Conicet: los asombrosos hallazgos en la nueva transmisión

Hasta el 10 de enero, científicos argentinos en conjunto con el Schmidt Ocean Institute explorarán tres áreas de la plataforma continental del sur del país. El fin de semana detectaron especies que no son vistas con frecuencia.

22 de diciembre, 2025 | 18.29

El Conicet continúa con la transmisión en vivo de la campaña “Vida en los Extremos”, con la que los científicos recorren de Norte a Sur la región del mar profundo que sigue el borde de la plataforma submarina argentina hasta llegar al extremo de Tierra del Fuego. El fin de semana, el robot SUBastian, del Schmidt Ocean Institute, realizó otra inmersión en aguas locales. 

La campaña durará hasta el 10 de enero de 2026 y explorarán tres áreas claves donde inspeccionarán desde los 500 hasta los 4000 metros de profundidad: Necochea, Puerto Madryn y Tierra del Fuego. En estas regiones se detendrán en las áreas de la plataforma continental Salado–Colorado, Colorado–Rawson y Malvinas, conocidas por albergar filtraciones de metano y fauna quimiosintética.

El buque de investigación Falkor (too), perteneciente al Schmidt Ocean Institute, se encuentra hoy a la altura de Viedma transmitiendo hasta las 21 horas. La expedición está integrada por 25 científicos y dos “observadores” de la Subsecretaría de Ambiente de la Nación y de la Comisión para la Definición del Límite de la Plataforma, de Cancillería, y es encabezada por la doctora María Emilia Bravo, investigadora de la UBA y del CONICET.

Los hallazgos del stream del Conicet

En las profundidades del océano hay microorganismos casi imperceptibles que usan compuestos químicos como el metano o el sulfuro de hidrógeno para producir azúcares. Durante este proceso, conocido como quimiosíntesis, sostiene ecosistemas frágiles que se desarrollan en el fondo marino.

Estos microorganismos ocupan la base de las cadenas alimentarias del mar profundo, de las que dependen mejillones, almejas, cangrejos y peces. Aunque las filtraciones frías son uno de los tipos de ecosistemas quimiosintéticos más comunes, siguen siendo poco estudiadas en el Atlántico Sudoccidental.

A lo largo de pequeñas grietas del lecho marino se forman verdaderos oasis de vida. Los ecosistemas asociados a las filtraciones de metano son especialmente vulnerables: su distribución fragmentada, la presencia de especies sésiles de larga vida y su dependencia de la energía química hacen que cualquier alteración pueda afectar su equilibrio.

Los animales que se observaron desde el jueves 18 hasta este domingo son:

  • Medusa traslúcida: la Crossota millsae es una medusa de mar profundo poco conocida y traslúcida. Puede encontrarse principalmente en el océano Pacífico, frente a las costas de Estados Unidos y Hawái. Aunque también fueron detectadas en otras regiones profundas del planeta en aguas océanicas de gran profundidad. Este organismo vive en ambientes con muy poca luz y de escasa posibilidad de alimento.

Su alimentación consiste en pequeños organismos del plancton y de partículas orgánicas que captura con sus tentáculos. Su rol ecológico se inscribe en las redes tróficas de las profundidades, donde estos predadores gelatinosos cumplen una función clave en el reciclado de materia y energía. En lo que respecta a su reproducción, no libera huevos, sino que las crías se desarrollan dentro de la madre y nacen formadas.

Los argentinos conocieron nuevas especies en el stream del Conicet.

  • Pepino de mar: podría tratarse de un Oneirophanta, un pepino de mar de aguas profundas que habita los fondos abisales de distintos océanos del mundo. Su distribución es amplia pero fragmentada, con registros en el Atlántico, el Pacífico y el Índico, siempre a grandes profundidades, generalmente por debajo de los 1000 metros. En el Atlántico Sudoccidental, campañas científicas como las del Schmidt Ocean Institute, la UBA y el CONICET han documentado la presencia del género en zonas profundas del mar argentino, como el talud continental y cañones submarinos frente a la costa bonaerense, áreas que siguen siendo en gran medida desconocidas.

Al ser un organismo detritívoro, se alimenta de materia orgánica muerta o en descomposición. Se nutre principalmente de la nieve marina (restos orgánicos que caen lentamente desde las capas superficiales del océano).

  • La araña asesina: en la transmisión quedó registrada una araña marina alimentándose de un pepino de mar. No existen muchas especies en el Atlántico argentino; la pycnogonida Colossendeis es una de ellas. Las de este género figuran entre los artrópodos más singulares del océano profundo. Pueden encontrarse en mares fríos del hemisferio sur (hay registros en el Atlántico, el Índico y el Austral) y hay registros de ellas en aguas argentinas, especialmente en el talud continental y en ambientes profundos asociados a fondos blandos, esponjas y corales de aguas frías.

Las Colossendeis tienen cuerpos muy pequeños en relación con sus patas extremadamente largas, que pueden alcanzar varios decímetros de extensión. Se alimentan principalmente de invertebrados sésiles, como anémonas, hidroides y esponjas, a los que succionan mediante una probóscide tubular.

  • Pulpo Dumbo: uno de los registros tomado el fin de semana serían de este pulpo. Con este nombre se agrupan a varias especies del género Grimpoteuthis, cefalópodos de aguas profundas reconocibles por las aletas laterales de su manto.

Su distribución es amplia y casi global: habitan océanos templados y fríos de todo el mundo, siempre a grandes profundidades, por lo general entre los 1000 y los 4000 metros. En el Atlántico Sudoccidental existen registros del género en zonas profundas del mar argentino, detectados principalmente mediante cámaras y robots submarinos, en regiones del talud continental y cañones oceánicos.