Mauricio Macri recibió el mejor regalo de Navidad que pudiera imaginar: la Corte Suprema le otorgó un salvataje en el caso Correo, continuará sin pagar la multimillonaria deuda que tiene con el Estado y su familia se alejó del riesgo de quiebra. Era el expediente que más preocupaba a Macri. Era, en pasado. La Corte lo salvó y alejó por muchos años, sino para siempre, la posibilidad de que tenga que pagar los miles de millones que debe. Ho, Ho, Ho.
Los jueces Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda resolvieron por mayoría que, luego de 23 años en la Justicia Nacional, el expediente Correo sea revisado por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño, la justicia local de CABA. Macri tiene bajo control ese tribunal que puede desarmar todo el proceso que, aún con añares de demora, terminó en la quiebra de Correo Argentino y la posibilidad de que se extienda a SOCMA, la firma familiar. O Mauricio se portó muy bien durante el año o Papá Noel es Franco Macri, que hace 23 años inició este expediente que hasta hoy sigue dando vueltas por los tribunales sin que paguen un centavo de lo que le deben al Estado.
Que este regalo para Macri fuera por mayoría de la Corte es un dato clave: lo materializaron en el último acuerdo del que participará Maqueda, que desde hoy deja el máximo tribunal. ¿Por qué eso es relevante? Porque Carlos Rosenkrantz, el cuarto cortesano, no estaba de acuerdo con esta maniobra y dejó por escrito los desvaríos de este cambio que implica que un tribunal local revise sentencias de tribunales nacionales. Si esperaban hasta la semana que viene Macri no hubiera contado con 3 votos para salvarse, lo que revela que aceleraron todo para resolver el caso antes de que Maqueda se jubilara. Un día más y el fallo no salía, quedaban 2 a 1 y lo cajoneaban o se jugaban la suerte con conjueces. En este caso la interna de Rosatti y Maqueda con Lorenzetti se disipó. Magia navideña.
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La jugada para beneficiar a Macri fue tal como anticipó El Destape: para no dejar los dedos tan marcados la Corte tomó un caso donde el tema a resolver era análogo al del expediente Correo, es decir, si permitía que TSJ porteño revise lo resuelto por la Justicia Nacional asentada en CABA.
La Corte usó el caso del marchand y panelista de TV Gabriel Levinas, condenado en la Justicia Nacional Civil por robarle unos cuadros al artista León Ferrari y donde, para evitar pagarle 88.000 dólares más interesas a su familia, Levinas planteó que el caso fuera revisado por el TSJ porteño. La mayoría circunstancial de la Corte le dijo que sí. Luego, como vaticinó El Destape, usó ese precedente para justificar lo mismo en varias decisiones del caso Correo. Todo en beneficio de Macri.
Para hacerlo gráfico: el fallo Levinas, donde justifican la decisión, tiene 20 páginas, 14 del voto de Rosatti, Lorenzetti y Maqueda y otras 6 de Rosenkrantz en contra; para beneficiar a Macri les bastó una carilla, dos párrafos, sin explicar nada.
“Se resuelve aplicar esta nueva jurisprudencia a los casos pendientes de decisión en los cuales ya se hubiera planteado un conflicto análogo”, firmaron Rosatti, Lorenzetti y Maqueda en el caso Levinas. Luego, en el caso Correo, se limitaron a justificarlo “por aplicación de la doctrina establecida por el Tribunal en el día de la fecha en la Competencia CSJ 325/2021/CS1 ‘Ferrari, María Alicia c/ Levinas, Gabriel Isaías s/ incidente de competencia’”. Y listo.
El juez Macri
En concreto, la Corte resolvió 4 planteos de los Macri en el caso Correo:
- La recusación de la fiscala Gabriela Boquin, que fue quien logró frenar la condonación de la deuda e investigó el vaciamiento de la empresa
- El apartamiento de la jueza Marta Cirulli, que decretó la quiebra de la empresa
- La recusación de la camarista María Guadalupe Vázquez, la única jueza que no controlaban en la Sala B de la Cámara Comercial, histórica instancia cómplice de que no pagaran la deuda
- La oposición a la intervención plena de la firma Correo Argentino para frenar su vaciamiento mientras se resuelve el pleito.
Todo esto ahora lo resolverá el TSJ porteño. O sea, Macri. Y si apartan a la jueza Cirulli y a la fiscala Boquin tienen el camino allanada para desandar todo el proceso que llevó a la quiebra a Correo Argentino.
