La cuarentena por el COVID-19 establecida a través del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) el 20 de marzo de 2020, hace cinco años, fue para muchos el evento crucial del proceso de polarización política del país en los últimos años, al influir de manera clave en el surgimiento de grupos y reclamos que llevarían al ascenso político de Javier Milel.
El 19 de marzo de 2020, con tres muertos por el virus y 128 casos, Alberto Fernández acordó con los gobernadores dictar el ASPO en todo el país entre el 20 y el 31 de marzo, previendo cinco fases de apertura progresiva.
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Durante los primeros meses, la cuarentena gozó de una gran popularidad política y social. El Presidente llegó a tener un 93% de imagen positiva, según algunas encuestas, y el Gobierno contaba con el apoyo de los principales dirigentes opositores, como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Sin embargo, la situación política y social pronto empezaría a resquebrajarse con el alargamiento del aislamiento en el AMBA (mientras el interior pasaba a la fase de distanciamiento) y la progresiva suba de casos. Las primeras protestas opositoras ocurrieron el 25 de mayo y pronto fueron in crescendo con sucesivos "banderazos" que tenían como epicentro el Obelisco porteño.
El pico de la primera ola de coronavirus en Argentina llegaría en octubre, cuando se alcanzaron más de 15.000 nuevos casos y 300 fallecidos por día. Por aquellas semanas, algunas de las nuevas protestas contarían con la presencia de un panelista televisivo que empezaba a involucrarse cada vez más en política y que tres años después llegaría a ser presidente de la Nación.
El ASPO llegó a su fin en el AMBA recién el 29 de noviembre de 2020, tras más de ocho meses, cuando volvió a permitirse la circulación pública sin autorización, una situación que ya se daba de hecho. Recién en abril de 2021 comenzaría la segunda ola de casos, que llevó al pico de muertes diarias por la pandemia en el país, pero ya sin aislamiento estricto.
La cuarentena, que comenzó como un momento de concordia política y unión social, dejó como saldo un país todavía más polarizado que antes, y significó el crecimiento de muchas de las ideas "libertarias" que cambiarían para siempre el mapa político en Argentina.