Cuando se habla de bajar de peso, muchas personas piensan en que la única opción es someterse a largas horas de entrenamiento en el gimnasio. Sin embargo, el yoga puede convertirse en un aliado para quienes buscan adelgazar y, al mismo tiempo, tonificar zonas como glúteos, abdomen y piernas. Lejos de ser solo una práctica de relajación, existen estilos y posturas de yoga que activan los músculos, elevan el ritmo cardíaco y favorecen el gasto calórico.
Uno de los principales beneficios del yoga para bajar de peso es que trabaja el cuerpo de forma integral. Además, al reducir el estrés y mejorar la conexión con el cuerpo, el yoga también puede ayudar a regular la ansiedad y el hambre emocional, dos factores que muchas veces influyen en el aumento de peso. Por otro lado, las posturas que requieren fuerza en piernas y abdomen son ideales para tonificar glúteos, muslos y zona media. Si se practican con regularidad y se combinan con una alimentación equilibrada, pueden aportar resultados visibles en poco tiempo.
Tres posturas de yoga para bajar de peso y tonificar
Postura de la silla (Utkatasana)
Es una de las posturas más efectivas para trabajar piernas y glúteos. Desde la posición de pie, se flexionan las rodillas como si se fuera a sentar en una silla invisible, manteniendo la espalda recta y los brazos elevados. Esta postura activa muslos, glúteos y abdomen, y eleva el ritmo cardíaco si se sostiene durante varios segundos. Para potenciar el efecto, se recomienda mantenerla entre 30 y 60 segundos y repetir varias veces.
Plancha (Phalakasana)
La plancha es clave para fortalecer el abdomen, los brazos y la espalda, pero también ayuda a quemar calorías al involucrar todo el cuerpo. Se realiza apoyando manos y pies en el suelo, con el cuerpo alineado y el abdomen firme. Aunque parece simple, sostener esta postura exige concentración y fuerza muscular. Mantenerla entre 20 y 40 segundos, descansando y repitiendo, es suficiente para sentir el trabajo.
Guerrero II (Virabhadrasana II)
Esta postura combina fuerza y equilibrio. Con las piernas separadas, una rodilla flexionada y los brazos extendidos, se trabaja intensamente la musculatura de piernas y glúteos. Además, ayuda a mejorar la resistencia física y la estabilidad. Sostenerla durante varias respiraciones profundas activa el cuerpo y contribuye al gasto calórico, sobre todo si se alterna de un lado al otro sin pausas largas.
