El telescopio James Webb, el instrumento de observación más grande y potente jamás construido, fue lanzado este sábado (día de Navidad), al espacio en una misión conjunta de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense. Webb despegó desde el puerto espacial europeo de Kourou, en Guayana Francesa, con el objetivo de observar los orígenes del universo y explorar exoplanetas parecidos a la Tierra.
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James Webb, transportado a bordo del cohete Ariane 5, fue fabricado en Estados Unidos, en el marco de una misión conjunta de la NASA y la ESA con el fin de explorar las primeras edades del universo, así como la evolución de las galaxias o las características de los exoplanetas.
Se trata del mayor observatorio fuera de la Tierra jamás construido, con una masa de lanzamiento de 6,2 toneladas. El despliegue de su espejo y su protector solar no se completará hasta trece días después del lanzamiento, y su inserción orbital final llegará en 29 días.
A los nueve minutos del lanzamiento, se produjo la separación de la etapa principal del cohete y, antes de alcanzar la media hora de vuelo se desprendió la etapa superior del Ariane 5, liberando al observatorio para el despliegue de paneles solares y antenas para enviar las primeras señales al control de Tierra.
¿Qué se espera de la recorrida del James Webb en el espacio?
Las agencias espaciales esperan que el telescopio sucesor del Hubble resuelva misterios en nuestro sistema solar, vea más en profundidad mundos distantes alrededor de otras estrellas y explore las misteriosas estructuras y orígenes de nuestro universo y nuestro lugar en él.
Observará la luz infrarroja con una sensibilidad sin precedentes, lo que le permitirá mirar atrás en el tiempo unos 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias tras el Big Bang.
Entre sus principales características técnicas hay que destacar el espejo primario --compuesto por 18 segmentos hexagonales que combinados crean un espejo con un diámetro de 6,5 metros, frente a los 2,4 metros del Hubble--, el parasol y cuatro instrumentos científicos entre cámarás y espectrógrafos.
El telescopio se desplegará en el espacio cerca del punto lagrangiano Tierra-Sol L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Su destino es ese porque, equilibrado entre las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra mantendrá la misma orientación con respecto a ambas, y la calibración y blindaje son más sencillos.
En desarrollo desde 1996, inicialmente fue denominado como Next Generation Space Telescope o NGST, hasta que en 2002 fue denominado James E. Webb, en honor al administrador de la NASA entre 1961 y 1968.
El proyecto, cuya finalidad es dar relevo a los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, ha tenido cinco años de retraso en el lanzamiento y su coste final ronda los 10.000 millones de dólares.