“Es una maravilla, es un logro estupendo. Ya era hora de que ¡por fin! Estemos todos juntos. Emocionante”. Taty Almeida separa las palabras en sílabas para darles más énfasis, está contenta y orgullosa de la convocatoria para el 24 de marzo que circula en redes y dice: “Marchamos en unidad. Son 30 mil. Fue genocidio”. Taty estará en el único escenario que se montará sobre la plaza, junto a Elia Espen -las dos Madres de Plaza de Mayo-, Estela de Carlotto -Abuela de Plaza de Mayo-, y Adolfo Pérez Esquivel, del Serpaj. Cuatro figuras queridas y respetadas, cuatro voces que dan cuenta del acuerdo entre la Mesa de Organismos -donde están Madres, Abuelas e H.I.J.O.S., entre otros- y el Encuentro Memoria Verdad y Justicia -del que participan el Serpaj, Correpi, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos; entre otros- para unificar una marcha que estuvo dividida durante 19 años. Ese hecho es histórico, la destrucción programada del gobierno de Javier Milei sobre cualquier lazo comunitario y de memoria colectiva lo exige.
Es emocionante, sí, así como lo enuncia Taty Almeida. Porque aun cuando tantas y tantas personas no lo sabían o no terminaban de entender por qué cuando se llegaba a la Plaza de Mayo, cada 24M, terminaba un acto y empezaba otro, lo cierto es que la marcha estaba dividida. Que esa coreografía de dejar la Plaza para que lleguen otros grupos y cambie el color de las banderas existía y ocultaba de alguna manera la polifonía de voces e identidades que año a año desde la vuelta de la democracia afirma cada vez un reclamo y un punto en común: Memoria, Verdad y Justicia. Tres palabras que interpelan a la impunidad de la mayor parte de los responsables del genocidio perpetrado por la última dictadura militar en alianza con sectores empresariales, con la protección de la jerarquía de la Iglesia Católica y el aliento y sostén del imperialismo de Estados Unidos.
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“Norita ya había pedido el año pasado que confluyéramos, ella no se quería morir sin volver a tocar el paño celeste con las fotos de los desparecidos”, dice María del Carmen Verdú, histórica titular de Correpi, la organización que lucha contra la violencia institucional, la que está siempre en las puertas de las comisarias cuando al final de una manifestación hay detenciones arbitrarias, cuando tiene que acompañar a las familias de las víctimas del gatillo fácil.
Norita Cortiñas, la Madre de la sonrisa inoxidable, siempre sostuvo, junto con Mirta Baravalle y Elia Espen -las tres de Madres Línea fundadora- que los organismos de DDHH debían mantener distancia de todos los gobiernos, que el suyo debía ser un lugar de interpelación, por eso integraban el espacio del Encuentro Memoria Verdad y Justicia; más ligado a la izquierda partidaria. Desde la Mesa de Organismos, la cercanía con los gobiernos kirchneristas que hicieron propias muchas de las reivindicaciones del movimiento de Derechos Humanos no se discutían. Y en esa diferencia la división de la marcha del 24M.
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“Correpi hace mucho que insiste con dar señales de unidad, las familias que integran nuestro espacio no entienden cuáles son los grandes desacuerdos. La mayoría no lo entiende, sobre todo cuando enfrente tenés un enemigo tan claro que quiere destruir cada derecho, cada garantía, que reprime, ajusta y hambrea”, dice Verdú, una de las que se emociona y también se enorgullece de haber trabajado arduamente para que por fin vayan a caminar juntos otra vez todos los organismos este 24M. Nora Cortiñas falleció el año pasado, ese sueño de la marcha unificada la tendrá como protagonista en la memoria colectiva que la nombra como la Madre de todas las luchas.
