El Banco Central de Brasil subió su tasa de interés a 14,25%, la mayor en nueve años. La decisión se adoptó en función de una inflación creciente en toda América Latina. La medida fue adoptada sin el visto bueno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y podría afectar la balanza comercial con el país vecino.
La institución explicó en un comunicado que los desafíos en el ambiente externo, principalmente la actualidad económica en Estados Unidos, exigen “cautela” por parte de los países emergentes. El Banco Central subrayó su “firme compromiso” en llevar la inflación a las metas a través de una política monetaria restrictiva, lo que ha venido siendo muy criticado por el Gobierno, que ha acusado al órgano emisor de dificultar el crecimiento del país con tipos de interés tan elevados.
El otro dato a tener en cuenta es que las tensiones de origen fiscal en Brasil que están llevando a un fuerte debilitamiento de la moneda brasileña podría exacerbar aún más el aumento del déficit comercial bilateral. Sumado a que la devaluación del real mete presión sobre el tipo de cambio local. a depreciación del real brasileño juega a favor de un saldo comercial más favorable a Brasil al aumentar la competitividad brasileña.
El impacto en Argentina
En 2024, la balanza bilateral con Brasil terminó con un rojo de 308 millones de dólares, que marca una mejora sustancial si se lo compara con el déficit de 4.714 millones acumulado en 2023. Por su parte, en diciembre, Argentina registró un leve déficit con Brasil de 52 millones, la sexta cifra negativa en el año.
La relación de monedas alcanzó en el último mes del año pasado su menor nivel en su historia, a 6 reales por dólar, mientras que el tipo de cambio bilateral está en su peor relación (en desmedro del peso argentino) de la última década. De acuerdo con el relevamiento del Banco Central, el tipo de cambio real bilateral ubica al peso apreciado en unos 25 puntos porcentuales respecto del real brasileño, en su mayor nivel desde diciembre de 2015.
Tanto China como Brasil muestran devaluaciones de sus monedas (de forma más marcada Brasil) al igual que varias monedas emergentes. El impacto en lo local de estas decisiones es directo, considerando que, entre estos dos socios, se concentra casi el 50 por ciento del intercambio comercial.
Eso afecta de manera directa a la competitividad del peso, que se determina en relación con una canasta integrada por las monedas de países que comercian con la Argentina. Sin embargo, la guerra de moneda no se desplegaría en la arena de la economía real. El carry trade que impulsa el dueto Caputo-Bausili para atraer divisas podría verse perjudicado, dado que el Brasil también aplicó una política de tasas de interés reales positivas para evitar una aceleración inflacionaria.