El famoso cantor de tango Guillermo Fernández empezó en la música arrabalera desde muy chico y ya a los 14 años era presentado en los programas de televisión como “el nuevo Carlos Gardel”. Ahora, el reconocido y premiado artista repasa su exitosa trayectoria y recordó el vínculo especial que lo une al Zorzal Criollo: un disco y la imitación al más grande ícono del tango argentino.
“En el diminutivo (Guillermito) está la gente que me vio crecer, que me vio nacer. Es mi historia, es parte de mi vida”, explicó Fernández en una entrevista radial con Víctor Hugo Morales, donde contó uno de los primeros recuerdos que tiene con la música popular que lo lanzó a la fama desde la niñez.
Un viejo Long Play que le regalaron para su quinto cumpleaños, con canciones de Carlos Gardel, lo marcaron para siempre y Guillermo Fernández no hizo otra cosa que imitar a histórico cantor. Luego, el artista, de 66 años, cambiaría de espejo por el de Roberto "El Polaco" Goyeneche, su compañero en “Los Grandes Valores del Tango”.
El canto se convirtió en parte de la vida de Fernández y a los 13 años debutó en el famoso programa televisivo que concentraba a las figuras del 2x4. Un año después de su debut, ya lo presentaban en la televisión brasileña como el nuevo Zorzal Criollo. “Fue una explosión. Fue impresionante. Para mí era una cosa natural. Yo me crie cantando”, expresó en diálogo con Victor Hugo Morales.
“A los ocho años cantaba en El rincón de los artistas. Para mí era natural. A los once años tomaba clase con Troilo. Mi viejo era un tanguero normal. Pero yo tenía consciencia de quiénes eran. Yo era muy musical, muy músico, y pensaba que cuando me decían algo por algo sería”, señaló Fernández sobre sus comienzos en la música popular de nuestro país.
El rol de Grandes Valores del Tango en la vida de Guillermo Fernández
Luego, de esa época histórica de la cultura tanguera destacó una historia muy emotiva que lo vincula con el empresario de la televisión Alejandro Romay y su hijo Diego: “Cuando tenía trece años debuté en Grandes valores del tango y de un día para el otro me hice muy conocido. Canté solo, y al otro día con Goyeneche”.
“Por ese entonces mi papá se fundió. Uno de los socios agarró toda la plata y se fue. Mi viejo entró en una gran depresión, se metió en la cama. Yo recuerdo que en menos de seis meses el cabello se le puso blanco”, continuó Fernández.
Finalmente, reveló: “Cuando debuté a los 13 años me encuentro con Alejandro Romay. Le cuento lo que me pasó y le pedí que me ayude. Y lo llama al jefe de contrataciones y me hizo un contrato por todo el año y lo pagó todo junto en ese momento. Entonces yo volví con una bolsa de plata y le dije: ‘Tomá, comprá el departamento’. Y es el mismo departamento en el que vivo hoy en día”.