"Huele a naftalina", resumió el gobernador Axel Kicillof lo que se conoció de la reforma -o "modernización"- laboral, que le resultó muy parecida a lo que se buscó implementar en los noventa, sin éxito. "Es un fantoche de la época del Consenso de Washington", agregó. También desde el estudio laboral Recalde y desde la CTA de Hugo Yasky trazaron un panorama de un conjunto de medidas "viejas y remanidas" que apuntan a cercenar derechos de los trabajadores e incrementar los poderes de los empresarios. "Para garantizar los resultados perseguidos se propone debilitar a los sindicatos y todo esquema de defensa gremial, así como la limitación del acceso a la justicia laboral", concluyeron,
Kicillof aceptó que las leyes deben adecuarse a las nuevas relaciones laborales y al surgimiento de las nuevas tecnologías, pero que los lineamientos de la reforma que se van conociendo no es otra cosa que más de lo mismo. "Esto es consagrar un régimen de desprotección", concluyó el gobernador bonaerense, que comparó este proyecto con lo que se hizo en España o México donde se buscó darle algún tipo de cobertura a los trabajadores de plataformas.
