El mewing es una técnica que tomó a las redes sociales por asalto, prometiendo resultados sorprendentes para quienes buscan una mandíbula más definida. Este ejercicio, que consiste en mantener una postura específica con la lengua, se ha convertido en tendencia gracias a influencers y videos virales que aseguran que es la clave para una apariencia perfecta en selfies. Sin embargo, detrás de esta práctica hay más polémica que beneficios reales.
Aunque parezca una moda reciente, el mewing tiene sus raíces en la década de 1970, cuando el ortodoncista británico John Mew desarrolló la ortotropía. Este tratamiento alternativo buscaba no solo alinear los dientes, sino también mejorar la estructura facial a través de la postura oral. Décadas después, su hijo Mike Mew popularizó la técnica en su canal de YouTube, donde acumuló millones de seguidores.
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En 2018, la técnica fue rebautizada como "mewing" en honor al apellido de sus creadores. Desde entonces, fue promovida como una solución estética para adultos, prometiendo resultados como una mandíbula más marcada, reducción de la papada e incluso beneficios para la salud, como el alivio de ronquidos y problemas mandibulares. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de respaldo científico.
¿Cómo se practica el mewing?
El mewing se basa en colocar la lengua en el paladar superior, justo detrás de los incisivos, manteniendo los dientes y labios cerrados. Sus defensores sugieren realizar este ejercicio constantemente hasta que se convierta en un hábito natural. La promesa de cambios visibles sin cirugías ni tratamientos complejos ha atraído a una amplia audiencia, pero los especialistas advierten sobre sus riesgos.
Los riesgos del mewing según los expertos
Pese a su popularidad, muchos profesionales de la salud dental alertan que forzar la posición de la lengua puede ser contraproducente. Algunos riesgos incluyen alteraciones en la articulación temporomandibular y el desplazamiento incorrecto de los dientes. Además, en 2019, Mike Mew fue expulsado de la Sociedad Británica de Ortodoncia por promover tratamientos no respaldados científicamente.
El impacto de las redes sociales en la salud
El éxito del mewing en plataformas digitales es un ejemplo más de cómo internet puede ser un trampolín para pseudoterapias. Aunque la técnica cuenta con detractores en la comunidad científica, sigue ganando adeptos gracias a la influencia de creadores de contenido.
Es importante recordar que, cuando se trata de salud, los consejos de profesionales cualificados deben prevalecer sobre las tendencias. Priorizar el bienestar sobre la estética es clave para evitar problemas a largo plazo.