Aún no está cerrado el acercamiento entre el PRO y La Libertad Avanza en Buenos Aires. Quienes apuestan por sellar un pacto para ganarle al kirchnerismo, y proyectar una opción potencialmente triunfadora para el 2027, anotan en sus filas el apoyo de intendentes de distritos con mucho peso, pero existen dirigentes, en el interior de la provincia, con sonoras críticas a las actitudes libertarias.
El macrismo no cuenta con una gran cantidad de distritos bajo su ala pero, dentro de la nómina, los acuerdistas incluyen el visto bueno de municipios como Campana y San Isidro, de la populosa primera sección electoral, San Nicolás, de la segunda, y General Pueyrredón, de la quinta. Desde estas latitudes, se comparte no sólo la intención de llegar a un entendimiento con la Casa Rosada sino, como pregona Diego Santilli desde hace tiempo, arribar a él como sea.
En contraste, en el interior productivo de la provincia el macrismo también pide por un acuerdo, pero con la UCR. El radicalismo tiene peso en los municipios agropecuarios, por lo que se trata de un espacio político clave a la hora de pensar las alianzas, sobre todo por la recepción que suelen tener en los productores. Eso, sumado al hecho de que los amarillos vieron que los libertarios les hicieron la vida imposible en los respectivos concejos deliberante, impulsa a un sector del PRO a pedir un pacto con los boina blanca y separar lo nacional de lo local.
Desde el sector que promociona el acercamiento con los libertarios, estas demandas fueron encapsuladas y minimizadas. Se las calificó como propias de dirigentes cercanos al jefe de Gobierno porteño que, por su guerra a cielo abierto con los libertarios, milita por la competencia y el sostenimiento del sello partidario.
Mauricio Macri, desde el comienzo, bajó línea para intentar un entendimiento con la Casa Rosada. Él quiso, como había propuesto el presidente, un acuerdo a nivel nacional pero se encontró con la competencia en la Ciudad. Por eso, el titular del PRO no dudó en marcar esto que tanto le molesta a los dirigentes amarillos, la doble cara del gobierno.
Hasta ahora no se evidenciaron fusiones ni pactos entre el PRO y LLA en las provincias. Salvo Chaco, con el radical Leandro Zdero, por el momento ningún gobernador del ex Cambiemos acordó con la Casa Rosada.
“Vamos a competir en Santa Fe con ellos, también pasará en San Luis y en Capital", dijo Mauricio el viernes. Sin embargo, todavía no están descartados los acuerdos nacionales. En la Ciudad, se cayeron las posibles alianzas con los aliados de siempre por, entre otros motivos, la falta de garantías para octubre. El macrismo todavía está en condiciones de reunirse con La Libertad Avanza para los comicios nacionales.
En la CABA, el PRO lanzó una campaña de las clásicas. Con caminatas y el contacto físico como prioridad, en un presente de mucha virtualidad. El café, la calle, para contraponerse al encierro libertario. Frente a las críticas a la gestión actual, el macrismo reforzó el presente con la historia del partido y su transformación de la Capital Federal. Sin mostrarse como lo disruptivo, lo novedoso, sino haciéndose cargo de su pasado para ponerlo en valor.
En materia de gestión, hay cuatro ejes centrales para Jorge Macri: educación, salud, seguridad y movilidad. Sólo en la última semana, la Ciudad anunció el Anillo de Pampa, un túnel vehicular y peatonal para unir distintos puntos del norte de la Ciudad; el jefe de Gobierno inauguró la nueva guardia del Hospital Piñero; limpió las calles, en cuestión de horas, tras la marcha del miércoles; y anunció la detención de una persona acusada de incendiar un patrullero.
De momento, el candidato es el espacio. Todavía no está claro quién será la cara visible de la boleta amarilla para los comicios locales, pero la campaña ya empezó. Está orientada a un concepto, a una idea, a un color, a una tradición. Quienes salieron a caminar las calles de la Ciudad, todas figuras de peso, no necesariamente serán los postulantes. Son caras que, por extensión, representan al PRO que, en definitiva, será lo que se ponga en juego.
Pero lo más llamativo son los grupos con los que decidieron mostrarse. Jubilados, mujeres, emprendedores, comerciantes. Sectores muy golpeados por las políticas nacionales que, probablemente, no tengan la mejor de las visiones de la Casa Rosada y prefieran buscar opciones por fuera de la propuesta libertaria.