Patricia Bullrich no quiere ser candidata pero, si las circunstancias la obligan, está dispuesta. Juega en equipo. No es la única. La mayor parte de su armado está disponible para hacer lo que el presidente y el triángulo de hierro necesiten. Ella en la Ciudad es un claro ejemplo de eso, y Diego Valenzuela en la provincia de Buenos Aires.
Después de jugársela por el proyecto mileísta, de haber sufrido represalias amarillas y, luego de la tempestad, empezado a presenciar los anuncios de migración de dirigentes del PRO, el bullrichismo está confiado. Están seguros de haber elegido la opción ganadora y, por su apuesta a pleno, asumen que tendrán lugares codiciados en el armado de las listas pero también, para nada menor, en la configuración nacional de la opción electoral libertaria.
Ante la certeza de que al PRO de Mauricio Macri se le hizo tarde para negociar algunas cuestiones en términos aceptables, se anticipa un escenario de saltos políticos, porque el proceso de cambio hoy está liderado por “Milei y Bullrich”. El apellido presidencial incluye a los dos hermanos, Javier y Karina. Pero no puede dejarse pasar la mención, repetida, de la ministra como una pata fundamental de este primer año de gestión.
Patricia fue clave, según esta visión, para el despliegue de las medidas mileístas. El presidente pudo hacer las reformas que hizo porque tuvo esta ministra de Seguridad para bancarlo, no sólo con los operativos callejeros sino con sus contactos políticos.
Bullrich fue la autora intelectual de los radicales con peluca, que tampoco mostraron resistencias al acercarse a la Casa Rosada. Tal vez sin el acompañamiento de la ministra hubieran tenido el mismo desenlace. Pero fue ella la que generó la relación para convertir su voto y acercarlos a la aceptación de los vetos presidenciales a jubilados y universitarios. Estuvo, incluso, en la foto.
La dirigente forma parte de la mesa política violeta y sus contactos, su territorio, serán clave en este 2025. Eso genera algunas resistencias. El entorno presidencial empezó a limitarla. Ella acercó a los radicales, el entorno continuó con la relación, por poner un ejemplo. Saben que si a Patricia le dejan vía libre, puede terminar ocupando más de lo esperado.
Esta tensión no fue calificada como una interna sino como un cerco a su personalidad avasallante. Por el momento, el bullrichismo no quiere saber nada con enfrentarse a Karina porque, de hacerlo, terminaría expulsado del armado libertario. “El jefe es el jefe”, se dice.
La guerra de La Libertad Avanza es con el PRO. Esta es una crítica que suele hacerle el partido referenciado en Macri: “Las Mabeles le van a recriminar a Milei que lo votaron para terminar con Cristina, no con Mauricio”, se repite en las filas amarillas con referencias claras a la caída de Ficha Limpia o los posibles pactos con el peronismo por la eliminación de las PASO, calificados ambos como graves errores libertarios.
En la Ciudad, el bullrichismo no sólo trabaja en una posible candidatura de Bullrich 2027 sino que no descarta tener que hacer campaña por ella el año que viene. “Si se presenta Macri, va Patricia”, se advierte una y otra vez. Por ahora, ninguna de esas postulaciones es un hecho. Lo cierto es que el armado oficialista, lejos de lo que empiezan a plantear algunas encuestas, descree de una derrota porteña del gobierno.
Para los liber-bullrichistas, la elección se nacionalizará de tal manera que el desdoblamiento capitalino no surtirá ningún efecto. Además, los Milei no van a entregarse tan fácil ante el poderío PRO de la Capital Federal. Van a poner todo lo que puedan poner, incluso en cargos locales, y, si no tienen nada para proponer, lo van a salir a buscar. ¿Podría ser alguna figura de los medios?
En Buenos Aires el escenario es bastante similar. Los liber-bullrichistas piensan que pueden ganarle a Axel Kicillof pero, para eso, apuestan por la unidad de la oposición. ¿A nivel partidos políticos? No, a nivel dirigentes. El sector de Patricia, por lo anticipado de su desembarco en filas mileístas, cree que va a tener lugares excepcionales en la lista.
Pese a saber que no son puros, sino aliados, pueden ganar mucho en 2025. El PRO tiene que renovar siete diputados, de los cuales sólo uno es de Patricia y los otros seis de Mauricio. La ministra retendrá el que pone en juego y, tal vez, sumará uno más. Ganancia del 100%. Con Macri no piensan ser tan generosos. Si el macrismo podría estar dispuesto a acordar meter sólo cinco nombres, el armado oficialista piensa en darle uno o, a lo sumo, dos. Poco tentador.
Diego Santilli, el nombre del PRO para competir, no quiere perder y, según el sector liber-bullrichista, tampoco tiene chances de ser candidato de unidad. Se puede acordar con él, así como con otros, con el agregado de que los libertarios no quieren entregarle la cabeza a un dirigente que no sea puro.
Por el momento, la cara elegida por Javier Milei es la de José Luis Espert, que ya estuvo de recorridas. Una de ellas fue con Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero que apuesta a conseguir la gobernación en 2027. De excelente vínculo con alcaldes de distintos signos políticos, se referenció en la gestión de Milei con una política de austeridad e impositiva calcada a los reclamos de la Casa Rosada.
Valenzuela y Milei fueron juntos a la Facultad y, como en otras ocasiones, volvió a tener un encuentro privado con el presidente este viernes, para hablar de economía. Es uno de los pocos dirigentes que consiguió este nivel de imagen íntima, privada, de cotidianeidad con el jefe de Estado. El vínculo personal puede funcionarle para catapultarse como candidato, para sobreponerse a otros nombres que tengan las mismas aspiraciones.
Como Bullrich en CABA, Valenzuela es un jugador de equipo y estará donde el presidente lo necesite. Hoy es acompañando la candidatura de Espert que, pese a tener la bendición de Milei, tiene resistencias. Con el correr de los meses puede ser en otro rol, aunque su objetivo principal sea el 2027.
En definitiva, este año habrá dos claves. En primer lugar, el destino de la Ciudad. El panorama es, cada vez con más vigor, el de una competencia entre libertarios y macristas. Para los primeros, la gestión de Jorge Macri no va a aguantar, los porteños le pasarán factura en las urnas y el mileísmo no va a regalarle ningún resultado a Mauricio. Aseguran que la marca de La Libertad Avanza mide bien, cerca de 30 puntos que, si bien no ganan la elección, colaboran.
En segundo lugar, hasta dónde está dispuesto a llegar el PRO. Si presentará batalla hasta el final, con la amenaza de una desconocida capacidad de daño, o si en algún momento se rendirá. En el macrismo repiten, en estos tiempos, que al gobierno no le conviene hacerlos enojar.