Un conflicto inesperado sacude a River Plate y vuelve a encender las alarmas en el fútbol juvenil argentino. Luca Scarlato, una de las principales promesas de las inferiores, dejaría el club en condición de libre al no tener contrato profesional. La decisión, tomada bajo la patria potestad, desató un fuerte cruce entre el club y la familia del futbolista, que denunció presunto maltrato durante su formación.
La situación que se hizo conocida de Scarlato volvió a poner en primer plano una tensión cada vez más frecuente entre los clubes formadores y los representantes, y familias, de futbolistas juveniles. El mediocampista, categoría 2009, figura de la Séptima División y habitual convocado a selecciones juveniles de AFA, se marchará de River sin dejar resarcimiento económico, amparado en que no cuenta con contrato profesional.
Desde el club reconocen que la salida representa un golpe duro, no solo por la proyección deportiva del jugador, sino también por el trabajo de formación realizado durante casi una década.
El fuerte descargo desde River
Luego de que la madre del juvenil contara que su hijo fue obligado a jugar lesionado y que no recibió un buen trato, Gabriel Rodríguez, coordinador general del fútbol formativo de River, fue quien expuso públicamente la situación y expresó su malestar. En declaraciones radiales con DSports, aseguró que el club venía negociando desde hacía meses la firma del primer contrato profesional de Scarlato y que el diálogo era constante, incluso con la participación directa del presidente Jorge Brito.
Según Rodríguez, la decisión de marcharse fue sorpresiva y apuntó directamente al rol del representante, a quien vinculó con otros casos similares ocurridos en el fútbol argentino. “Este tipo de situaciones son muy desagradables y difíciles de explicar”, afirmó, dejando en claro su frustración por la pérdida de un jugador formado desde muy chico en la institución.
Qué había dich la madre de Scarlato
La primera campana había sonado desde el entorno del jugador. Lorena Cuervo, madre de Scarlato, salió públicamente a defender al representante y negó cualquier beneficio económico. Aseguró que las decisiones se tomaron priorizando el bienestar y el futuro de su hijo, y denunció situaciones que generaron un quiebre con el club.
Entre los puntos más sensibles, Cuervo sostuvo que Luca jugó durante semanas con pubalgia sin recibir los cuidados necesarios, lo que habría agravado la lesión. Según su versión, el jugador fue exigido para competir pese a las molestias físicas, una acusación que elevó notablemente la tensión del conflicto.
Desde River, Rodríguez negó de manera categórica esas versiones. Aseguró que el club cuenta con un departamento médico de primer nivel y que nunca se obliga a un juvenil a jugar lesionado. “No apuramos a nadie y siempre priorizamos lo humano”, remarcó, calificando las acusaciones como inexactas.
También explicó que la resolución fue muy rápida y que el club aún no tiene confirmación oficial sobre el destino final del futbolista, aunque todo indica que continuará su carrera en Italia.
Europa como destino y antecedentes que preocupan
La salida de Scarlato revive antecedentes similares en River Plate y en otros clubes argentinos. El propio Rodríguez recordó el caso de Thiago Geralnik, quien dejó el club rumbo a Villarreal siendo capitán juvenil y hoy continúa su carrera lejos de los primeros planos europeos.
Este tipo de episodios vuelve a abrir el debate sobre la protección de los clubes formadores, la regulación de los representantes y el impacto que tienen estas decisiones tempranas en el desarrollo de los futbolistas.
