La brutal represión del miércoles 12 en la marcha de los jubilados tuvo una imagen que evidenció el brutal accionar de las fuerzas de seguridad a cargo de la Ministra de esa área, Patricia Bullrich. Mientras una jubilada protestaba en la vereda levantando su bastón e intentando decir unas palabras, un policía la rocía con gas, el otro la golpea con el codo. Ella cae al suelo frente a la mirada de todos y la inacción de las fuerzas que ni siquiera se dio vuelta para asistirla. La imagen conmovió a todos y se viralizó rápidamente. La Ministra en declaraciones a los medios la trató de “patotera” y respaldo el accionar de las fuerzas.
La jubilada en cuestión es Beatriz Blanco, de 81 años. Desde hace dos meses empezó a ir a manifestarse al Congreso, lo hace de manera autoconvocada y allí, se encuentra con otros que comparten su lucha.
Desde que ocurrieron los hechos su familia no descansa, Paula, su hija, atiende a la prensa y brinda detalles sobre la denuncia penal realizada hacia la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich y el responsable del operativo. “Hicimos una denuncia penal por lesiones agravadas y estamos a la espera de qué puede pasar. Lo único que pedimos es que haya justicia” sostiene Paula a El Destape. La denuncia alcanza también al responsable del operativo y a dos miembros de las fuerzas policiales que por el momento no han sido identificados.
Cuando es consultada respecto a los dichos de la funcionaria a los que hace referencia a su madre como una “jubilada patotera” Paula responde: “Acá la única patotera es Patricia Bullrich, mi mamá solo estaba tocándole el hombro. Estaba en la vereda ella fue la última que subió porque por su edad, le cuesta movilizarse rápido y le decía al policía ‘¿por qué me empujas?’, fue entonces cuando un policía la roció y otro la empujó con el codo” relata Paula que vio la imagen por la televisión en vivo y en directo, conmoviéndose sin percatarse que era su madre, quince minutos después una amiga de Beatriz la llama y le comentan lo que le había ocurrido y que había sido trasladada, primero al hospital Churruca y posteriormente al Hospital Argerich. Allí le dieron un par de puntos, le realizaron una tomografía y a las horas fue dada de alta.
Beatriz es el símbolo de las diferentes historias de vida que circulan todos los miércoles en el Congreso de la Nación. Trabaja desde los 14 años, fue costurera, administrativa, cuidó niños en una familia, casera en una quinta. Se jubiló a los 60 años y hoy lucha por una jubilación digna junto a otros todos los miércoles. Muchas veces sus hijos la acompañan.
Frente a la consulta de El Destape si este hecho violento hacia ella la asustó o le dejó un hecho traumático, su hija Paula responde con honda convicción: “Está mas fuerte que nunca” y aclara que el golpe y la agresión solo reafirmaron sus ganas de continuar luchando por las mejoras salariales de los jubilados. “El próximo miércoles vamos a ir y la vamos a acompañar, esta lucha continúa” sostuvo Paula.