La casa donde Diego Maradona pasó sus últimos días fue motivo de debate y controversia. Ubicada en el barrio San Andrés de Villanueva, en Tigre, esta propiedad fue alquilada para garantizar que el astro estuviera cerca de sus hijas y recibiera la atención médica necesaria tras su cirugía por un hematoma subdural. Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron críticas sobre las condiciones en las que vivía y las decisiones que se tomaron respecto a su cuidado.
El inmueble, que inicialmente fue acondicionado para brindarle comodidad, se convirtió en el centro de la investigación judicial que busca esclarecer si hubo negligencia en la atención del exfutbolista. La Fiscalía de San Isidro investiga un posible “homicidio culposo” y llevó a cabo allanamientos en los domicilios de los profesionales de la salud involucrados. Además, declaraciones de familiares y allegados han revelado detalles sobre la vida de Maradona en sus últimos días y la falta de infraestructura médica adecuada en la vivienda.
La casa, de dos plantas, cuenta con varias habitaciones, pero Maradona fue alojado en la planta baja, en un espacio originalmente destinado a ser un playroom. Allí se le instaló una cama de dos plazas, un sillón masajeador y un televisor, además de un inodoro ortopédico para evitar traslados innecesarios. La propiedad también ofrece una vista al lago, un jardín y una galería, espacios que, según testimonios, fueron disfrutados por el exjugador en los primeros días antes de que su estado anímico comenzara a deteriorarse.
Cómo era la casa donde vivió Maradona en sus últimos días
El contrato de alquiler de la propiedad fue firmado por su hija Jana y los costos fueron cubiertos por Matías Morla, su abogado. La casa fue elegida con urgencia para que Maradona pudiera permanecer en un entorno controlado tras su operación. Si bien se adecuó parte del lugar para sus necesidades, la familia ha expresado que las condiciones no eran las óptimas.
La planta alta de la casa tiene cuatro habitaciones, incluida una suite principal que, en un principio, estaba destinada a Maradona. Sin embargo, por indicaciones médicas, se decidió que se quedara en la planta baja para evitar el esfuerzo de subir escaleras. Además, en la solicitud de la psiquiatra a la prepaga, se especificó que la casa debía contar con enfermeros especializados en adicciones, médicos neurólogos y clínicos, además de una ambulancia en caso de emergencias. No obstante, solo se garantizó la presencia de enfermeros en turnos rotativos.
El día de su fallecimiento, en la casa se encontraban varios profesionales y allegados, entre ellos el psicólogo Carlos Díaz, la psiquiatra Agustina Cosachov, su sobrino Jony Espósito y su secretario personal, Maxi Pomargo. Fue el equipo médico quien encontró a Maradona sin signos vitales en la habitación-playroom. La investigación sigue en curso, buscando determinar si se tomaron las medidas adecuadas para su cuidado o si hubo negligencias que contribuyeron a su trágico desenlace.
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