Una serie de cartas escritas por el mítico cantor Carlos Gardel entre 1923, durante su primera gira por Europa, y 1933, cuando terminó de filmar en el Viejo Continente, se revelaron para una subasta que se realizó en Montevideo. Las misivas asombraron al mundo del tango porque eran dirigidas al músico José Razzano y allí el Morocho del Abasto reclamaba por el cobro de las ganancias por la venta de discos: “No tenemos quien controle las salidas”.
Esta correspondencia escrita por Carlos Gardel hace más de un siglo era dirigida a su amigo íntimo y apoderado en Buenos Aires, José Razzano. Además de los mencionados reclamos a la industria discográfica, el artista popular reveló detalles de la vida ostentosa durante su estadía en París. Desde las mujeres que su fama le permitió "pasarse", hasta una rivalidad entre sus representantes.
Las cartas mencionadas estaban en manos de la Fundación Industrias Culturales Argentinas (FICA), que contaba con más de 4.500 documentos y objetos personales del cantante de tango más grande de la historia. Cabe recordar que José Razzano formó parte de un exitoso dúo junto a Gardel en 1911 que debió disolverse en 1925 cuando, por problemas de afonía, debió abandonar el canto. Entonces el intérprete uruguayo se convirtió en el responsable de los negocios y administrador de los bienes del Zorzal Criollo hasta 1933.
A lo largo de los escritos, que pertenecían a un coleccionista fallecido, Carlos Gardel cuenta que vivía en París "mejor que un millonario", en "el mejor barrio y en uno de los mejores apartamentos". Se trata del número 51 de la Rue Spontini. Del mismo modo, se lamentaba por los malos negocios que estaba teniendo con los caballos, aunque le pregunta a su "mánager" por “Lunático”, el "pingo" que entrenaba su amigo Francisco Maschio en la Villa Yeruá de Malvín.
En otra carta, el ídolo argentino difama a uno de sus músicos más conocidos, el uruguayo José María Aguilar, quien sobrevivió al accidente aéreo del 25 de junio de 1935 en Medellín. En el siniestro murieron Carlos Gardel, el letrista Alfredo Le Pera y los guitarristas Guillermo Barbieri (abuelo de la actriz argentina Carmen Barbieri) y Ángel Riverol.
Volviendo a la carta, el cantor aseguraba que Aguilar era un "turro", "mala persona" y "degenerado de la naturaleza". A Razzano le reveló varias quejas de que el guitarrista le debe "unos miles de francos". Gardel planteaba "que podía haber hombres canallas e infames, pero este sinvergüenza es un caso nunca visto", para ser más que contundente contra Aguilar.
La vida “de bacán” de Carlos Gardel en París
Por otra parte, en una carta escrita en enero de 1926, Gardel confesaba que disfrutaba de una vida de "bacán" en Europa, pero reprochaba que no era tan rico como la gente pensaba. "En todo París no se habla más que de mí, del gran cantor argentino. Las crónicas de los diarios dicen cosas que no se han dicho de muchos (…). Han dicho los cantantes que hay en París, muchos de ópera, que iban a aprender un poco de mí", expresaba.
En esa línea, el famoso cantor explicaba a su colega: "El dinero me lo aprovecho en propaganda, afiches clichés, me he hecho una cortina de seda para mi presentación, he andado de un lado a otro. En fin, la cuestión es no mostrar la hilacha, pues creen que trabajo porque me da la gana, que soy rico, que los discos me dan una renta bárbara, un chiqué bárbaro (ostentación, en lunfardo)”.
”No tengo más relaciones que grandes bacanes y bacanas; que me he pasado varias, entre paréntesis", agregaba el compositor de “Volver” en sus escritos. Y en la misma carta anticipó el éxito de la canción "Ramona", grabada en 1928 y que fue incluida en el disco “Melodía de Arrabal”, sobre la cual aseguraba que "venderían muchos discos". "Los ingleses y los franceses la cantan como el culo", criticó a los europeos.
Las sospechas de Gardel sobre el “afano” de los discos
Otra carta trataba sobre los negocios entre Gardel y su representante, cuyo problema de garganta inició la carrera solista del Rey del Tango. En Europa, este puso a cargo de sus contratos a Luis Pierotti, quien, entre otras cosas, negoció con Paramount Pictures el acuerdo que llevó a Gardel al cine. Y una misiva demuestra una "pica" entre Razzano y el representante europeo.
"Pierotti está muy chivo (enojado) con vos, (dice) que lo has interpretado mal y que no le has escrito una sola carta. En cambio, él te escribió. En fin, vos sabrás", le contaba Gardel y detalló que lo tenía "rechiflado" el trato comercial con las discografías que lo grababan. "Como te he dicho, siempre hay afano", escribió.
"Cómo no va a ver si nosotros no tenemos quien controle las salidas de discos. Y quién sabe cuántos discos hacen las matrices que mandan ustedes. ¿Quién controla eso?", preguntaba el Zorzal y desconfiaba: "Ellos harán 1.000 discos con estampillas nuestras y 20.000 con estampillas de ellos".