Se adelantó el calendario electoral y ya aparecieron las primeras peleas para demarcar el escenario político. Límites para la reedición de Juntos por el Cambio, batallas en la Ciudad y la provincia, conveniencias, especulaciones y un nuevo (no tan nuevo) vínculo entre Mauricio Macri y el gobierno nacional.
Sobre el cierre de la semana, sorprendió el violento cruce, en redes sociales, de dirigentes PRO a Martín Lousteau. El senador acusó a Mauricio Macri de acordar con el gobierno a cambio de mantener sus negocios. “Les dolíó”, se advirtió desde filas boina blanca. Dentro de las réplicas al radical, la vice amarilla, Soledad Martínez, lanzó un duro mensaje, le recordó que obtuvo su banca “gracias a Macri” y chicaneó no recordar “algo bueno que haya hecho Lousteau para la Argentina”. En orillas centenarias se lo tomaron con humor: “El PRO es el ejército de trolls de (Javier) Milei”, le dijo a El Destape una fuente de la UCR.
La pelea no puede no leerse en términos electorales. La banca de Lousteau en el Senado está en disputa. El legislador porteño verá vencer su mandato el año que viene, y el panorama capitalino complejizó su mantenimiento. Por eso se empezó a hablar de la posibilidad de una migración hacia Diputados, con una posibilidad de ingreso más holgada.
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Como viene contando este medio, en la CABA – pero también en otros distritos – hay expectativas por el resurgimiento de Juntos por el Cambio. Supervivencia. El armado incluiría a larretistas (tal vez con el propio Horacio Rodríguez Larreta como protagonista -, dirigentes de la Coalición Cívica, de la UCR, de Confianza Pública y otros aliados. En esa alianza electoral, el PRO no tiene la puerta cerrada.
Sin embargo, el cruce entre el macrismo y Lousteau revalidó la frase de un joven dirigente amarillo, aunque ahora distanciado de Mauricio: la restauración de Juntos por el Cambio no puede basarse en un acuerdo con Macri, porque hay muchos dirigentes heridos, molestos con su figura. Para un referente del PRO, ahora más alejado del armado, el partido se transformó en un club de amigos del ex presidente.
Por la Ciudad, la UCR deberá renovar dos bancas de Diputados y una (la de Lousteau) del Senado, mientras que el PRO pondrá en juego tres diputaciones y una senaduría. El rol que el macrismo pueda establecer con La Libertad Avanza será clave para retener la propia o no. Desde orillas amarillas se entendió que, bajo ningún concepto, el macrismo quedará tercero en la elección 2025, por lo tanto podrá meter uno o dos representantes para la Cámara Alta.
Como ya contó El Destape, Mauricio quiere que el PRO compita en la Ciudad y no tiene intenciones de ser candidato, aunque algunos no descartaron esa posibilidad para darle impulso al partido. En ese caso, la ministra de Seguridad podría ser candidata. Con un tuit, el legislador Juan Pablo Arenaza la postuló para ese lugar, sin nombrarla. Para el bullrichismo, la ministra "arrasa" si se lanza. Juan Manuel López hizo lo propio con Elisa Carrió.
Según la lectura de libertarios y bullrichistas, LLA debería triunfar en tierras porteñas y el PRO, sin un acuerdo con el oficialismo nacional, quedar condenado a la derrota estrepitosa. Lo cierto es que el tercer senador se transformó en la gran pelea. Quien salga primero se quedará con dos bancas y el segundo con la última.
Patricia Bullrich pasó a formar parte de la mesa chica libertaria y se convirtió en una de las caras del armado oficialista en el interior. En su campaña presidencial, hizo un pormenorizado trabajo territorial y supo cosechar buenas relaciones con los caciques provinciales. Es, ahora, la interlocutora con gobernadores radicales y otros dirigentes del PRO que, a diferencia de Macri, quieren acompañar al gobierno en forma explícita.
La ministra de Seguridad fue descrita, por un dirigente que la orbita, como el sostén de la coalición entre Milei y el PRO bullrichista, que ya tuvo su fusión en Buenos Aires. Por su rol y su participación en el gobierno, Patricia considera que su armado tendrá prioridad, sobre el de Mauricio, a la hora de armar las lisas.
Por supuesto, esta lectura no fue compartida por filas amarillas. Los dirigentes de Macri entienden que Bullrich forma parte del gobierno y que, por lo tanto, su lugar se debería discutir en el marco de las cartas que le tocarán al oficialismo. Buenos Aires, tal vez, sea la principal batalla.
Después de la sanción de la Boleta Única en Papel, la elección provincial quedará despegada, por modalidad, de la nacional. Este cambio electoral, se espera en el PRO, diluirá las posibilidades de que algunos intendentes traicionen al espacio amarillo para acercarse al libertario y buscar la tracción de sus figuras nacionales (o figura, en singular).
Todavía no está clara la alianza que hará la derecha en Buenos Aires, pero la unidad apareció como la única opción para ganarle al peronismo. Sin embargo, salvo Milei, el resto de los dirigentes no quiere acordar. Así, la relación sigue tirante pese a algunos gestos. Según confió un dirigente, con los cambios en la secretaría de Energía mejoró el vínculo, hubo un cambio en la actitud libertaria consecuencia de la debilidad explicitada con los vetos presidenciales que La Libertad Avanza pudo sostener “cortando clavos”. Por esta situación, se entendió en filas amarillas, no podían seguir tensionando.
Sin embargo, desde el entorno de Macri, consideraron que todo sigue igual, que el PRO no pasó a ocupar lugares centrales, que este recambio de figuras obedeció a un pedido de Milei y que el partido no votará, en el Congreso, como lo venía haciendo hasta ahora si no se conforma una mesa de articulación parlamentaria. El último contacto de Cristian Ritondo con “esa gente” fue el lunes, en la numerosa y habitual reunión con el gobierno y el MID.
El macrismo hará lo posible, como también LLA, para fortalecer su propia fuerza y, llegado el cierre de listas el año que viene, barajar, tirar las cartas y ver qué mano le tocó a cada uno para definir los términos de la negociación. Para el PRO, Milei podría llegar golpeado a las elecciones producto de la falta de resultados en la economía.
Durante la semana, El Destape mostró resultados reveladores de un estudio focal de Proyección Consultores: los votantes de Juntos por el Cambio empezaron a sufrir el ajuste y a recortar los propios gastos. Para el bullrichismo, este escenario no será un problema porque la economía repuntará, Milei ganará las elecciones y el proyecto político se perpetuará en el tiempo.
“Hay algo que une, tanto a la dirigencia de Bullrich como a su base electoral, que es la esperanza de que la economía arranque. El problema es que ninguno de los dos tiene sustento para afirmarlo. Es estrictamente esperanza. Me parece que la esperanza sin sustentación pasa a ser ilusión”, analizó Santiago Giorgetta, director de Proyección.