El detrás del Larreta vs Bullrich: dos potenciales candidatos

El ex jefe de Gobierno porteño no sabe si será candidato en 2025 pero se prepara para serlo. La ministra de Milei todavía no descartó el tener que presentarse en las elecciones, pero ya la quieren de jefa de Gobierno.

31 de diciembre, 2024 | 00.05

Sin hacer demasiado, Horacio Rodríguez Larreta sigue presente en la discusión política pública y, a diferencia de los primeros meses del año, se cansó de no responder a los ataques libertarios. Por eso, este fin de semana decidió cruzar a Patricia Bullrich en las redes sociales, con menos diplomacia que en otros momentos.

La ministra de Javier Milei había acusado al ex jefe de Gobierno de no terminar la construcción de una cárcel en Marcos Paz, agravando la situación de las prisiones en territorio porteño. Larreta la tildó de “mentirosa” y le recordó que el penal es de la Nación, no de la Ciudad. Los cruces siguieron en esa línea, con la intención de demostrar que uno de los dos estaba equivocado.

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El ex jefe de Gobierno porteño y su equipo encaran un trabajo difícil. Se embarcaron en la misión de responderle al armado libertario, defenderse sin convertirse en el Gordo Dan. Frente al abuso de la posverdad y el menosprecio a la realidad, el larretismo quiere anteponer los datos. “Requiere sintonía fina”, se describió.

Las estrategias 

El cruce de este fin de semana fue, para Larreta, un avance en esa dirección, sin descuidar la política, la gestión y cierta sofisticación en la respuesta, no tan visceral como la recibida por parte de La Libertad Avanza. “Patricia dejó en claro que no puede ser parte del mismo proyecto político que Horacio. Lo suyo es mileismo puro y duro”, caracterizó un larretista.

El ex candidato presidencial ya había inaugurado el diálogo confrontativo con el gobierno. El informe con el que el Movimiento al Desarrollo (MAD), su usina de pensamiento, analizó el discurso de Milei fue una primera respuesta a los agravios de la Casa Rosada. Por ahora, los dos objetivos de Larreta fueron estrictamente libertarios: el presidente y su ministra de Seguridad. Hasta el momento, no pareció generar rédito político un cruce con Mauricio Macri, con quien no tiene relación.

Bullrich “es calentona”, por eso decidió dedicarle varios minutos de su tiempo a un dirigente que, según ella, es un “cadáver político”. Larreta suele ser bastante diplomático, pero esta vez pareció plegarse, con cierta cautela, al discurso de época. Salió de lo políticamente correcto para pasar a apuntar con dureza.

Patricia está cómoda en el rol que ejerce, siempre con la posibilidad latente de tener que volver a encabezar una campaña. En el bullrichismo ya se ilusionan con la chance de trabajar para convertirla en la jefa de Gobierno 2027. No es novedad la oposición de este sector a Jorge Macri, pese a formar parte del mismo partido y del mismo bloque en la Legislatura. 

Si bien el presidente ya descartó una candidatura de su ministra en 2025, al asegurar que su objetivo son las Ejecutivas, en política “nunca se sabe” y, tal vez, Patricia tenga que encabezar una lista de ser necesario. Pero no la desvela, el Congreso no es algo que la motive. Por ahora, con el bullrichismo dentro de la mesa política de La Libertad Avanza, el objetivo es acompañar en lo que el triángulo de hierro pida y tender los puentes que le soliciten con dirigentes de todo el país. 

A Larreta le sirve que el gobierno lo levante. El ex jefe de Gobierno se encontró, en 2024, con una campaña gratuita en su favor. La gestión porteña, por el abandono del método y el aumento de la pobreza culpa de las políticas nacionales, complicaron el desempeño del PRO al frente de la Ciudad. Por eso, en sus caminatas suele encontrarse con vecinos que le piden volver.

Horacio estuvo detrás de la gestión de la CABA durante dieciséis años. Ocho como jefe de Gabinete de Mauricio Macri y ocho con él mismo al frente. No abandona las calles ni la labor de destacar sus logros durante ese tiempo. Esa es la razón por la que salió a responderle a Bullrich. Lo suyo es la gestión (y defenderla).

Como muchos, Larreta hace campaña en silencio. Todavía no sabe para qué, no sabe si será candidato a senador, a diputado o siquiera si se presentará en la competencia de las urnas, pero se embarcó en la misión de conseguir avales para su propio partido político y estar listo en caso de necesitarlo.

Sólo por mencionar algunos episodios, este fin de semana estuvo en el Barrio Chino, “un proyecto inmenso de reconversión urbana en la Ciudad”; en Navidad visitó a Margarita Barrientos y su Fundación; reveló que en sus recorridas matutinas deportivas aprovecha para revisar viejas obras y durante estos meses se dedicó a ser una especie de guía turístico de la CABA, demostrando conocimiento, cercanía y pertenencia. 

El escenario porteño

En la Ciudad, las encuestas acompañan la idea de una derrota libertaria. El último sondeo de Proyección, de diciembre, mostró no sólo una buena imagen de la gestión de Jorge Macri, lo que resulta llamativo, sino también una menor aceptación a Javier Milei. La supremacía PRO todavía se conserva. 

El votante porteño, a diferencia del discurso libertario, no sólo está preocupado por la seguridad, la pobreza y el acceso a la vivienda sino que considera, según el estudio de Proyección, que el “dirigente político ideal” debería defender los valores de la “educación y salud pública” en primer lugar, seguido por el combate a la inseguridad, la corrupción y el cuidado del espacio público, todas consignas bien pintadas de amarillo. En resumidas cuentas, el porteño sí quiere un Estado presente.

Más relajado que en sus tiempos de gestión, Larreta se planteó la misión de no abandonar sus ideales por un resultado electoral. No quiere, por una banca, acordar con quienes no tiene nada que ver y, hoy por hoy, está alejado de Mauricio Macri. Él quiere ser oposición clara al gobierno de Javier Milei.

Es justamente Milei el otro factor que lo mantiene vigente pese a no hacer mucho para estar en las primeras planas. Así como la deficiente comandancia porteña resalta su figura de gestor, los ocasionales cruces del gobierno también lo suben al ring. A él le suma, habrá que ver si lo usa para lanzarse o no.

Para Larreta, la moderación y la búsqueda de consensos son el camino. Si la sociedad está lista para pedir un proyecto así, lo encontrarán a él con una propuesta. Si no lo está, no será su momento pero se quedará allí a esperar que llegue, si es que llega.