En 2001, mientras en Argentina crecía el desempleo, la marginalidad y se generaba el caldo de cultivo para que el país eclosionara en diciembre, un amigo del dueño de Maxiconsumo quiso devolverle un favor con un jingle publicitario para una marca de su empresa. Ese fue el primer paso para que se alinearan todos los planetas y surgiera una de las canciones publicitarias más exitosas, populares y durareras de la historia: el jingle de Marolio. El segundo hecho fue un tanto menos azaroso y más fáctico: se unieron un publicista muy ocurrente y tres músicos talentosos, dos hermanos compositores y una gran vocalista. Así le dieron vida a la canción que traspasó varias generaciones y hasta versionó una banda de heavy metal como Asspera.
MÁS INFO
Como en cualquiera historia, en esta no faltan los nombres propios. De hecho, el publicista Ignacio Tisser quiso devolverle un favor a Maxiconsumo (la empresa dueña de Marolio) con el spot radial. Entonces, acudió a The Sound Studio cuyo titular era Osvaldo Botaya (fallecido en 2012), quien escribió la letra y trabajaba con los hermanos Alejandro y Gustavo Ridilenir. A su vez, convocó a Andrea Báez, una ya por entonces experimentada vocalista del gremio. Y entre todos, cada uno con su aporte, generaron ese gran jingle.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
“Osvaldo, en general, le ponía más foco las letras y después mi hermano y yo lo trabajamos musicalmente. En este caso, primero estuvo más el concepto de la enumeración, pero nosotros tuvimos que trabajar en cómo ordenar las palabras para que tuvieran ritmo y una cierta manera de encuadre en la forma musical”, le contó a El Destape Gustavo Ridilenir, uno de los autores de la música.
Y continuó: “‘Le da sabor a tu vida’, ‘Desde el comienzo del día’, eran sloganes que ya trajo Osvaldo. Eso era todo, no había una melodía, eran una cantidad de productos que teníamos que ordenar como para hacer que tengan cierta manera de versificarlos. Después nos pusimos a trabajar con la música. Por lo que nosotros hicimos la melodía, la armonía y el ritmo”.
Andrea Báez, en tanto, recordó con El Destape cómo fue su experiencia al ponerle la voz al jingle. “Caí y me dije ‘guau, qué difícil ¿Qué pasó, cómo se la da onda a choclo y lentejas?”, comentó, no sin una dosis de humor. Y agregó: “Antes había grabado para Savora (“Un toque de Savora, un toque de sabor”) y eran también varias enumeraciones, aunque no solo de productos, como en el caso de Marolio. Es decir, fue un trabajo que tampoco me resulto anormal, aunque costó darle una onda para que suene dulzona: porque en definitiva estás leyendo una lista de supermercado. Me fui con una onda rara del estudio y jamás me imaginé que se iba a producir semejante fenómeno”.
Marolio después del estallido y las redes sociales
El jingle de Marolio tuvo dos etapas de popularidad, la segunda mucho más exitosa que la primera. En rigor, el spot comenzó a sonar en la radio en 2001, y tardó un tiempo en hacerse conocido. De hecho, tras es estallido político, económico y social, aparecieron las primeras respuestas. En ese sentido, Gustavo Ridilenir esboza una posible explicación.
“Si bien es un misterio por qué pegó tanto, yo creo que después del 2001 el bajón en el poder adquisitivo de las clases medias se empezó a hacer notar mucho más. Entonces, en ese contexto, este tipo de marcas empezaron a tomar un lugar en el mercado como diciendo soy una posibilidad. Y este producto le habló a ese sector”, analiza quien acompañara en varias giras, desde el saxo y la flauta, a los Illya Kuryaki and the Valderramas.
“Algo similar pasó en 2016, 2017, cuando la empresa decide volver a ponerlo al aire después de 2007. Hacía años que no pegaba, pero al poco tiempo explotó. No sé si tendrá que ver también con que empezaron a consumirse devuelta marcas más accesibles. La empresa, además, colocó el aviso en todos los canales de aire: antes estaba en uno solo. Y, obvio, que tuvieron que ver mucho las redes sociales”, agregó el saxofonista.
Andrea Báez, en tanto, también intentó explicar las razones del hit. “Algo pegó en la melodía, en la voz, la pauta publicitaria está muy presente que es fundamental y las redes hicieron explotar todo”.
Otro elemento contemplado por Ridilenir, que también grabó en Miami de Los Babasónicos, es: “La publicidad, en general, no te dice lo que te vende: te hace una historia para atraerte, acá te lo enuncian claramente; pegada de Osvaldo. Es como que un almacenero de 1930 te cante todos sus productos. Tiene una literalidad, te diría, casi soviética”, bromea. Y pasa en limpio: “La enumeración, la métrica que se le dio a la misma, una gran cantante y algunas modulaciones en un melodía entradora y simple, creo que fueron la combinación que generó el hit”.
