La paz armada, de Milei a Trump

La Libertad Avanza humilla a Macri y proyecta la estabilidad electoral con nueva deuda y represión. El Fondo vuelve con elogios y sin pagar costos. La regresión del peronismo y la interna en el trumpismo por la salida para Venezuela.

11 de enero, 2025 | 20.28

Entre las explicaciones que busca para justificar el presente, Mauricio Macri vuelve siempre al punto de partida. Se enfoca en noviembre de 2015, cuando la ventaja de 9 puntos sobre Daniel Scioli que le daban las encuestas comenzó a recortarse y derivó en un triunfó agónico por menos de 680 mil votos. Peleado con la autocrítica, el ex presidente compara su primer día en la Casa Rosada con el aire inicial que disfrutó Javier Milei, después de haber derrotado a Sergio Massa por 12 puntos de ventaja y casi 3 millones de votos de diferencia. Macri piensa que ahí, y en el contexto de una sociedad que ahora convalida el ajuste brutal que antes rechazaba, está la debilidad que hoy lo afecta cuando tiene que mendigarle a Milei espacios de poder. 
El panelista que se ofrece como sepulturero de la clase política no solo disfrutó su ventaja apabullante sobre el último ministro de Economía del Frente de Todos: además, se montó en el descontrol inflacionario y la novela autodestructiva del peronismo de la unidad para llegar a la presidencia en tiempo récord con una motosierra como bandera. 

En su segundo año como inquilino de Olivos, el hombre gris desconcierta a Macri con sus idas y vueltas. Para el ingeniero que la Corte Suprema acaba de beneficiar con un favor inconmensurable en la causa Correo, Milei es impredecible y creer en sus promesas es el peor de los errores. Mientras Macri insiste en armar una mesa de trabajo y amaga con una candidatura que aborrece, Milei dice una cosa y sus dos principales respaldos mandan a decir lo opuesto. La confusión es parte del plan, el caos en el que reina el líder de la extrema derecha, el presidente que vino a ejecutar el guión del poder económico con aval de los huérfanos del peronismo.

En el arranque del año electoral, Milei quiere eliminar las PASO y llegar al umbral de las legislativas con dos metas: el pago de la deuda a los acreedores externos y la reducción de la inflación. El hartazgo presidencial con las opiniones de Domingo Cavallo, reciclado ahora en el bando de los devaluadores, es un capítulo más de la pelea por ejercer el monopolio de la derecha. Milei se asume como hijo deforme del menemismo: quiere montar una estabilidad que permita transformaciones de largo plazo, mientras el mundo de perdedores se resigne a que no existe alternativa posible. Al consenso y la capitulación le suma la amenaza represiva, que Patricia Bullrich encarna día a día, con actuaciones como la del Parque Nacional Los Alerces y decretos como el que permite el despliegue de las fuerzas armadas hasta en la Plaza de Mayo. Es parte de la regresión que vive la Argentina, 30 años después del auge menemista.

Milei viene de pagar 4343 millones de dólares a los bonistas y ahora apunta a cerrar un acuerdo con el Fondo para recibir nueva deuda entre marzo y abril. El acreedor privilegiado de la Argentina acaba de dar el paso que El Destape reveló en exclusiva hace dos meses: cerró la Evaluación Ex Post del programa que había firmado con el peronismo y está listo para entregarle a Milei un préstamo adicional. Otra vez con Trump presidente, el Fondo vuelve sin haber pagado costo por entregarle a Macri y Nicolas Dujovne un crédito que representó un 1227% de la cuota permitida para Argentina y más que triplicó lo aceptado para los créditos Stand-By standard.

Volver a tomar crédito en los mercados todavía no es tan fácil. El último informe de Suramericana Visión marca que el riesgo país (544 puntos) es similar al de julio de 2016 (506 puntos), cuando Macri le pagó a los holdouts y entró en el espiral de deuda que se lo terminó devorando. La diferencia es que en ese momento la tasa del Tesoro de Estados Unidos estaba por debajo del 2% anual y hoy llega al 4,7%, lo que llevaría a Caputo a pagar una tasa del 10% para tomar nuevo crédito.

Frente al escenario de que la Libertad Avanza financie con más deuda el dólar planchado y la campaña de la estabilidad, la pregunta es qué piensa hacer la verdadera oposición. Milei tiene un obstáculo en la ley del Congreso que aprobó el FDT por iniciativa de Martín Guzmán, pero mostró con el REPO de U$S 1000 millones que puede eludir los controles y hacer negocios con un grupo de bancos. Sin subasta pública y sin saber cuánto se pagó de comisiones, Santiago Bausili -el socio del ministro- no se rige por la ley de administración financiera y puede endeudarse a gusto.

El peronismo arranca el año dividido y todavía tomado por la incomprensión. En las cercanías de Cristina, el acuerdo con Axel Kicillof no aparece en la superficie. Al contrario, lo que se discute es cómo enfrentarlo en su propia provincia. Mientras algunos sugieren sostener las PASO para permitir la competencia de La Cámpora contra una lista del gobernador, otros prefieren eliminar las primarias y competir como espacios separados.
La regresión no se limita a una Argentina que vuelve a abrazar una estabilidad para pocos. También el peronismo se arriesga a una involución, donde unos apoyan al gobierno y otros se muestran más cómodos en el rol de minoría intensa. Una oposición testimonial que se despide como alternativa de poder y denuncia o especula mientras la extrema derecha avanza. Lo que era el peronismo no menemista antes del estallido de 2001 y la aparición de Néstor Kirchner. La reconciliación del peronismo del AMBA con el peronismo de la zona núcleo que ahora sufre a Milei parece una causa pérdida. 

