El asalto de la extrema derecha alemana, recesión, UE fragmentada y la guerra en Ucrania

¿Cómo creció la ultraderecha filonazi al punto de que podría convertirse en la segunda fuerza política más poderosa de Alemania? El avance internacional de las derechas no alcanza. También hay elementos locales.

23 de febrero, 2025 | 00.05
El asalto de la extrema derecha alemana, recesión, UE fragmentada y la guerra en Ucrania El asalto de la extrema derecha alemana, recesión, UE fragmentada y la guerra en Ucrania

Una Alemania rica pero acechada por la recesión y los fantasmas políticos del pasado va a elegir, este domingo, un nuevo gobierno. La situación es delicada porque a las tensiones internas se agregan dos dificultades más: una Unión Europea fragmentada y en shock (sobre todo a partir de la asunción de Donald Trump hace un mes) y un mundo en transformación que tiene uno de sus epicentros muy cerca, en Ucrania. 

El actual canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz (66), se enfrentó, dos meses después de su asunción, con una coyuntura inesperada: la Operación Militar Especial emprendida por el Kremlin en Ucrania en febrero de 2022. La opción política que eligió entonces el flamante canciller, vista desde hoy, fue pésima. Scholz se puso a las órdenes del globalismo estadounidense (gobierno demócrata de Joseph Biden), cortó lazos con Moscú (su gran proveedor de gas) y se involucró en la guerra. 

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Las consecuencias –que aún no han terminado- han sido todas negativas. En lo económico, Alemania retrocedió 0,2% en 2023 y 0,3 % en 2024 además de registrar una caída histórica en su competitividad mundial en campos en los que era dominante como el automotriz. 

En el mapa político, el descreimiento de los alemanes en sus políticos tradicionales fue aumentando gradualmente y en la misma proporción en que ganó adeptos la extrema derecha proteccionista, antiinmigración, por momentos euroescéptica y definitivamente contraria a mantener la guerra en Ucrania. Esto quedó reflejado en el crecimiento electoral de Alternativa para Alemania (AfD) tanto en los comicios del Parlamento europeo en junio 2024 como en las regionales alemanas de septiembre pasado. Al partido de Scholz le fue tan mal que el canciller tuvo que pedir un voto de confianza al parlamento. Perdió y se vio obligado a adelantar a hoy, 23 de febrero, las elecciones pautadas para septiembre de 2025.

En el plano exterior, el triunfo de Trump ha sido el último golpazo que sufrió Alemania. No sólo por las nuevas políticas trumpistas, diametralmente opuestas a las de Biden y a las de Scholz (últimamente la Casa Blanca se va de una banquina a la otra cada 4 años), sino por las insultantes palabras que tuvieron que soportar, en Munich, de parte del vicepresidente estadounidense J.D. Vance, quien los acusó, entre otras cosas, de no ser democráticos y de no defender la libertad de expresión. En estas aguas, deberá nadar el próximo gobierno alemán.

¿Quién le teme a la extrema derecha?

Se presentan ocho candidatos. No todos alcanzarían el 5% de los votos, el mínimo necesario para aspirar a tener una banca en el parlamento, órgano que luego elegirá al canciller o jefe de gobierno. El que tiene mayores chances es el conservador de derecha Friedrich Merz (69), de la Unión Democrática Cristiana (CDU) aliado con la Unión Social Cristiana de Baviera. No obstante, según los pronósticos, va a quedar bastante lejos de los 316 escaños necesarios para gobernar en solitario.

Compiten, además, el actual canciller Olaf Scholz; Robert Habeck (55) del partido ecologista Los Verdes; Alice Weidel (46) de la temida Alternativa para Alemania (AfD); dos candidatos por Die Linke (La Izquierda) Jan van Aken (63) y Heidi Reichinnek (36); el ultra de la libertad de mercado, Christian Lindner (46) del Partido Democrático Liberal (FDP) y la izquierdista Sahra Wagenknecht (55) que va con una alianza que lleva su nombre: en alemán Bündnis Sahra Wagenknecht (BSW). 