¿Quién quiere ser millonario? Los hacedores y sus derechos
La primera pregunta que aparece después de conocer la historia del jingle de Marolio y escuchar la historia y el análisis de los músicos es qué pasa con los derechos de autor y de interpretación. La fantasía es que sus hacedores se convirtieron en millonarios, pero no, nada más alejado.
“Obviamente que tenemos un diferencial con respecto a otros jingles de publicidades por lo que representó este spot en términos populares. La empresa nos renueva el contrato anualmente. Aunque el modus operandi de SADAIC con las canciones, teóricamente, es: se bajan a una planilla y en algún momento les llega que si La Cucaracha sonó 750 mil veces en todo el territorio argentino, entonces te toca tanta guita. Es decir, las canciones ganan por pasada y cuanto más se las pasa, más se gana. Mientras que la publicidad no tiene ese régimen, si no que es un arancel anual. No es un dinero que te salva ni a palos y por otro lado no depende de si se pasa en todos lados. Por ejemplo, no aumenta en nada la viralización en Tiktok de un video de chicos cantando el tema en el viaje a Bariloche si todo eso no se baja a una planilla”, grafica Gustavo Ridilenir.
“La música publicitaria no se registra en la Asociación Argentina de Interpretes (AADI), por lo tanto no cobro como interprete. Los cantantes de jingle somos el último eslabón de una cadena que no sabemos quién es el patrón: si el dueño de la marca, la agencia publicitaria o la entidad recaudadora”, agrega Andrea Báez, quien también es locutora.
No obstante, con el jingle de Marolio hay una excepción a la regla ya que se registró como canción. La decisión la tomaron los hermanos Ridilenir, después de que la banda Ásspera la empezara a interpretar. De todas formas, su reproducción es muy inferior a la cantidad de veces que suena el jingle publicitario.
“Yo le escribí a Asspera cuando vi que utilizaban el tema. Ellos me respondieron muy respetuosamente que lo habían bajado a planillas a SADAIC, por lo cual nuestro jingle ya es parte del repertorio que ellos le entregaban a los recaudadores tanto de SADAIC, como de AADI. Y eso pasó a generar también un derecho”, explica Gustavo.
Y el flautista agregó: “La registramos también como canción, entonces ahora tiene un doble registro. De todas maneras no tiene ni por asomo la reproducción de la publicidad y siempre estamos supeditados a que quienes lo reproduzcan lo bajen a la planilla para SADAIC como hizo muy correctamente la gente de Asspera”.
Del Luna Park al pogo que le da sabor a tu vida
La popularización del jingle de Marolio creció en simultáneo con las anécdotas consecuentes, los viralizaciones en la redes sociales, la publicidad para la TV en la que aparece la misma banda Asspera y hasta la llegada a los grandes escenarios. En ese último punto, fue protagonista su propia intérprete. De hecho, en 2017, en un recital de Los Persas, Andrés Ciro le preguntó a su vocalista si ella era la cantante de Marolio. Andrea le respondió que sí, acto seguido, el ex Piojos le pidió que la entonara ante las miles de personas que asistieron al Luna Park.
“Si bien no me reconoce nadie en la calle por el jingle de Marolio, desde que Andrés me la hizo cantar en el Luna me empezaron a seguir mucho en redes y me escriben”, contó Andrea. Asimismo, quien cantara con Turf, Valeria Lynch, Patricia Sosa, La Zimbabwe, entre otros tantos, contó que se la empezaron a pedir mucho y en pequeños shows a veces ya no le gusta tanto hacerla.
“En el Luna no me molestó que me la pidieran, a veces me da un poco de vergüenza en lugares más chiquitos”, confesó la cantante que en la actualidad hace un tributo a Billy Joel.
Una buena síntesis de la expansión del jingle quedó plasmada en el último spot audiovisual de la marca. De hecho, allí aparece la maestra que se viralizó en las redes por suscitar la atención de sus alumnos dirpersos con la canción de Marolio, los tatuajes con frases de la publicidad hechos por fans de la marca, otros que se disfrazaban de algunos de los tantos productos y hasta el cantante de Asspera.
La banda argentina de heavy autodefinida como “la primera y más importante banda de metal bizarro”, comenzó a hacer su versión del jingle publicitario en 2017. El registro que le imprimió la agrupación, cuyos integrantes aparecen enmascarados, es mucho más pesado y tiene su pogo correspondiente en una parte de la enumeración de productos. De hecho, la bautizaron como “El pogo que le da sabor a tu vida”.