El mes pasado, en los últimos días del Gobierno de Joe Biden, la SEC de Estados Unidos fijó un ajustado plazo de días para exigir a Elon Musk que pague un acuerdo o enfrente cargos civiles relacionados con supuestas violaciones de valores durante su adquisición de Twitter por 44.000 millones de dólares en 2022.
El propio Musk dio la noticia en una publicación en redes sociales: "Gary, ¿cómo has podido hacerme esto?", escribió, en referencia al presidente de la SEC, Gary Gensler.
Añadió un emoticono sonriente, pero adjuntó una carta legal en la que condenaba el ultimátum "indebidamente motivado": "Exigimos saber quién decidió estas medidas, si usted o la Casa Blanca".
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Un portavoz de la SEC no quiso hacer comentarios sobre el incidente. La Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios.
La SEC no es la única agencia de investigación a la que Musk ha desafiado y acusado de acoso político. El multimillonario lleva mucho tiempo arremetiendo contra la supervisión gubernamental, presentándose a sí mismo como una víctima de los fanáticos burocráticos que ahogan innovaciones de sus empresas que podrían salvar vidas.
La Casa Blanca pronto estará ocupada por Donald Trump, para cuya elección Musk gastó más de 250 millones de dólares. Trump ya ha nombrado a un nuevo presidente de la SEC para sustituir a Gensler, quien tiene previsto dimitir cuando Trump tome posesión.
El potencial de Musk para tener una influencia extraordinaria con el nuevo gobierno plantea interrogantes sobre el destino de las investigaciones federales y las acciones reguladoras que afectan a su imperio empresarial, de las cuales al menos 20 están en curso, según tres fuentes familiarizadas con las operaciones de SpaceX y Tesla y la interacción de las empresas con el Gobierno de Estados Unidos, así como cinco funcionarios actuales y exfuncionarios.
Las investigaciones incluyen exámenes de presuntas violaciones de la ley de valores, preguntas sobre la seguridad de los sistemas Autopilot y Full Self-Driving (FSD) de Tesla, posibles violaciones del bienestar animal en los experimentos con chips cerebrales de Neuralink y presuntos problemas de contaminación, discriminación en la contratación y concesión de licencias en SpaceX.
Musk, Tesla, SpaceX y Neuralink no respondieron a las peticiones de comentarios. Antes de las elecciones, el empresario publicó: "Nunca he pedido favores (a Trump), ni él me los ha ofrecido".
Un portavoz de la transición de Trump calificó a Musk como un empresario "brillante" y dijo que el Gobierno de Trump garantizaría la ley y el orden, "tratando a todos los estadounidenses por igual".
Los casos relacionados con Musk podrían languidecer o ser abandonados por los jefes de agencias y departamentos nombrados por Trump, dijeron funcionarios y exfuncionarios estadounidenses.
Los elegidos por Trump para el Departamento de Justicia, por ejemplo, incluyen abogados que lo defendieron en juicios penales y políticos y propuso para jefe del FBI a un candidato que Musk apoyó abiertamente y que ha prometido repetidamente perseguir a los enemigos de Trump, dijeron un funcionario actual y tres exfuncionarios del DOJ.
Funcionarios de bajo nivel del DOJ también podrían ejercer la discreción para evitar perseguir agresivamente a las empresas de Musk a la luz de su relación con Trump, dijo Barbara McQuade, ex fiscal federal en Detroit durante el Gobierno de Barack Obama, quien también trabajó como fiscal federal durante los gobiernos de George W. Bush y Clinton.
"En la medida en que quieren complacer al jefe, creo que saben cómo hacerlo".
Algunos expertos jurídicos restaron importancia al riesgo de interferencia política de Musk, señalando que la falta de avances en una investigación podría indicar que no hay pruebas suficientes.
También es posible que los fiscales que creen que tienen casos sólidos sigan adelante independientemente del papel de Musk, dijeron los expertos legales.
"No creo que haya tanto riesgo de que Musk se infiltre para influir en los casos", dijo Robert Frenchman, un abogado defensor de Dynamis en Nueva York. "La mayoría de los fiscales presentan casos que creen que pueden ganar".
Representantes del DOJ y de todos los departamentos y agencias con investigaciones pendientes sobre Musk o sus empresas no hicieron comentarios sobre las indagaciones o su capacidad para hacer cumplir las regulaciones contra los aliados de Trump durante su segundo mandato.
La EPA y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) dijeron que seguirían cumpliendo con sus responsabilidades legales y regulatorias.
GRAN AMIGO
Desde las elecciones, Musk se ha autodenominado el "primer amigo" de Trump, ha frecuentado el club Mar-a-Lago de Trump en Florida, ha compartido Acción de Gracias con la familia del presidente electo y ha opinado públicamente sobre los nombramientos de su gabinete.
Trump nombró a Musk como uno de los directores un nuevo "Departamento de Eficiencia Gubernamental", una entidad privada que asesorará sobre la reducción de presupuestos y normativas. Aún no está claro qué potestades tendrá esta función.
