El "descuartizador de Pilar" que se llevó a la tumba el secreto de sus crímenes: su historia y los casos sin resolver

Hace casi 5 años lo atraparon cuando descartaba los restos de su pareja, a quien había asesinado y descuartizado y se suicidó en plena persecución. Con su muerte se llevó el misterio sobre tres personas, allegadas a él, de las que hasta el día de hoy se desconoce su paradero.

06 de enero, 2025 | 20.46

Lorenzo Esteban Duarte fue un hombre conocido en el ambiente del hampa y la Justicia. Oriundo de la zona norte del Conurbano, conoció los tribunales a principios de la década del 80. Coleccionó causas y hasta alguna condena por privación ilegítima de la libertad, estafas, robos y hurtos. Luego de pequeños pasos tras las rejas, el hombre se mudó más al norte en el conurbano y cometió su primer delito, o el primero que fue denunciado, en 1997. Ese año lo empezó detenido por el abuso sexual de una nena de 11 años. A la víctima la convenció de que iba a comprarle una bicicleta, la llevó a su casa y la atacó sexualmente. Estuvo preso pocos años y fue liberado.

Pocos meses después de recuperar la libertad, Duarte fue acusado por la desaparición de una vecina de General Pacheco. Viviana Altamirano tenía 22 años cuando "se la tragó la tierra" y sus ropas aparecieron, varios días después, en un techo cerca de la casa de la mamá de Duarte, donde el hombre se había mudado, en una zona de quintas de Del Viso. Un vecino que encontró las ropas se la dio a una muchacha humilde del barrio y cuando lograron ubicarla comprobaron que eran de Viviana. Fue denunciado, investigado y terminó sobreseído por falta de mérito. De esta forma, Viviana Altamirano se convirtió en el primer misterio ligado a Lorenzo Esteban Duarte, ya que su cuerpo nunca fue encontrado. 

Mientras Duarte era acusado e investigado, rearmó su vida y se puso en pareja con Paula Orellana. Ella estaba embarazada de él cuando la asesinó tras atacarla a golpes. La testigo principal del crimen fue una nena de 3 años, hija de ambos. Según lograron reconstruir los investigadores, Duarte y su pareja discutieron por la desaparición de la primera hija de ella, una adolescente de 15 años de la que hacía varios días no se sabía nada y la mujer sospechaba que él había sido parte de esa desaparición. De esta forma, Duarte había cometido un femicidio, aunque la ley todavía no lo llamaba así, y sumaba nuevas acusaciones por dos desapariciones. El hombre fue juzgado y condenado en 2005 a 11 años de prisión. Pero su historia criminal no terminó allí.

Cuando estaba preso Duarte conoció a Liliana Gauto. Primero fueron intercambios a traves de redes sociales y después empezaron a verse. La mujer lo visitaba en la cárcel y se intercambiaban correos. Según la familia de la mujer, él le había dicho que estaba preso por estafas y que se había recibido de abogado en la prisión. Así entablaron una relación. Cuando Duarte recibió el beneficio de salidas transitorias empezó a visitar a su novia Liliana y finalmente se mudó a su casa en General Pacheco. La relación del asesino con Liliana había abierto una grieta en la familia de ella hasta que de pronto ya no supieron más nada de la mujer. Un día las hijas de Liliana recibieron un mensaje telefónico donde su mamá les decía que iba a salir de vacaciones con Lorenzo y que pronto les pasaría su nuevo número de celular. El equipo se desconectó poco después y las jóvenes empezaron la búsqueda de su madre. Él dijo que ella se había ido y así, Liliana se convirtió en una nueva víctima desaparecida ligada a Lorenzo Duarte. Por entonces corría el mes de agosto de 2019 y de Liliana, de 46 años, nunca se supo nada más.

