El fundador y líder intelectual del proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, encarcelado desde 1999 en una isla turca, declaró estar dispuesto a pedir a sus militantes que depongan las armas para llegar a una solución pacífica de la cuestión kurda en Turquía. "Estoy dispuesto a tomar las medidas positivas necesarias y hacer el llamamiento", dijo Öcalan, de 76 años, en una declaración publicada este domingo en la web del partido DEM, la izquierda prokurda de Turquía, después de que una delegación de esta formación visitara la víspera a Öcalan en la cárcel.
Öcalan no especificó cuál sería el llamado, pero sus comentarios llegaron después de que el líder del Partido del Movimiento Nacionalista, Devlet Bahceli, dijera que Öcalan debería hacer un llamado a los militantes para que depongan las armas. Los kurdos son más de 30 millones de personas que son considerados la minoría más grande del Medio Oriente y están dispersas entre Turquía, Irán, Irak y Siria. "Los acontecimientos en Gaza y Siria demostraron que la solución de esta cuestión, a la que las intervenciones externas han tratado de convertir en un problema crónico, no puede demorarse más", añadió el líder kurdo, resaltando que el Parlamento turco es el lugar donde debería llegarse a una solución pacífica.
Con el derrocamiento del presidente sirio Bashar al Asad en Siria este mes, dijo en repetidas ocasiones que no habrá lugar para la milicia kurda YPG (grupo kurdo que se encuentra principalmente en Siria), que Ankara ve como una extensión del PKK, en el futuro de Siria.
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En este punto, cabe destacar, que con estos últimos acontecimientos Turquía ganó un nuevo aliado –tras ser un apoyo clave a las milicias contra Al Assad- que refuerza el poder de Recep Tayyip Erdogan en la región y fue el primer país en reabrir su embajada en Damasco, al cabo de 12 años. Todo ello, en medio de una región atravesada por los conflictos bélicos -que implican un fuerte movimiento migratorio que gira hacia Europa necesario de sostener- que incluyen, además del asedio israelí en Gaza, la guerra de Rusia en Ucrania y la disputa territorial entre Armenia y Azerbaiyán por la Nagorno Karabaj, un conflicto que acabó con la república no reconocida de Artsaj -triunfo de Azerbaiyán- hace poco más de un año.
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Diez años de parálisis
En diez años apenas ha habido avances en el proceso de paz entre el proscrito PKK, considerado tanto por Turquía como por otros países una organización terrorista, y el gobierno turco. El último proceso de paz fracasó en 2015.
Según el comunicado, Öcalan también hizo un llamamiento a todos los círculos políticos para que actuaran de manera constructiva y tomaran la iniciativa para que, esta vez, el "proceso" pudiera tener éxito y habló de un "nuevo paradigma" en la postura del presidente turco, Erdogan.
Es probable que Öcalan se refiera a la reciente medida de los ultranacionalistas del Partido de Acción Nacionalista (MHP, según la sigla en turco) -socio gubernamental de Erdogan-, que sorprendentemente discutieron la posible liberación de Öcalan si el PKK depone las armas.
Los observadores vieron esto como una señal del posible inicio de un nuevo proceso de paz.
El mensaje de Öcalan fue publicado por los parlamentarios del partido demócrata prokurdo, Sirri Süreyya Önder y Pervin Buldan, que ya estuvieron involucrados en negociaciones con Öcalan hace años. Ayer sábado se les permitió visitar a Öcalan por primera vez en años en la isla prisión de Imrali, al suroeste de Estambul, donde se encuentra detenido desde 1999.
La organización lucha contra el Estado turco desde la década de 1980 y está clasificada como organización terrorista por Ankara, la Unión Europea y Estados Unidos.
En 2013, Önder leyó una declaración del líder del PKK durante el festival de Año Nuevo kurdo de Newroz, en la que pedía a sus combatientes que se retiraran.
Con información de la Agencia Deutsche Welle.