Las fuertísimas críticas de Javier Milei a los industriales en el ágape por el día de la industria en la UIA reavivaron la interna en la entidad fabril. Los empresarios ven derrumbarse sus cifras en medio del programa libertario que la cúpula aplaude y encuentran conciliadoras respuestas de su titular Daniel Funes de Rioja.
La centralidad de los cuestionamientos apuntan al presidente de la Unión Industrial a quien ya miran con resignación y no esperan que alce la voz aún cuando el Presidente acusa a la industria nacional de hacerle pagar a los argentinos “productos más caros de peor calidad, aumentando el costo de vida y reduciendo la capacidad de ahorro”. No hay distinción entre empresas pequeñas o mas grandes, los análisis negativos se multiplican.
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“El discurso fue un desastre, es increíble este hombre. Dijo que el campo subsidia a la industria, es una barbaridad. Somos los que generamos valor agregado y mano de obra genuina. En muchos países está subsidiada la industria porque en el mundo hay competencia desleal de China con sus productos terminados. Aunque nos saquen todos los impuestos no vamos a poder competir”, dice ante El Destape un industrial crítico del gobierno y de la conducción de la UIA.
“Los que peinan canas ya la vieron y seguían el discurso con caras largas. En los chats muchos industriales se enojaron con lo que dijo Milei”, revela un miembro de la comisión directiva quien caracteriza a Funes como “el caballero del equilibrio” y mira con preocupación las expresiones del primer mandatario en las que llegó a hablar de “destrucción creativa”.
En otra sintonía, el abogado laboralista a cargo de la conducción industrial evaluó que el Presidente “no claudicó en las metas” y “fue muy claro respecto a que la apertura económica será después de tener resueltos los problemas logísticos, laborales, de acceso al crédito”. “Tenemos paciencia porque creemos en el país”, contestó conciliador a la metralla de definiciones en contra de la industria local.
Milei acusó a la industria de vivir susbsidiada del Estado, de robarle al sector agropecuario, de producir productos caros y de mala calidad, y que es el origen de las recurrentes crisis económicas del país. Después de escuchar tamaños señalamientos, Funes de Rioja eligió destacar la existencia de una “burocracia desbordante que asfixia a las pymes y un sistema tributario que ha terminado expandiendo la economía informal”.
“A esta altura ya a ninguno le sorprende. Hay empresarios que se pensaban que iba a estar incluidos y quedaron afuera”, explica un industrial sobre los posicionamientos al interior de la Unión. “La UIA está dentro del Gobierno con, por ejemplo, su secretario de trabajo que era empleado de Techint. El RIGI salió del Estudio Funes de Rioja. Es una relación muy cercana. Le conviene este vínculo diga lo que diga el Presidente porque obtienen beneficios las grandes empresas, los felicito”, ironiza un Pyme también miembro de la entidad.
“Fue a la UIA a mearlos en la cara con un discurso que atrasa”, critica otro industrial de peso que siguió el acto desde varios kilómetros de distancia. “Las retenciones fueron a cubrir planes, obras, no sólo a la industria. Antagonizar entre el campo y la industria atrasa 100 años”, argumenta.
“Entraron en la trampa porque cuando Milei habla de secuencialidad se refiere a una apertura económica a la Chilena, sin aranceles. No se dan cuenta que su plan es: sacar regulación para importar, después aplicar reformas estructurales y también eliminar aranceles. Eso no lo hace ningún país del mundo”, acota.
Funes se mostró optimista con las inversiones que “inexorablemente” van a llegar al país gracias al RIGI. “Hay perspectivas muy importantes”, celebró y de esta forma consolidó la fractura interna con vastos sectores que no están de acuerdo con la administración libertaria ni la celebración permanente que le hace la principal entidad fabril.