Adolescentes trans se enfrentan a la crueldad de Milei y demandan poder continuar los tratamientos hormonales

26 de febrero, 2025 | 19.00
Adolescentes trans se enfrentan a la crueldad de Milei y demandan poder continuar los tratamientos hormonales Adolescentes trans se enfrentan a la crueldad de Milei y demandan poder continuar los tratamientos hormonales

Camila accede a la entrevista con su mamá al lado y el hermanito de menos de un año saltando entre los brazos de las dos. El flequillo le llega hasta los anteojos, la boca está apretada como la de quien desconfía y prefiere controlar las palabras que dejará salir. Le gusta el metal aunque con su banda, al frente de la batería, elige el pop o el rock. Tiene 15 años, es una adolescente trans que pasó a cuarto año sin ninguna materia previa. “Es buena alumna”, dice la madre, orgullosa.

Sergi tiene 16, una remera de Cannibal Corpse, un piercing en la nariz y jura que no puede estar sin los auriculares puestos. La verdad, dice, aunque tenga preferencia por el hardcore, escucha todos los géneros. En la entrevista virtual, Sergi está solo del otro lado de la pantalla, seguro de querer hablar, tan seguro como de haber firmado la presentación del amparo judicial -igual que Camila y que Alito- para que no se interrumpa el tratamiento hormonal que recibe y le permite expresar su identidad de género masculina: “Me acuerdo ese día que estaba ahí con la médica y me dijo que ya no me podía dar más la receta. Te juro que sentí que se me bajaba la presión. O sea, la vista se me anuló, te lo juro. Fue re feo".

--¿Y no te dio ninguna opción en ese momento? 
--Nada. No pueden hacer nada los médicos. Porque también corren el peligro de que les revoquen la licencia.

El DNU 62/2025 que firmó Javier Milei apenas unos días después de la Marcha Antifascista y Antirracista Lgbtiqnb+ prohibiendo tratamientos hormonales para adolescentes trans es una letra que se imprime en determinados cuerpos, se mete en la vida de personas que empiezan a respirar cuando consiguen ser reconocidos como quienes son por sus pares, por sus familias, en la escuela, en el club; también en las iglesias. Personas que están aprendiendo a crecer y a hacerse un lugar en el mundo. 

Según un estudio de la fundación Infancias Libres, dirigida por Gabriela Mansilla, la mamá de la primera niña trans que recibió su DNI sin tener que litigar con la Justicia, el 89 por ciento de las infancias trans sufren broncoespasmo, asma, reacciones cutáneas y otras dolencias que desaparecen, en la enorme mayoría de los casos, cuando pueden hablar con sus familias, cuando se refieren a elles con sus propios pronombres; cuando son escuchades al decir quiénes son. 

Alito empezó a ser llamado así, con ese nombre y pronombres masculinos,  por sus amigos antes que por su familia. Dos chicos y una chica que le ofrecieron su primer lugar seguro, “la primera sensación de ser yo”. Él no entendía del todo que le pasaba, siempre había sido parte “del grupo de los varones”, pero cuando su cuerpo empezó a cambiar en la pubertad tomó conciencia de que no era uno más. “Nunca había escuchado hablar de trans, fue una amiga la que me dijo que ella conocía a otro chico como yo y a partir de ahí empecé a investigar. Fue bueno porque dejé de creer que era el único, pero también me di cuenta de que sería un proceso largo, todavía se lo tenía que decir a mi familia.”

Ni Camila, ni Sergi ni Alito son nombres reales, sus vidas sí lo son. Son tres de los cuatro adolescentes que tomaron la decisión de presentarse a la Justicia para pedir un amparo que reconozca su derecho a expresar su identidad de género según la ley vigente que los ampara. Representades por el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez tuvieron que escribir su historia, tuvieron que explicar con sus palabras lo que significa que te quiten el piso bajo los pies justo cuando empezabas a pisar fuerte, a sentir la seguridad de crecer y ser reconocide en el género que cada une habita y construye para proyectarse en el día a día y también hacia el futuro. ”Desde la Sociedad Argentina de Pediatría expresamos nuestra preocupación por el impacto del DNU 62/2025, el cual podría poner en riesgo la salud de los niños, niñas y adolescentes trans”, dijeron en un comunicado firmado hace una semana atrás.

“Miedo, angustia, impotencia”, son las tres palabras que elige Alito para describir lo que sintió cuando supo de la existencia del DNU de Javier Milei. “Yo ya me sentía tranquilo, la seguridad que gané en el último tiempo, estaba mucho más contento en el día a día, y de repente…”. De repente un presidente que copia gestos para alinearse con Donald Trump, que para defenderse de su discurso violento y desafortunado en el Foro de Davos -escrito por el ultra integrista Agustín Laje- optó por ser más agresivo, por firmar un decreto en nombre de “criaturas”, a las que “les llenan la cabeza mientras son mutiladas”, todas fantasías que habitan en su pánico moral.

Alito y Sergi van a una escuela técnica, el primero todavía no tuvo que optar por una orientación aunque toda la escuela está dirigida a los saberes de la metal mecánica. Sergi eligió alimentos “que en realidad es todo química”, aunque cuando se piensa de grande se imagina profesor de Historia, “porque la memoria es fundamental”, dice. Cami estudia en un colegio nacional y también le gusta la Historia, pero ahora que está en tercero se siente más tentada por la gastronomía. En la presentación judicial cuentan con el acompañamiento de la Asociación Civil Munay (Familias de niñes y adolescentes TTNB). Esa palabra, en quechua, quiere decir: "Se cómo tú eres, te amo tal cual eres". También los acompaña la organización Orgullo y Lucha y la presentación judicial tiene la voz experta de Marisa Graham, defensora de la niñez hasta que su puesto fue dejado vacante por este gobierno.

“A mí me daría mucha vergüenza tener que hablar con el juez, ya escribí lo que quería decir, pero si lo tengo que hacer lo voy a hacer”, sintentiza Cami su propia audacia para defender sus derechos. Sergi no dudó un minuto en presentar el amparo, espera que el resultado sea positivo y que sirva para muchos otros chicos y chicas. “En general siempre me trataron bien en la escuela, salvo una profe que un día me dijo ‘vos, que no sé que sos, varón o mujer, dejá el celular”. Una agresión sin sentido pero daña la calidad de vida de las adolescencias trans. “No entiendo qué es lo que tanto les molesta, qué les afecta”, dice Cami que algunos días tiene ganas de “cerrarle la boca a Milei con una engrapadora” ¿Alguien podría acusarla por ese exabrupto? La vida que quiere vivir está en riesgo, igual que la de Alito, igual que la de muchos y muchas chicos y chicas, no importa el número, porque todas las vidas cuentan, aunque este gobiernos pretenda descartarlas.