El histórico cantor Carlos Gardel partió hacia Europa en octubre de 1931 a bordo del barco Conte Rosso, para seguir brillando en París, la ciudad que lo tenía como uno los artistas más destacados. Y mientras vivía en un departamento de la capital francesa, el Morocho del Abasto aprovechó para visitar y convivir unos días con una diva de la música de ese país, que pocos conocen en el mundo del tango.
Según recordó años más tarde, el poeta Raúl González Tuñón, conoció a Carlos Gardel a bordo del mencionado Conte Rosso: “Yo iba al Brasil, como corresponsal de la vieja Crítica, en los días de la revolución de Getulio Vargas y Gardel volvía a París”. “Todas las noches nos reuníamos en el camarote del capitán a tomar unas copas. Él cantaba para nosotros canciones en francés y en italiano”, rememoraba el escritor.
En tanto, ya instalado en la ciudad de las luces, como bien recuerda Felipe Pigna en una nota en Clarín, el plan del Zorzal Criollo en ese viaje era trabajar en cine. Ante esa decisión dejó en libertad de acción a sus famosos guitarristas, entre ellos, el abuelo de Carmen Barbieri, pero con un consejo clave: “Esta vez no van a viajar conmigo, pero atenti, muchachos: eviten agarrar viaje con cualquier crosta porque ustedes, aparte de laburar con este gomía, son escobas de primera calidad”.
Pero además de tener su mente puesta en los estudios de filmación, Carlos Gardel quería descansar de las numerosas presentaciones en teatros y cabarets que realizaba. Por todo eso, aguardaba llegar a París a fin de octubre para filmar dos películas sonoras y luego viajar a Los Ángeles en marzo de 1932. Durante unos meses estuvo en París y pudo disfrutar de la ciudad casi como un turista más.
Carlos Gardel y su visita a la soprano popular de Francia
Según una versión que circula hace casi cien años, el cantor de “Volver” y “Por una cabeza” visitó a la renombrada soprano francesa Ninon Vallin, quien había actuado en el Teatro Colón en varias temporadas entre 1916 y 1925. Ese rumor asegura que el compositor de “El día que me quieras” habría pasado algún tiempo en La Sauvagère, la casa de la diva en el pueblo de Millery, cerca de Lyon.
Allí habría aprovechado la estadía, además de disfrutar de una grata compañía, para escuchar consejos sobre técnicas vocales, algo que siempre le interesó al Zorzal Criollo. Sin embargo, lo cierto es que pasó una parte del invierno en La Riviera, también visitó a sus parientes en Toulouse y paseó por Nápoles y Londres. Cabe señalar que Gardel en París alquilaba un departamento en el número 27 de la rue Le Ville, que se transformó en el refugio de toda la bohemia argentina que andaba por París.
Finalmente, de esa etapa de descanso del mítico artista, según publicó el Diario El Mundo, Gardel caminaba por las calles parisinas, cuando escuchó el ruido de un avión y le dijo a su amigo Luis Mandarino unas palabras premonitorias. “Che, tano, mirá para arriba. En uno de esos pájaros, seguro que no volaría, porque si se viene abajo, no se salva nadie”, reveló el medio mencionado, el 24 de junio de 1967, a 32 años del trágico siniestro en Medellín donde perdió la vida.