La dirigencia funcional a Milei coincide con una facción del establishment que acompañó durante años al peronismo y ahora se reconoce en el mejor de los mundos. El poder económico también está cómodo con una polarización que le asegure a Milei el papel de la novedad. 
En el plano sindical, el gobierno festeja que sindicatos grandes se allanan a la pauta salarial que fija el partido de los dueños. Primero fue Camioneros, que aceptó un aumento escalonado del 5,5% en tres tramos de diciembre a febrero. Después fue el SUTERH de Victor Santa María, que dio marcha atrás y aceptó los topes que fijaron Caputo y el secretario de Trabajo Julio Cordero.

Milei viajará a la asunción de Trump para ofrendarle esos resultados de su victoria parcial. La ultraderecha argentina puede ser un aliado importante para el sucesor de Joe Biden en una región adversa, pero la prioridad en Washington parece otra. 

 

Las dos caras de Trump en Venezuela


Si existió, la detención de Maria Corina Machado el jueves último duró apenas unos minutos. La dirigente que lidera a la oposición en Venezuela no estuvo en ningún momento en un centro de detención. Aunque la información se prolongó durante horas como una verdad que generaba tensión dentro y fuera de Caracas, los actores de verdadero poder que se mueven entre Washington y Florida sabían que Machado no estaba en manos del chavismo. 

La reasunción de un Maduro que nunca mostró las actas de su reelección reedita un enfrentamiento que lleva décadas en un contexto muy específico: el regreso de Trump. La polarización domina el escenario regional, pero cada bloque reconoce sus propias contradicciones. La comunidad venezolana exiliada en Miami tiene un poder creciente en la administración Trump y está representada por dos halcones cubano-americanos. El primero es el secretario de Estado Marco Rubio, un antiguo rival de Trump que se acercó al presidente a través de Carlos Trujillo, otro cubano que es abogado de Trump y tiene vínculos comerciales y políticos con dirigentes del macrismo como Gabriel Sanchez Zinny, Alex Campbell y Cristian Ritondo. El segundo es el asesor Mauricio Claver Carone, el único presidente que Estados Unidos impuso en el Banco Interamericano de Desarrollo en toda su historia. Claver Carone desprecia a Guillermo Francos: es una relación que no tiene retorno y todos los intermediarios que intentaron un acercamiento fracasaron. Claver avisa que va militar para que Milei entregue la cabeza de Francos si quiere ayuda de Trump en el Fondo. 
El mundo que rodea a Rubio y a Claver Carone sostiene que la oposición venezolana no quiere arriesgar los beneficios que le trae su rol de denunciante del régimen. Para los halcones de Trump, se trata de una dirigencia que es parte del fracaso y no quiere hacerse cargo del poder. 

Después de haber sido director del hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional y presidente del BID, Claver regresa ahora como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina. Ya no estará en la Casa Blanca como hizo durante el primer mandato de Trump, en el mismo rol que después el colombiano Juan Gonzalez cumplió para Biden. Ahora, según dicen los que conocen la lógica republicana, jugará un papel comparable al del demócrata Christopher Dood en los últimos años. Íntimo amigo de Biden desde hace medio siglo, Dood fue un asesor especial que viajó a Taiwán y estuvo en la residencia de Olivos varias veces durante el mandato del FDT.  


Latinos que encarnan el poder de la Florida, donde según Pew Research Center se concentra la mitad de los venezolanos que viven en Estados Unidos, Rubio y Claver Carone tal vez no lo digan ahora, pero son partidarios de una intervención militar en Venezuela. En 2018, Rubio lo admitió ante Newsweek: “Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos solo se utilizan en caso de amenaza a la seguridad nacional. Creo que hay un argumento muy sólido que se puede plantear en este momento de que Venezuela y el régimen de Maduro se han convertido en una amenaza para la región e incluso para Estados Unidos”, afirmó.

La influencia de los cubano-americanos puede chocar con el predicamento de otro actor, el negociador Richard Grenell. Designado como enviado presidencial para Misiones Especiales, Grenell tendrá como prioridad la situación en Venezuela y Corea. Ex representante en el Consejo de Seguridad de la ONU, ex director interino de Inteligencia Nacional y ex  embajador en Alemania durante el primer mandato de Trump, ya actuó como enviado presidencial para las negociaciones de paz entre Kosovo y Serbia. Su nombramiento sintoniza con la política de un Trump que promete desactivar los conflictos que los demócratas financiaron en los últimos cuatro años, desde Ucrania hasta Medio Oriente. Trump lo presentó con elogios: “Ric seguirá luchando por la paz a través de la fuerza y siempre pondrá a los Estados Unidos en primer lugar”. Una paz armada, con el objetivo de destinar la mayor parte del presupuesto a blindar la frontera sur y priorizar la industria estadounidense en la guerra comercial con China. 

Si la orientación de Grennel se impone, Maduro podría sostenerse en el poder sin demasiados inconvenientes. Trump ya fracasó en su primera vez, cuando alentó las sanciones y dejó correr la idea de una intervención militar que no se concretó. La encrucijada está gobernada por un actor clave, las petroleras estadounidenses que tienen a Chevron a la cabeza, en un contexto en que Venezuela se afirma como el tercer proveedor de petróleo de Estados Unidos.