El Papa celebró su primera misa de Navidad y condenó las guerras

Miles de fieles se congregaron en el Vaticano este 25 de diciembre ¿Cuál fue el mensaje de Navidad del nuevo Pontífice?

25 de diciembre, 2025 | 10.42

Este 25 de diciembre de 2025, Roma amaneció bajo una persistente lluvia que no frenó a miles de fieles que se dirigieron a la Basílica de San Pedro para acompañar al Papa León XIV en su primera Navidad como Sumo Pontífice. La cantidad de personas superó la capacidad del templo, por lo que muchos siguieron la misa desde la plaza a través de pantallas gigantes.

Este acto religioso tuvo un significado especial, ya que la última vez que un Papa presidió la misa navideña allí fue en 1994 con Juan Pablo II. Durante su homilía, León XIV reflexionó sobre el misterio de la Encarnación, destacando que el Verbo de Dios se presenta como un recién nacido que no puede hablar, simbolizando la vulnerabilidad y la ausencia de voz de muchos en la sociedad actual.

El Santo Padre afirmó con énfasis que “la carne humana requiere cuidado, solicita acogida y reconocimiento, busca manos capaces de ternura y mentes dispuestas a la atención, desea palabras buenas.” Con este mensaje, invitó a los fieles a salir de la indiferencia y a escuchar el llanto de los niños y la fragilidad de los ancianos, recordando que el verdadero poder de ser hijos de Dios permanece oculto mientras no atendamos estas realidades.

León XIV vinculó esta reflexión con las tragedias actuales, mencionando especialmente a las personas desplazadas en Gaza expuestas al frío y la lluvia, así como a quienes viven sin hogar en las ciudades. Denunció con dureza las consecuencias de las guerras, señalando que “Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por tantas guerras en curso o terminadas dejando escombros y heridas abiertas”. También lamentó la situación de los jóvenes soldados, víctimas de “la insensatez de lo que se les pide y la mentira que impregna los rimbombantes discursos de quien los manda a morir”.

El Legado de Francisco

Inspirado por el legado del Papa Francisco, León XIV exhortó a la comunidad a no mantener distancia de las heridas del mundo y a tocar la carne suficiente para descubrir la fuerza de la ternura. Subrayó que “Cuando la fragilidad de los demás nos atraviesa el corazón, cuando el dolor ajeno hace añicos nuestras sólidas certezas, entonces ya comienza la paz.”

El Pontífice añadió que la paz verdadera nace de un “sollozo acogido” y de un “llanto escuchado”, incluso en medio de ruinas que claman por solidaridad. Citando el Evangelio, recordó que Jesús es el Logos, el sentido que dio origen a todo, y que este misterio sigue llamando a la conversión desde los pesebres que cada uno construye.

En su mensaje, el sumo pontífice reconoció que el camino de la Palabra de Dios es difícil y lleno de obstáculos, pero insistió en que la Iglesia debe ser misionera y caminar hacia el otro, sin servir a palabras prepotentes, sino a una presencia que genera bien y diálogo. “En Dios cada palabra es palabra pronunciada, es una invitación al diálogo, una palabra nunca igual a sí misma”, explicó, destacando el dinamismo de la Encarnación como un llamado constante a la comunicación y la renovación.

Para cerrar su homilía, el Papa pidió transformar los monólogos personales en diálogos de escucha mutua. “Habrá paz cuando nuestros monólogos se interrumpan y, fecundados por la escucha, caigamos de rodillas ante la carne desnuda de los demás”, concluyó, encomiando a la Virgen María como guía para aprender que todo renace del poder silencioso de la vida acogida.

La cantidad de personas superó la capacidad del templo, por lo que muchos siguieron la misa desde la plaza a través de pantallas gigantes.

Tras la misa, León XIV recorrió en papamóvil la Plaza de San Pedro, saludando y recibiendo el afecto de los peregrinos que, pese al mal tiempo, celebraron con alegría este primer encuentro navideño del nuevo Pontífice en el corazón del cristianismo.