El cáncer de tiroides es una enfermedad muchas veces silenciosa que puede pasar desapercibida si no se le presta atención a los síntomas iniciales. Es recomendable hacerse chequeos médicos al menos una vez al año o cada seis meses para prevenir enfermedades y asegurarse de que los análisis de rutina den bien. Aunque esta enfermedad muchas veces no presenta síntomas, a veces es posible detectarla a tiempo.
El cáncer de tiroides es un tumor maligno que se produce cuando las células de la glándula tiroides comienzan a crecer de forma descontrolada. Todos los cánceres de tiroides se originan en un nódulo de tiroides. La glándula tiroides está ubicada en la parte anterior del cuello y produce hormonas que regulan el metabolismo, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal.
Cuáles son los primeros síntomas del cáncer de tiroides
La mayoría de las veces no presenta síntomas y solamente se detecta con una ecografía de tiroides, o bien exámenes de sangre. Sin embargo, a veces aparecen síntomas que muchas personas dejan pasar y son cruciales para un diagnóstico temprano. Algunos de ellos son:
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Bultos o nódulos en el cuello: al tocarse el cuello, se siente una protuberancia o inflamación extraña. Si sentís esto, es importante que consultes con un médico.
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Dificultad para tragar: en casos más avanzados, los tumores en la tiroides pueden generar dificultad para tragar alimentos o líquidos.
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Cambios en la voz: el cáncer de tiroides a veces afecta a las cuerdas vocales, produciendo cambios en la voz, como dificultad para hablar o ronquera.
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Tos constante o problemas respiratorios: en otros casos, el cáncer de tiroides puede ejercer presión sobre las vías respiratorias, generando problemas para respirar o tos.
Tratamientos para el cáncer de tiroides
Lo primero que se realiza es una biopsia para saber si el nódulo tiene un riesgo muy alto, intermedio, bajo o muy bajo de ser maligno. El tratamiento inicial para el cáncer de tiroides es una cirugía. También se puede administrar yodo radioactivo o hacer radioterapia externa, o en casos avanzados, quimioterapia. Luego, se hace un seguimiento midiendo parámetros bioquímicos (tiroglobulina) mediante análisis de sangre y ecografías de cuello.
Alerta: el endulzante que todos usan y es cancerígeno, según la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se encarga del estudiar los efectos nocivos que pueden tener ciertos alimentos, componentes o condimentos en la salud humana y entre ellos se destacan los estudios para saber el potencial cancerígeno de los mismos. El organismo emitió una advertencia sobre un edulcorante común que se encuentra en los hogares de todo el mundo, tanto en alimentos como en bebidas y suplementos. Este edulcorante, ampliamente utilizado en productos sin azúcar, ha sido clasificado como "posiblemente cancerígeno" por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), un organismo dependiente de la OMS.
Este componente tiene diversos usos en la industria alimenticia y es parte del consumo diario de gran parte de la población. De hecho, muchísimas personas prefieren los productos que contienen este endulzante a los que contienen azúcar, muchas veces bajo la idea de que son más saludables. Según la IARC, el aspartamo ha sido incluido desde 2023 en la categoría 2B, que identifica a los productos con evidencia limitada de causar tumores en estudios tanto en humanos como en animales. Aunque la medida puede resultar alarmante, es importante destacar que esta clasificación también incluye otros alimentos populares, como las carnes rojas y procesadas.
El endulzante usado por todos que es cancerígeno
El aspartamo es un edulcorante artificial presente en una variedad de productos cotidianos, como bebidas dietéticas, chicles, gelatinas y hasta medicamentos. A pesar de su uso generalizado, la IARC señaló una posible relación entre su consumo y el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado. Sin embargo, el riesgo exacto sigue siendo objeto de debate.
En cuanto a la evaluación de riesgos, el Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la OMS y la FAO ha determinado que los datos actuales no justifican cambiar el límite de ingesta diaria considerado seguro, que es de 40 mg por kg de peso corporal. Para un adulto promedio, esto equivaldría a consumir más de 9-14 latas de bebidas dietéticas al día.