¿Qué puede pasar con la extrema derecha? Todo indica que dará un salto y saldrá en segundo lugar. ¿Podrá gobernar? Si como dicen las encuestas, el conservador Merz gana pero no obtiene los votos suficientes ¿se aliará con los ultras de Alternativa para Alemania para lograr su objetivo?

“No creo que Merz se permita negociar con ese partido”, aseguró el doctor en Comunicación de la Universidad Libre de Berlín y autor del libro “Epidemia ultra” (2019), el argentino Franco Delle Donne. “Merz lo dijo en varias ocasiones y lo ratificó en el debate frente a frente con la candidata Alice Weidel: ‘Con usted no vamos a hacer ningún tipo de coalición. Yo voy a trabajar para que Ud. nunca llegue al poder’. Veo difícil un giro hacia la ultraderecha.”

Sin embargo, Delle Donne reconoce tanto la eficacia comunicacional de AfD como la chatura de los partidos tradicionales. “Durante esta campaña electoral, AfD tuvo una notable victoria simbólica en lo comunicacional. Logró que prácticamente la totalidad de los partidos hable del tema que más le conviene -la inmigración- y desde su enfoque, es decir, como un conflicto de seguridad para la nación: cómo hay que reforzar las fronteras; cómo se van a restringir la llegada de extranjeros; cómo se van a deportar a los refugiados, etcétera. Ganó visibilidad y adeptos. Impuso el tema en la agenda pública. En cambio, los candidatos tradicionales, Merz y Scholz, después del debate se quejaban porque no se había tratado el tema medioambiental. ¡Esa resignación de que no son ellos los que ponen la agenda es inexplicable!”

 

Según las últimas encuestas, de los 60 millones de alemanes habilitados para votar, un 30% lo haría por Merz y un 20 % por Weidel. En tercer lugar, aparecería Scholz con 15% y cuarto Los Verdes con 13%

El gobierno de Trump no oculta su respaldo al partido extremista. “Sólo AfD puede salvar a Alemania” escribió el exótico funcionario Elon Musk en el diario conservador alemán Die Welt. “Alemania está al borde del colapso económico y cultural y AfD es su último rayo de esperanza”. También el vicepresidente Vance los respaldó en su discurso en Munich de la semana pasada: “Cada vez más los europeos están votando a líderes políticos que prometen poner fin a la migración fuera de control”, dijo.

Las chances de La Izquierda

La Izquierda, según explicó Delle Donne, dio un salto sorprendente en los últimos días. “Hace dos semanas, Merz presentó una moción que endurecían las medidas contra la inmigración y ganó gracias al apoyo de AfD y el partido liberal. Esto tuvo un impacto simbólico fuertísimo porque, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, es decir, desde la fundación de la República Federal, una moción gana gracias a los votos de la ultra derecha. Nunca había pasado”.

“El impacto fue tal que hubo marchas y mucha gente en la calle diciendo ‘El fascismo es peligroso. No lo queremos’. Hubo un despertar del discurso más tradicional de izquierda y Die Linke pasó del 4% al 8%, según las encuestas del 21 de febrero”, subrayó el académico quien además habla de política alemana en castellano en su podcast Epidemia Ultra y en El Tercer Voto.

Según el analista argentino, es casi seguro que el resto de los aspirantes queden por debajo del 5%, es decir, fuera del parlamento. La contracara del repute de La Izquierda es la caída de Sara Wagenknecht (BSW), ex miembro de Die Linke que se separó para crear su propia alianza. “Ella es la lidereza de la izquierda rojiparda”, explicó Delle Donne. “Tiene aspectos de la izquierda tradicional y otros muy muy cercanos a la ultraderecha. Ella fue descendiendo en la preferencia de votos en la misma medida en que fue creciendo la ultraderecha".

Más allá de que la ultra derecha alemana comparta el gobierno o se instale como oposición, hay un hecho indiscutible: AfD ha dejado de ser marginal. Su ideología reaccionaria y xenófoba podría llegar a ser la segunda fuerza en el país más importante de Europa y reordenar el balance de fuerzas en un momento de cambios significativos para el mundo. El pueblo alemán tiene la palabra