Musk ha hecho alarde de su nueva influencia y ha dado ejemplos concretos de cómo podría utilizarla.
Antes de las elecciones, dijo que intentaría utilizar su puesto de zar de la eficiencia para impulsar normativas nacionales sobre vehículos sin conductor que, casi con toda seguridad, beneficiarían a Tesla y eliminarían normas "irracionales" como la que dio lugar a una multa por contaminación contra SpaceX.
Los funcionarios de la NHTSA han examinado repetidamente a Tesla durante casi una década, enfureciendo en ocasiones a Musk.
Durante una conferencia telefónica en 2016, insultó a los reguladores que iniciaron la primera de varias investigaciones sobre el sistema de asistencia al conductor Autopilot de Tesla tras un accidente mortal, según dos personas familiarizadas con el asunto.
Actualmente hay cinco investigaciones en curso y abiertas de la NHTSA que cubren la tecnología de asistencia al conductor y otras operaciones en los vehículos Tesla.
Tesla ha culpado a los conductores al defenderse de demandas e investigaciones sobre accidentes relacionados con FSD y Autopilot, diciendo que había advertido a los conductores que prestaran atención.
Una investigación del DOJ sobre si Tesla y Musk exageraron las capacidades de autoconducción de sus vehículos se encuentra entre aquellas en las que los investigadores se han enfrentado a desafíos.
Los fiscales se han esforzado por demostrar que Musk y Tesla cruzaron la línea que separa la promoción legítima de las afirmaciones falsas, a sabiendas de que engañaban a los inversores y perjudicaban a los consumidores. La investigación se había estancado antes de las elecciones en parte debido a los obstáculos legales, dijo una persona conocedora del proceso.
Otra investigación, de la fiscalía de Manhattan, se refiere a la autonomía de los vehículos Tesla y es consecuencia de un reportaje de Reuters que descubrió que el fabricante de automóviles había manipulado sus pantallas para ofrecer a los conductores proyecciones "optimistas" sobre cuántos kilómetros podrían recorrer con la energía de la batería.
No está claro hasta qué punto ha avanzado la investigación.
"Por lo que sabemos, ninguna agencia gubernamental ha concluido en ninguna investigación en curso que se haya producido ninguna irregularidad", dijo Tesla en sus declaraciones trimestrales a la SEC.
Reuters fue la primera en informar que algunos asesores de Trump en materia de política automovilística han recomendado suprimir el requisito de que los fabricantes informen sobre los accidentes en los que estén implicados sistemas de conducción automatizada, algo que podría paralizar la capacidad de la NHTSA para investigar y regular la seguridad de esta tecnología.
COHETES Y NASA
SpaceX enfrenta poco escrutinio normativo porque el Gobierno ha subcontratado gran parte de sus misiones espaciales a la empresa de cohetes y satélites de Musk, según dos exfuncionarios de SpaceX y un funcionario gubernamental actual familiarizado con las interacciones de la empresa con la NASA, la EPA y la Administración Federal de Aviación (FAA).
Durante una cumbre celebrada en septiembre, Musk calificó de "locura" una investigación de la EPA que dio lugar a que SpaceX aceptara una propuesta de multa de 148.378 dólares por verter contaminantes, que el empresario dijo que en realidad eran "agua potable".
La FAA propuso en septiembre multar a SpaceX con 633.000 dólares por supuestamente no seguir los requisitos de la licencia y no obtener la aprobación de los cambios durante dos lanzamientos en 2023.
Musk pidió la dimisión del jefe de la FAA, Mike Whitaker, en septiembre, poco después de que la FAA multó a SpaceX y retrasó uno de sus lanzamientos. Whitaker dijo el mes pasado que renunciaría antes de que asuma Trump.
El Wall Street Journal informó en octubre que Musk ha mantenido contactos regulares con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Tres fuentes familiarizadas con las interacciones gubernamentales de SpaceX dijeron que cualquier escrutinio de los contactos de Musk con un adversario de Estados Unidos sería poco probable bajo Trump, que ha elegido al multimillonario tecnológico Jared Isaacman para dirigir la NASA.
Isaacman ha financiado y se ha unido a dos misiones espaciales privadas en las que ha participado SpaceX.
La NASA no quiso hablar del tema e Isaacman y un representante de medios de su compañía no respondieron a una solicitud de comentarios.
Musk no respondió a las peticiones de comentarios sobre sus supuestos contactos con Putin. En una ocasión, respondió con dos emojis de risa y llanto a una publicación en las redes sociales sobre X en la que se sugería que sus críticos intentaban presentarlo como un agente ruso.
(Mike Spector y Chris Prentice en Nueva York y Rachael Levy y Marisa Taylor en Washington. Contribución de Chris Kirkham en Los Ángeles y David Shepardson en Washington; edición en español de Javier López de Lérida)