El turismo, tanto extranjero como interno, que se proponga recorrer Buenos Aires, puede pasear por las calles porteñas para conocer todo tipo de historias, secretos y curiosidades que se encuentran al alcance de cualquiera.
En este sentido es que el Cementerio de la Recoleta aparece como un lugar predilecto para el turismo amante de las curiosidades y las historias más increíbles. Es que este lugar del descanso eterno encuentra todo tipo de relatos increíbles.
Así es el de esta pareja que, tal como estuvieron distanciados en vida, lo harán para toda la eternidad: se trata de Tiburcia Domínguez y Salvador María del Carril, quienes son los protagonistas del matrimonio "inmortal".
Cementerio de la Recoleta: quiénes son Tiburcia Domínguez y Salvador María del Carril
Salvador María del Carril, vicepresidente de Justo José de Urquiza, contrajo matrimonio con Tiburcia Domínguez en 1831, mientras permanecía exiliado en Uruguay durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Ella era 16 años menor que él, por lo que en ese momento del Carril tenía 33 años de edad, y ella apenas 17.
En sus primeros largos 25 años de matrimonio no hubo mayores complicaciones, como si las hubo tiempo después. Es que estos problemas parecen haber empezado cuando mejoró la situación económica de del Carril, quien recibió una herencia de su familia y de compartir algunos emprendimientos con Urquiza.
Allí fue cuando Tiburcia descubrió su afición al lujo y la extravagancia: padecía una compulsión por gastar dinero en joyas, perfumes y vestidos. Esto fue motivo de discusión constante para la pareja, ya que su marido le reclamaba que cuidara sus gastos.
Lo anecdótico ocurrió cuando Salvador murió: Tiburcia heredó una considerable fortuna y, como último acto de venganza, encargó un mausoleo en el que las estatuas de ambos miran en direcciones opuestas, las que hoy se ven en día.
Además, en su testamento, Tiburcia dejó claro que no quería que su esposo la mirara ni en la eternidad. Al recorrer las calles del Cementerio de la Recoleta, se ven las estatuas de los dos cónyuges, las cuales se mantienen, separadas y mirando en direcciones opuestas, como un recordatorio de su conflictiva relación.
La trágica historia de Liliana Crociati, inmortalizada en el Cementerio de la Recoleta
Estos pasillos del Cementerio de la Recoleta esconden muchas historias, mitos y leyendas que valen la pena conocer. Así es el caso de una de las estatuas más llamativas de este lugar, la cual esconde detrás una trágica historia, la de Liliana Crociati. Conocela acá.