Convirtió a una antigua expendedora de YPF en un alojamiento: así es “La Torre”, un hospedaje innovador con 85 años de historia

El emprendimiento se destaca en Huanguelén, a 474 km de CABA, y perteneció a varias generaciones de una misma familia. Su historia.

10 de enero, 2025 | 00.05

“¿La gente viene a Huanguelén?”, preguntó sorprendido el abuelo de Alejandrina, dueña de “La Torre”, un edificio que busca recuperar la historia y mutó de ser una expendedora de YPF hasta un hospedaje que atrae personas y las convence de viajar 474 km desde CABA. Este lugar no sólo es la viva imagen de lo que puede lograrse con la recuperación de una construcción antigua, sino también de cómo un pueblo se reinventa para llamar al turismo.

La Torre es parte de la vida de varias generaciones de la familia de Alejandrina Perez Bravo: “Pasé toda mi infancia ahí adentro”. Su abuelo, Lalo, era dueño de todo el playón: la antigua expendedora, que fue reconvertida a una gomería, y tres locales más. “Era salir del colegio e ir a jugar con mis primos y mis hermanos ahí”, contó en su diálogo con El Destape. Además, detalló que, como no tenían teléfonos, se entretenían con lo que había en el local y también se cruzaban a la plaza central de Huanguelén, justo enfrente de donde hoy está el alojamiento.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Alejandrina admitió que el proyecto surgió desde la necesidad. Tras estar unos años viviendo en Brasil, volvió a Buenos Aires para trabajar en un negocio online y no tenía un lugar propio. En ese momento, la expendedora tenía armado un pequeño loft en la parte de arriba del edificio, que antes servía de oficina. “Hablé con mi abuela, Chiquita, y le pedí el departamento porque pensaba volver a Huanguelén”, relató. Ya instalada, comenzó a hacerle mejoras poco a poco y a organizar el espacio de forma funcional a una vivienda. Tras las reformas, Alejandrina se fue a vivir un año a Estados Unidos por trabajo: “Tenía tanto amor y dedicación que no quise alquilarla fijo”. Pero justo al irse, comienza la pandemia y lejos de trabar el proyecto, lo potencia como un hospedaje rural y lo publica en Airbnb.

El edificio tiene una larga historia: nació como una sede de la compañía Ford y luego pasó a ser una expendedora de YPF, alrededor de 1940. Alejandrina conoce los detalles gracias a Alicia, esposa de un hombre que trabajó en el establecimiento durante el paso de ambas empresas. Años más tarde, el abuelo de la anfitriona de La Torre inauguró la gomería y así fue como se coló este proyecto innovador en la vida de la actual dueña.

No sólo destaca por su historia sino también por su diseño y por un particular detalle: las letras de YPF que coronan la construcción. “Nunca fue un tema a debatir sacarlas: La Torre es así”, sostuvo la actual dueña del alojamiento. Con una capacidad para 3 personas, dos plantas y una terraza con vista a la plaza de Huanguelén que atrae a los amantes de los asados, el hospedaje atravesó diversos cambios para verse tan moderno como es ahora. “Mucho tiempo salí a la terraza por una ventana, porque tampoco había una puerta”, recordó.

 

Todos los cambios confluyen en un momento clave: la inauguración de La Torre en junio de 2022. “Mi abuela falleció y no llegó a ver la repercusión que tiene y su carácter de edificio reciclado. – relató Alejandrina y agregó– Mi abuelo sí y para él fue impactante el cambio de lo que era a lo que quedó”. Además, contó que Lalo no puede creer la resonancia que tuvo el alojamiento y que constantemente pregunta: “¿La gente viene a Huanguelén?” y le cuentan que sí, y que encima van a conocer este lugar tan peculiar.

 

“Busco que conozcan a Huanguelén desde la cultura del pueblo”, afirmó Alejandrina. Expresó que muchos de los huéspedes no pueden creer que las bicicletas queden en la calle, que los chicos vayan solos al colegio y en bici: “se vive sin tener que pensar si cerrás rápido la reja o no”, aseveró.

Con un paseo de esculturas hechas de materiales reciclados, una vieja estación de ferrocarril, un parque recreativo y una tradicional parrilla llamada “Pa’ Usted”, en honor a José Larralde, un reconocido cantautor de folklore nacido allí, Huanguelén ofrece un circuito para disfrutar de la cultura. Todas y cada una de estas actividades recomienda la anfitriona a sus huéspedes, en especial “ir a comer un buen asado, porque es una parrilla típica de peña”, aseguró. Rodeado de destinos turísticos como Sierra de la Ventana, Carhué y Guaminí, este pueblo invita a visitantes de todos lados a pasar por el edificio reciclado.

“Viene gente de ciudad a descansar y a conocer otra vida, otro mundo. También se alojan personas que eran de Huanguelén. Vienen de visita y las casas de la familia les queda chica”, detalló Alejandrina y contó que incluso, una mujer está considerando visitar La Torre debido a que su novio es fanático de los autos y le pareció un buen plan ir a dormir a una antigua estación de servicio.

 

El pueblo es de tan sólo 5.000 habitantes y cuenta con un peculiar conflicto: “Venimos peleando con la autonomía desde toda la vida porque estamos divididos en cuatro municipios”, reclamó Alejandrina. Por esta razón, la comunidad tiene mucho peso en lo que es el mantenimiento y la innovación del lugar: “El parque recreativo de Huanguelén lo propuso una vecina, que juntó recursos y lo armó –y agregó– El paseo de las esculturas fue igual: empezó un señor haciendo una escultura y pidiendo permiso a un municipio y hoy son dos cuadras completas con más de un artista”.

 

“Sin Miriam Sack (su empleada) y sin el apoyo de mi familia, La Torre no sería posible”, aseguró Alejandrina y, con mucha convicción, concluyó: “Huangue es un lugar para venir a desconectarse y a descubrir una cultura distinta. Es como Epecuén en su momento: siguen estando estos lugares tan lindos para conocer y a veces, sin saberlo, están cerca”.