El asteroide 2024 yr4 que impactará en 2032 con la tierra duplicó sus chances: cuáles son los riesgos reales y por qué hablan de un "invierno global" y de "evacuar"

El asteroide mantiene en vilo a la comunidad científica y a la opinión pública. Con una probabilidad de impacto del 2.2%, se convirtió en uno de los cuerpos celestes más monitoreados de la historia moderna. Especialistas en la materia desandan el historial de impactos de asteroides en nuestro planeta y el riesgo que supone para la vida humana,

13 de febrero, 2025 | 00.05
El asteroide 2024 yr4 que impactará en 2032 con la tierra duplicó sus chances: cuáles son los riesgos reales y por qué hablan de un "invierno global" y de "evacuar" El asteroide 2024 yr4 que impactará en 2032 con la tierra duplicó sus chances: cuáles son los riesgos reales y por qué hablan de un "invierno global" y de "evacuar"

La alerta por el asteroide 2024 yr4 se disparó por su proximidad a la Tierra y su potencial riesgo de impacto, generando gran controversia dentro del mundo científico: algunos advierten sobre un posible “invierno global” similar al que extinguió a los dinosaurios, mientras que otros sostienen que los efectos serían localizados.

El historial de impacto de este tipo de asteroides en nuestro planeta data de hace al menos unos 46.000 millones de años con resultados dispares: destrucción de bosques en Rusia, cráteres gigantes como el de la Península de Yucatán en México, “inviernos globales” que congelaron gran parte de la superficie de la Tierra hasta eventos de extinción masiva con la muerte de más del 75% de la especies que habitaron nuestro suelo. 

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Estos cuerpos tienen su origen en el cinturón de asteroides, una región entre Marte y Júpiter donde habita la mayor parte de estos objetos. Aunque están sujetos a muchas variables, las perturbaciones gravitacionales pueden modificar sus trayectorias y acercarlos a nuestro planeta. Se trata de un objeto de entre 50 y 100 metros de diámetro, perteneciente a la categoría de los Near Earth Objects (NEOs), asteroides cuya órbita se encuentra cerca de la Tierra

Si bien la probabilidad de colisión en términos nominales es baja (registra en este momento el 2.2%) , es de las más altas registradas en nuestra historia, por lo que su trayectoria es objeto de un seguimiento riguroso. ¿Qué significa realmente esta cifra y cómo se monitorean estos asteroides en caso de amenaza real?

"Los NEOs provienen del cinturón de asteroides y particularmente el 2024 YR4 es un asteroide tipo Apolo", explica la doctora en astronomía, docente especialista en mecánica celeste de la Universidad Nacional de la Plata e investigadora del CONICET, Romina Di Sisto. A pesar de que la mayoría de estos cuerpos siguen trayectorias estables, los cambios en su órbita pueden volverlos potencialmente peligrosos.

La probabilidad de impacto del 2024 YR4 se ha establecido en un 2.2%, una cifra notablemente superior a la de la mayoría de los asteroides monitoreados. Sin embargo, esta probabilidad puede cambiar con el tiempo. "Las órbitas de los cuerpos pequeños en el sistema solar están sujetas a la gravedad del Sol y a perturbaciones de los planetas y demás objetos del sistema solar"", señala Di Sisto.

"En caso de colisión, las consecuencias dependerán de múltiples factores, como su composición y el ángulo de entrada en la atmósfera. Se estima que un impacto de un asteroide cómo 2024 YR4  podría generar un cráter de hasta 1.5 kilómetros de diámetro y causar una devastación local en un radio de hasta 50 kilómetros, lo que tampoco supone un riesgo para la vida humana" comenta la especialista.

¿Se viene un "invierno global"?

Respecto del “invierno global”, la especialista sostiene que algo de polvo llegaría a la atmósfera pero decantaría en pocos días. “Lo que sucede es que están mezclando las noticias. Se confundió el caso de Bennu con el del 2024 YR4, y eso generó pánico innecesario” remarca Di Sisto.

Eventos similares han ocurrido en la historia reciente. En 1908, el impacto de un objeto de aproximadamente 60 metros en Tunguska, Siberia, arrasó 2.000 kilómetros cuadrados de bosque sin dejar cráter. Más recientemente, en 2013, el meteorito de Chelyabinsk, de unos 30 metros, explotó en la atmósfera y generó una onda expansiva que dañó edificios y provocó heridas leves en más de mil personas.

“Estos impactos no se comparan con el que extinguió a los dinosaurios hace 66 millones de años. Aquél asteroide, de aproximadamente 10 kilómetros de diámetro, generó un cráter de más de 180 kilómetros y desató un invierno global. Este tipo de eventos son extremadamente raros y ocurren cada 100 millones de años” comenta Di Sisto tras ser consultada.

A nivel global, agencias espaciales como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) se encargan de rastrear los NEOs y calcular su potencial peligro. Una de las estrategias más prometedoras en la defensa planetaria ha sido la misión DART de la NASA, que en 2022 logró desviar la órbita del asteroide Dimorphos mediante un impacto cinético. Sin embargo, aplicar este método a un asteroide en órbita solar, como el 2024 YR4, requeriría una mayor cantidad de energía y planificación dado el tamaño y la trayectoria del asteroide. Otra alternativa sería la destrucción del asteroide antes de que alcance la Tierra. Sin embargo, esto conlleva riesgos: si la fragmentación ocurre demasiado cerca, los restos podrían representar una amenaza. La clave está en detectarlos con suficiente anticipación para aplicar estrategias de mitigación efectivas.

“Si ninguna de estas opciones fuera viable y el impacto fuera inminente, la estrategia final sería la evacuación de la zona afectada. Afortunadamente, la tecnología actual nos permite prever con precisión el lugar de impacto, brindando tiempo para tomar medidas preventivas”, remarca la investigadora del CONICET.

El aporte argentino, crucial para el monitoreo de asteroides

Si bien el monitoreo de NEOs es liderado por agencias internacionales, el aporte de científicos locales en la observación y modelado matemático es fundamental. "Nosotros, en La Plata y en Argentina, tenemos grupos de investigación dedicados a estudiar estos objetos", destaca Di Sisto.

En Argentina, diversos grupos de investigación contribuyen al estudio de los asteroides y la dinámica orbital. Instituciones como el Instituto de Astrofísica de La Plata trabajan en modelos que permiten mejorar la predicción de trayectorias, lo que resulta clave en la evaluación de riesgos a largo plazo.

“Si bien la probabilidad de impacto sigue siendo baja, el monitoreo continuo permitirá reducir la incertidumbre y, en caso de ser necesario, evaluar estrategias de mitigación. La clave es el tiempo: cuanto antes se detecte una amenaza, mayores serán las chances de evitar una catástrofe” finaliza Di Sisto