Contra el fascismo y la miseria planificada
“Marchar juntes, llegar a las plazas juntes. No sólo en Buenos Aires, en Córdoba y Tucumán también; en otras provincias se sigue conversando. Seguramente tenemos diferencias pero se saldan frente a un gobierno que nos saca derechos todos los días, que vino a hablar de libertad pero la reprime todo lo posible, que pretende dar vuelta la historia para naturalizar su plan económico casi idéntico al de la dictadura”, dice Giselle Tepper, de H.I.J.O.S. “Además es una unidad que llega cuando cada vez hay menos Madres y Abuelas, eso nos marca. Aunque sabemos que somos muchos, muchísimo y en todos lados quienes las abrazamos y ponemos la memoria en movimiento porque así se multiplica”.
¿Cómo será un país sin las Madres y las Abuelas de la Plaza? ¿Cómo será discutir política, decir memoria, Derechos Humanos cuando su testimonio en primera persona ya no se pueda escuchar sin la mediación de una cámara? Cada ausencia se siente cerquita, queda la sensación de una orfandad colectiva para la gran mayoría que reconoce en estas mujeres un ejemplo de lucha, de estrategia, persistencia y convicción para no detener nunca su ronda en torno a la pirámide de Mayo. Esta unidad en la marcha el 24M es un homenaje también para ellas, las que ahora se ven frágiles con su pañuelos blancos. También indispensables.
“Acompañamos las reuniones entre ambos espacios con la visión de que la prioridad es hacer entre todes una gran marcha este 24. Una marcha de confluencias, de aperturas. Que reivindique nuestra cultura de memorias, de continuidad entre proyectos del pasado y de ahora, de derechos humanos, de expresión callejera, de movilización colectiva.” Así reconoce Marcela Perelman, directora de investigaciones del Cels y representante de ese mismo organismo en el grupo de enlace donde se dieron las conversaciones necesarias para llegar a la convocatoria unificada.
“Nosotrxs con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia vamos a participar con una columna y un documento con nuestras consignas. Un año muy particular, de alto contenido represivo por parte del Gobierno nacional, a algunas de nosotras nos encontró en la calle, dando pelea por nuestros derechos pero también defendiendo fuertemente el derecho a protestar en libertad”, dice Myriam Bregman. La columna del EMVJ partirá desde Congreso y avanzará hacia Plaza de Mayo por Diagonal Norte, “queremos darle peso a la violación de los derechos humanos en la actualidad, donde por supuesto contemplamos los reclamos de los trabajadores y las trabajadoras que están padeciendo la miseria planificada de la que hablaba Rodolfo Walsh mientras las centrales sindicales miran para otro lado, y son parte del sostén de este gobierno.”
“Contra el fascismo y la miseria planificada” es la consigna con la que marchará H.I.J.O.S., espacio desde el que insisten en “la memoria como verbo, que sigue activa. Todavía tenemos restos sin nombre, personas desparecidas que están vivas a las que les falta su nombre, nos sigue la agrupación Nietes también, porque esto no se acaba”, dice Tepper.
El escenario en Plaza de Mayo será el mismo que usará la organización villera La Poderosa para su vigilia de música y debates antes del 24M, la actividad que sigue al Museo de Norita, que abrirá sus puertas el 22 de marzo en el barrio Villa 31, en homenaje a su convicción, su legado y su sonrisa.
“Es emocionante”. Esas son las dos palabras que repiten quienes supieron, ayer, que este 24 de marzo habrá una sola marcha, un solo acto, unas pocas pero contundentes palabras puestas en común -se acordó un pliego de reivindicaciones que leerán las únicas personas que estarán en el escenario- para denunciar la represión contra la protesta social, el ajuste que pagan jubilados y jubiladas con hambre, las personas enfermas con sus tratamientos, las grandes mayoría recortando cada vez más sus gastos; una sola marcha contra la amenaza permanente, la deshumanización que convierte a un disparo de proyectil en la cabeza de un fotógrafo en nada que merezca investigación, siquiera condolencias.
Contra esa crueldad: Memoria, Verdad y Justicia como ramas de una misma enredadera que toma fuerza en la tierra en la que se composta el pasado y crece hacia el sol del ahora mismo, proyectándose al futuro.