Una semana tardó Javier Milei, tras el triunfo de Donald Trump, en pedir un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Varios expertos, sin embargo, van del escepticismo sobre su materialización a las advertencias por el perjuicio que implicaría no solo para Argentina sino para el Mercosur y para las relaciones diplomáticas con China.
"Podemos avanzar en mayores acuerdos comerciales con Estados Unidos, de la misma manera que estamos avanzando con China", afirmó Milei el miércoles en una entrevista con Radio Rivadavia, y cuando la periodista Cristina Pérez le preguntó si se refería a la posible firma de un acuerdo de libre comercio con el país norteamericano, respondió: "Exactamente, sí, así es, me leyó perfecto".
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Ya desde antes de conocerse el resultado electoral los analistas de todo signo ideológico coincidían en que, pese al alineamiento político de Milei con la administración republicana, en términos económicos la victoria de Trump no era conveniente para Argentina por sus preanunciadas medidas proteccionistas, que ya habían perjudicado al país en su primer mandato.
Por eso, la idea de Milei suena, en teoría, como una estrategia brillante: mantener la relación política privilegiada sin sufrir perjuicios económicos, especialmente para las contadas exportaciones agroindustriales que Argentina ha logrado colocar en la nación norteamericana.
Una idea loca
Pero este escenario, en primer lugar, no parece plausible. "Nada más alejado de un tratado de libre comercio que el proteccionismo del que está enamorado Trump. 'Libre comercio' para él es mala palabra. Me parece una jugada marketinera del Presidente", remarcó Miguel Ponce, experto en comercio exterior que viajó a Estados Unidos como observador invitado para seguir el proceso electoral.
Aunque Milei lo haya mencionado a la ligera, se trata en verdad de una tarea titánica. "Está poniéndose en duda que siga el tratado de libre comercio de Estados Unidos con México o Canadá (NAFTA). Nosotros no hemos logrado firmar un tratado de libre comercio con la Unión Europea", contextualizó Ponce, en referencia al acuerdo firmado entre la UE y el Mercosur en tiempos de Mauricio Macri que nunca llegó a entrar en vigencia. Y recordó que el hombre que suena como designado de Trump para el área de Comercio, Robert Lighthizer, "le declaró la guerra a la OMC".
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Los perjuicios para Argentina
En el hipotético caso de que se concretara, advierten varios expertos, los efectos negativos para la producción local superarían con creces a los positivos. "Más allá de algún mercado tipo limones, no sé si hay algo más que Argentina pueda colocar en Estados Unidos, que es un país exportador de alimentos. Me parece más humo que otra cosa", alertó Eduardo Crespo, economista de la UFRJ especializado en comercio internacional y política exterior.
Precisamente, la mayoría de las exportaciones de Argentina a Estados Unidos son de carácter agroindustrial o ictícola (carne bovina, porotos de soja, vinos, camarones, aceite de limón, aceite de oliva, papas y azúcar), mientras que el resto está conformado por oro para uso no monetario y bienes del sector energético (petróleo crudo, litio y nafta). Además, la de Argentina y Estados Unidos es, en el contexto del cierre actual de importaciones, una de las balanzas comerciales más equilibradas, con 4.605 millones de dólares exportados y 4.892 millones de dólares importados en lo que va del año. De cerrarse un TLC que inunde al país de productos norteamericanos esta ecuanimidad quedaría fuertemente reducida.
El desequilibrio comercial sería solo uno de los perjuicios que padecería Argentina. "Sabemos que los acuerdos de libre comercio son mucho más que una apertura de arancelaria y del mercado interno. Tienen un montón de cláusulas relacionadas a darle más concesiones y más derechos a las grandes corporaciones norteamericanas en la Argentina, porque no hay reciprocidad de las economías", alertó al respecto Leandro Morgenfeld, investigador del CONICET experto en las relaciones entre ambos países.
Crisis de Mercosur y de la relación con China
El otro punto de cerrar un TLC con Estados Unidos es las implicancias que tendría para la relación con los otros principales socios comerciales de Argentina. "No creo que afecte la relación con China. Es un país tan competitivo en todo que cuanto más lógica haya de libre mercado, para China mejor", consideró Crespo. Morgenfeld no concuerda: "Sería subordinar por muchos años a la Argentina a Estados Unidos, que es la potencia en declive, y enajenarse de China", señaló al respecto.
El propio Milei entiende las implicancias que podría tener el acercamiento a Estados Unidos en las relaciones con el país asiático, y ayer se ocupó de aclarar que piensa viajar a China en marzo próximo para participar de la cumbre de la CELAC. Resta saberse si esos gestos, que llegan tras meses de calificaciones denigrantes en campaña, alcanzarán para que Beijing no tome represalias comerciales ni monetarias a través del swap.
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En lo que todos concuerdan es que un tratado de libre comercio con Estados Unidos implicaría el virtual fin del Mercosur, que hoy, con signo político inverso, vuelve a sufrir las tensiones de los últimos años por las diferencias entre el gobierno del Frente de Todos y el de Jair Bolsonaro.
Morgenfeld remarcó que "ninguno de los Estados miembro del Mercosur puede cortarse solo y hacer un acuerdo de libre comercio. Eso dinamitaría en los hechos el organismo y creo que es parte de la estrategia para implosionarlo". Asimismo, advirtió que un eventual TLC con Estados Unidos iría contra la "inserción internacional diversificada" que Argentina y la región plantearon hace casi 20 años con el rechazo al ALCA y la posterior formación de la Unasur, la CELAC y el ALBA.