Pese a que ambos mantienen una relación política cercana y que el presidente Javier Milei fue recibido en Italia hace pocos meses por ella, la primer ministra italiana, Giorgia Meloni, decidió avanzar con una medida que le pone fin al deseo de cientos de miles de descendientes de inmigrantes italianos que querían obtener la ciudadanía italiana.
Cuatro meses después de haber recibido en su país a Milei, en lo que fuera el quinto encuentro entre ambos, la líder de la extrema derecha italiana anunció una nueva reforma histórica en las leyes que establecen requerimientos para obtener la ciudadanía de este país europeo. La nueva normativa elimina la posibilidad de acceder a la ciudadanía por bisabuelos, una práctica común entre los argentinos que apelaban al ius sanguinis para obtener el pasaporte europeo.
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El Consejo de Ministros italiano, con el aval de Meloni, aprobó esta modificación con el argumento de evitar “abusos” y la supuesta “comercialización” del pasaporte europeo. Antonio Tajani, canciller y vicepresidente, expresó que “la nacionalidad debe ser una cosa seria” y anticipó que podrían sumarse nuevas exigencias como el conocimiento del idioma, la cultura italiana y la residencia efectiva en el país.
Según datos oficiales, más de 30.000 argentinos obtuvieron la ciudadanía italiana en 2024, aprovechando un sistema que ahora queda limitado solo a hijos y nietos de italianos nacidos en Italia.
Cómo afecta a los descendientes de italianos
La decisión de Meloni cambia radicalmente las posibilidades de tener luz verde en el trámite de ciudadanía para descendientes de los millones de inmigrantes que llegaron al país durante el siglo XX. Según estimaciones de organizaciones migratorias, más del 60% de los argentinos tiene al menos un antepasado italiano.
Para el Gobierno italiano era necesario modernizar el sistema pese a que esta iniciativa perjudica a miles de personas que ya no podrán siquiera estar habilitados para comenzar la solicitud.
La relación entre Meloni y Milei
Las simpatías entre ambos son claras y públicas, suelen mostrarse a las risas, abrazos y en tono de amistad. La líder de la extrema derecha italiana -que creció políticamente en las filas del Frente Juvenil-Movimiento Social Italiano (MSI) ligado al fascista Benito Mussolini- fue una de las primeras dirigentes del mundo en abrirle las puertas del mundo Occidental al mandatario argentino: fue ella la que lo invitó a la Cumbre del G7, que se realizó en junio de este año. También fue una de las pocas que mantuvo encuentros bilaterales.
En noviembre pasado, Milei recibió a Meloni en Casa Rosada, dieron una conferencia juntos y luego cenó con ella en la Quinta de Olivos. En diciembre, fue Milei quien viajó a Italia para ser recibido por la dirigente de la extrema derecha de ese país. En Roma, Meloni le otorgó la ciudadanía de ese país tanto a Milei como a su hermana Karina, en reconocimiento a la “descendencia”.
El último encuentro entre ambos fue el 20 de enero, cuando coincidieron en el Capitolio estadounidense para presenciar la jura del segundo mandato del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.