Los líderes de los partidos de la coalición alemana, cada vez más desgarrada, se reunieron el martes para proseguir las conversaciones sobre la crisis, pero seguía sin alcanzarse un compromiso presupuestario que pueda evitar el colapso del Gobierno del canciller Olaf Scholz.
La alianza incipiente se desbarató cuando los neoliberales Demócratas Libres (FDP) del ministro de Finanzas, Christian Lindner, el partido más pequeño de la coalición, sorprendieron a sus socios de izquierdas con propuestas para reactivar la economía con recortes del gasto público, impuestos más bajos y una serie de normas.
El compromiso presentado el lunes por el ministro de Economía, Robert Habeck, del partido de Los Verdes, según el cual devolvería al Tesoro Público 10.000 millones de euros liberados por la quiebra de un plan para instalar en Alemania una fábrica de chips de Intel, fue rechazado el martes por Katja Hessel, aliada de Lindner en el partido.
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La agitación coincide con un posible segundo año consecutivo de contracción de la mayor economía de Europa, con las empresas temiendo una pérdida de competitividad y los partidos de extrema derecha y extrema izquierda ganando popularidad.
"No se trata de tapar agujeros presupuestarios o de unas decenas de miles de millones aquí o allá", escribió Hessel, un ministro junior, en las redes sociales. "Debería tratarse de cómo reforzamos el crecimiento en Alemania".
Entre las propuestas que el FDP hizo en su documento -que el partido dijo inicialmente que se había revelado por accidente- estaba la de retrasar cinco años la fecha límite para cumplir algunos objetivos de protección del clima, un anatema para los ecologistas Verdes.
Habeck dijo el lunes que era crucial, especialmente en un momento de inestabilidad mundial y con Estados Unidos a punto de elegir un nuevo presidente, que Alemania tenga un Gobierno estable y que no deseaba romper la coalición.
"Esta coalición no será nunca una historia de amor", añadió. Tanto los socialdemócratas de Scholz como los Verdes creen en una política económica más intervencionista.
El Gobierno de Scholz se ha visto acosado por problemas presupuestarios desde que el Tribunal Constitucional anuló el año pasado una maniobra contable de 60.000 millones de euros que había contribuido a tapar las lagunas en el planteamiento de la política fiscal de los tres partidos.
(Redacción de Thomas Escritt; edición en español de Javier López de Lérida)