Ubicadas en el océano Pacífico, a unos 130 kilómetros de la costa oeste de México, las Islas Marías conforman un archipiélago de belleza natural impresionante y una historia tan fascinante como oscura. Durante más de un siglo, este paraíso fue el escenario de una de las prisiones más temidas del país: la Colonia Penal Federal Islas Marías, conocida como el “Alcatraz de México”. Fundada en 1905, albergó a asesinos, criminales de alto perfil y prisioneros políticos hasta su cierre definitivo en 2019, lo que marcó el fin de la última prisión insular de América.
Hoy, María Madre, la isla principal del archipiélago, fue transformada en una reserva de la biosfera y un destino turístico emergente, bajo la administración de la Armada de México. Desde 2022, turistas pueden visitarla en tours organizados desde el puerto de San Blas, en Nayarit, o desde Mazatlán, Sinaloa. Los recorridos incluyen travesías de cuatro horas en ferry y están cuidadosamente supervisados para proteger su frágil ecosistema.
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Cómo es el tour por la ex prisión de las Islas Marías
La experiencia turística comienza con estrictos controles de seguridad, recordando que en la isla aún opera una base militar. Una vez en tierra, el contraste entre el pasado penitenciario y el presente naturalista es evidente: tortugas marinas surgen del mar, cabras salvajes vagan libremente entre las instalaciones, y los graznidos de cotorras verdes endémicas llenan el aire. La isla alberga al menos 18 especies únicas, incluyendo mapaches y conejos autóctonos, protegidas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).
Los visitantes pueden recorrer los antiguos edificios de la prisión, muchos de ellos aún en pie. Las celdas, los comedores y hasta una antigua cabina de tortura, expuesta al sol como castigo extremo, son parte de la ruta turística. A diferencia de Alcatraz, Islas Marías ofrece una combinación de memoria histórica y conservación ecológica.
Algunos visitantes se alojan en las villas que antes fueron celdas, adaptadas hoy para el turismo. Guías relatan historias impactantes: presos obligados a trabajar en salinas bajo el sofocante sol, mujeres recluidas en condiciones infrahumanas y motines ocurridos en la sección de máxima seguridad inaugurada en 2011. Esa parte, hoy abandonada, fue construida al estilo estadounidense y cerrada tras disturbios por las malas condiciones de vida.
Aunque el enfoque oficial es fomentar un “turismo de convivencia con la naturaleza”, como afirmó el expresidente Andrés Manuel López Obrador, muchos turistas llegan motivados por la historia penal del lugar. Las excursiones entre rejas oxidadas, torres de vigilancia vacías y paisajes de belleza inalterada ofrecen una experiencia única: la de caminar entre los ecos de un pasado brutal en medio de un entorno natural que renace.
Así, lo que alguna vez fue un infierno en vida, hoy se reinventa como un paraíso con cicatrices, donde la memoria, la naturaleza y el turismo se entrelazan en cada rincón de las Islas Marías. Cada vez son más los turistas del mundo que eligen visitar esta paradisíaca isla y conocer sus secretos más oscuros y aterradores, pero que fueron significantivos para su historia.