Milei vs. Villarruel: la expulsión de Kueider recalentó una guerra con final abierto

La sesión que culminó con la expulsión de Kueider del Senado reavivó la feroz interna entre la Casa Rosada y la vicepresidenta Villarruel. Desde el Gobierno buscaban convencer que la vice no había querido atender al escribano general de la Nación que buscaba notificarla de que había quedado a cargo del Ejecutivo por el viaje de Milei a Italia. La pelea reflotaba teorías conspirativas, avivadas por las vueltas del macrismo y la UCR.

13 de diciembre, 2024 | 00.20

Ya acostumbrado a conseguir buenos resultados en el Congreso, la sesión especial de este jueves en la Cámara alta que terminó con la expulsión del senador Edgardo Kueider -electo en una boleta del Frente de Todos pero reconvertido a las filas libertarias- dejó al oficialismo en estado de crisis política, con el entorno de Javier Milei apuntando con furia contra la vicepresidenta Victoria Villarruel, desde hace tiempo apartada del Gobierno. Las versiones conspiranoicas elaboradas por el asesor Santiago Caputo, el mago del Kremlin, buscaban convencer que Villarruel no había querido recibir al escribano general de la Nación y así no asumir el Ejecutivo en reemplazo de Milei, de viaje al exterior, para poder seguir presidiendo la sesión en el Senado. Eso, aseguraban, los habilitaba a denunciar a la vice y presentar un pedido de nulidad de la votación. Antes de la sesión sostenían que Kueider era del kirchnerismo, pero la pérdida de la banca del senador entrerriano puso al oficialismo en estado de alarma total.

Resultó una gran sorpresa. Porque hasta el inicio de la sesión especial, la idea que prevalecía era que ninguna de las dos posiciones -la de Unión por la Patria que proponía la expulsión y la del oficialismo y sus aliados que planteaba la suspensión de Kueider hasta marzo- contaría con los dos tercios necesarios para ser aprobadas, por lo que seguiría vigente el pedido de licencia solicitado por el propio senador detenido en Paraguay. Pero las declaraciones de Milei en el streaming del Gordo Dan acerca de que si Kueider era corrupto lo tenían que "echar a patadas en el culo" más el pedido de desafuero y allanamientos decididos temprano por la jueza federal Sandra Arroyo Salgado en propiedades del senador, terminaron por convencer a integrantes de las bancadas de la UCR y del PRO de acompañar la posición de Unión por la Patria. Nadie quería pagar el costo político de aparecer contemplativo con la situación de Kueider cuando el propio Presidente aseguraba ante su club de fans que debían echarlo.

El PRO navega en cierta anarquía, donde la opinión de Mauricio Macri parece pesar cada vez menos. El jefe de la bancada, el cordobés Luis Juez, había avisado en la jornada previa, en diálogo con El Destape Radio, que tenía 40 años de trayectoria política como para andar consultando con Macri qué tenía que hacer. "Es un acto indecoroso, nos agravió a todos", definió en la sesión lo hecho por Kueider. Contó que habían decidido con su bloque bajar a dar quórum en una sesión que tenía destino de fracaso para "depurar la mugre". "La única sanción que le corresponde es la expulsión", adelantó. El radical Eduardo Vischi, con críticas a la "hipocresía" del kirchnerismo, no le quedó otra que anticipar "una sanción ejemplar" para Kueider.

 

De repente, la jugada ideada por Villarruel para cubrir a Kueider se dio vuelta. En un larguísimo cuarto intermedio buscó convencer a los jefes de los bloques dialoguistas de cambiar su posición para no darle una senadora más a Unión por la Patria. Tan al revés le salió todo que hasta los senadores de La Libertad Avanza -ante la evidencia de la derrota de su posición- votaron a favor de la expulsión que terminó con un score impactante, con 60 votos a favor. La chicana de sumar al senador Oscar Parrilli a una posible suspensión no reunió los votos para ser tratada. Un chasco tras otro. La vice quiso salvar la ropa con una enojada aparición ante los micrófonos lanzando críticas para todos lados, pero sabía que quien había quedado en el ojo de la tormenta había sido ella. Durante un año había conseguido mantener cierto manejo de la Cámara gracias a una mayoría de 39 senadores de bancadas dialoguistas que, desde este jueves, pasó a quedar en veremos, justo en el inicio del 2025 electoral. 

Desde la Rosada se le echaron encima con el argumento de que debería haber asumido en reemplazo de Milei, quien desde el mediodía se encontraba de viaje a Italia. En el despacho de Villarruel aseguraban que nadie le avisó, que no era cierto que hubiera derivado una comunicación del escribano general. Apartada desde hace meses de las decisiones de la Casa Rosada -ni siquiera apareció en la cadena oficial por el año de gobierno-, ahora la vice deberá afrontar además una ofensiva por supuesto incumplimiento de sus deberes, algo de lo que la acusaron las propias cuentas vinculadas con el oficialismo. 

El constitucionalista Andrés Gil Domínguez expresó su opinión. "Como no existió un traspaso formal de mando, la vicepresidenta en ningún momento asumió formalmente el ejercicio del Poder Ejecutivo, y por ende, nunca estuvo en una situación de simultaneidad de cargos que hubiera generado la nulidad de la sesión", sostuvo. Con todo, avisó que el único que podría realizar una impugnación judicial sería el propio Kueider, quien tendría que demostrar el perjuicio directo que le ocasionó la situación de supuesta acefalía temporal.