Pero Liliana Gauto no era la única persona que había entablado relación con Lorenzo Duarte. En ese 2019 el asesino tenía vínculo con un hombre al que conoció en la cárcel. Guillermo Díaz había estado preso pero ya fuera del penal volvió a relacionarse con Duarte. Allí le contó que tenía pensado comprar un terreno y el asesino se ofreció a ayudarlo. A mediados de noviembre acordaron ir hasta el lugar para realizar la compra. Díaz llevaba consigo 40 mil pesos en efectivo y un cheque pero nunca volvió a su casa. Un día después de su desaparición su teléfono se bloqueó y el hombre pasó a ser un desaparecido más en la vida de Duarte, quien dijo no saber nada de lo que le había pasado a su amigo. La familia de Díaz denunció su desaparición el 19 de noviembre de 2019 y hasta ahora nunca se supo nada de su paradero.

Sin embargo, en plena investigación de la desaparición de Díaz, Lorenzo Duarte se puso en pareja con otra mujer. A fines de noviembre de 2019, Duarte consolidó su relación con Rosa Acosta Brizuela, una mujer de nacionalidad paraguaya que tenía 55 años. La pareja se casó en San Isidro el 20 de noviembre, un día después de la desaparición de Díaz. Lorenzo le había dicho a Rosa que era estudiante de abogacía y que tenía dinero porque vendía propiedades. Poco después la familia de Rosa se enteró de los antecedentes de Lorenzo, cuando la policía llegó a la casa en busca del hombre para que responda por la desaparición de su amigo. Pero Duarte logró escapar y Rosa fue tras él. Juntos se mudaron a una casa de José C. Paz. Las cámaras de seguridad cercanas a esa casa mostraron el 27 de enero de 2020 como Lorenzo Duarte y Rosa Acosta Brizuela llegaron al lugar como una pareja común, de la mano, sin ningún tipo de rastro de violencia. Pocas horas más tarde, las mismas cámaras lo muestran a Duarte salir con una bolsa y una mochila rumbo a la estación de trenes de Villa Astolfi. Era el principio del final para el recorrido del “descuartizador”.

Eran casi las 7 de la tarde cuando una pareja que volvía de trabajar se cruzó a Duarte cerca de la estación de trenes. Le llamó la atención los movimientos del hombre y cómo descartaba una bolsa grande por encima del alambrado. Alarmados por su  actitud, volvieron para mirar qué había tirado pensando que, tal vez, era un perro muerto, pero desde la bolsa, pudieron divisar restos humanos. Por el susto, empezaron a los gritos, que alertaron a otros vecinos y a un policía de civil que estaba en la zona. Con ese acto, la persecución estaba en marcha.

Fueron pocas cuadras de gritos, corridas y desconcierto. Frente a una remisería de la zona Duarte descartó la mochila para tratar de huir más rápido. Allí encontraron el torso de una mujer. Más adelante y en plena persecución, Lorenzo Duarte sacó un cuchillo y se lo hundió en el corazón. Terminó tirado entre los pastizales de la estación por la que recibió el apodo de “el descuartizador de Villa Astolfi”. Los investigadores descubrieron que el cuerpo pertenecía a Rosa, su última pareja. La había degollado, descuartizado y buscaba deshacerse del cuerpo. Pasó un mes hasta que la Policía encontró restos del cuerpo en un baldío cercano a la estación. Cuando llegaron a la casa que habitaban Rosa y Lorenzo en José C. Paz, la imagen era horrorosa. La casa estaba repleta de sangre y todavía había restos del cuerpo en bolsas negras. Era fines de febrero de 2020 y la pandemia estaba a punto de frenar varias investigaciones.

A casi 5 años de conocerse el verdadero nombre del “descuartizador de Villa Astolfi”, los familiares de tres personas vinculadas a Lorenzo Duarte todavía buscan datos y cuerpos de los desaparecidos. El brutal asesino se llevó a la tumba qué hizo y dónde están las víctimas y es una asignatura pendiente para la Justicia dar respuesta a esas preguntas.