas pronto, lo más conveniente es congelar las porciones. Por ejemplo, en el freezer pueden guardarse hasta tres meses, aunque conservan mejor su sabor dentro de los primeros.
Los especialistas advierten no confiar únicamente en el olor o el aspecto del alimento, las bacterias peligrosas no siempre alteran el color ni el aroma, por lo que ante la duda, es preferible desechar. Para prolongar la frescura, se recomienda dividir las sobras en porciones pequeñas, guardarlas en recipientes herméticos, etiquetarlos con la fecha de guardado y recalentar hasta los 74 °C, removiendo bien para evitar zonas frías.