El TSJ porteño lo preside Inés Weinberg, que fue la candidata de Macri para ocupar la Procuración General de la Nación una vez que la alianza entre Cambiemos, Clarín, Comodoro Py y los estudios de abogados de la city porteña forzaron la renuncia de Alejandra Gils Carbó. También lo integra Santiago Otamendi, ex viceministro de Justicia en la era Macri y alfil del lawfare. Lo completan Luis Lozano, el más alineado con la derecha local y tejedor en las sombras de los rumbos del TSJ porteño, Alicia Ruiz, acaso la más disidente del grupo, y Marcela De Langhe, designada durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta pero con el padrinazgo del radical Daniel “Tano” Angelici, uno de los hombres que controlan hasta el último escribiente que ingresa a la Justicia porteña en equilibrio con otros operadores peronistas. No importó que tuviera una denuncia por cobrar como jueza y como funcionaria de Larreta a la vez, algo incompatible.
El fiscal general de la ciudad es Juan Bautista Mahiques, el armador del lawfare durante la presidencia de Macri. Así que Macri tiene satisfacción garantizada en el TSJ y la fiscalía general.
La cuestión de la fiscalía no es menor. En el caso de la recusación de la fiscala Boquín, que es parte del Ministerio Público de la Nación y, por ende, responsable de la defensa del interés público, no habrá un fiscal nacional que intervenga. Todo lo resolverá una justicia local, incluso a pesar de que no existe en el ordenamiento legal argentino la recusación con causa de un fiscal del fuero comercial.
La sintonía entre el TSJ porteño y Macri es más que evidente. De hecho, tal como informó El Destape, los miembros del TSJ crearon un área nueva bajo su órbita a medida del caso Correo. El TSJ creó una Secretaría Judicial de Asuntos Originarios cuya tarea es resolver cuestiones vinculadas a la competencia. ¿Cuándo la crearon? Justo cuando la familia Macri planteó la cuestión de competencia para que el caso Correo pase de la Justicia Nacional a la porteña.
La cronología es clara. El 19 de febrero de 2021 los Macri llegaron al TSJ con su pedido para pasar el caso a la ciudad; el 3 de marzo el TSJ creó la Secretaría Judicial de Asuntos Originarios; el 10 de marzo pasaron el caso Correo a esa Secretaría a medida.
Se escribe "Levinas", se pronuncia "Correo"
Habrá miradas jurídicas del fallo Levinas. Algunos justificarán la mayoría circunstancial de la Corte en el retraso del traspaso de la Justicia Nacional a las provincias y la anomalía de que en CABA coexisten la justicia local y la nacional. Otros leerán el voto de Rosenkrantz donde dice que esto “supone un rediseño institucional de significativa trascendencia en el sistema federal argentino. Concretamente, ello implica que el Tribunal Superior de Justicia pase a revestir, aunque sea transitoriamente, el carácter de tribunal nacional” y que “esta transformación no registra precedentes, pues no existe en el ordenamiento constitucional argentino la posibilidad de que un tribunal local revise decisiones de tribunales nacionales”.
El procurador interino Eduardo Casal había dictaminado tanto en Levinas como en Correo que “no existe base legal para atribuir al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la potestad de revisar una sentencia dictada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil con asiento en esta ciudad”. Su opinión no es vinculante.
Lo cierto es que se escribe “La Corte resolvió el caso Levinas”, se pronuncia “La Corte salvó a Macri”. En el medio una mayoría de la Corte a punto de vencer inventó una provincia, todo para justificar un regalo navideño para Macri.
Según pudo reconstruir El Destape, el fallo Levinas estaba listo para la firma la semana pasada pero había un inconveniente: la agenda de eventos de fin de año del Poder Judicial. ¿Qué tiene que ver? Sentar un precedente que diga que la Justicia porteña puede ejercer como superior de la Justicia Nacional que simplemente tiene domicilio en CABA es algo que genera mucho ruido entre jueces y fiscales nacionales. Los cortesanos tenían que asistir a los cierres de año de la Asociación de Magistrados y la Asociación de Fiscales y, según indicaron en la Corte, eligieron posponer el tema.
Tanto ruido genera que la propia Sala B de la Cámara Comercial, que durante casi 2 décadas fue cómplice del letargo del expediente Correo y favoreció en todo lo que pudo a los Macri, rechazó esta opción. Lo resolvieron las juezas María Lilia Gómez Alonso y Matilde Ballerini. La que mandaba era Gómez Alonso, ya jubilada pero que igual asistió a la cena de la Asociación de Magistrados que llegó a presidir. Y aún poderosa, ya que su hija Agustina Díaz Cordero, jueza gracias a un concurso plagado de irregularidades, se sentó al lado de Rosatti en el agasajo.
Apenas conocido el fallo Levinas desde la Unión de Empleados Judiciales de la Nación (UEJN) publicaron un comunicado titulado “Una maqueta que prepara el trasapaso. Un fallo a medida de Macri”. Detallaron que “lo fallado tienen como objetivo principal el control del fuero del Trabajo y del fuero Comercial, pero fundamentalmente garantizar la impunidad de Mauricio Macri en la causa Correo en desmedro del Estado argentino”.
Favor con favor se paga
Tal como analizó El Destape, es evidente que el caso Correo es parte del paquete de casos de relevancia política que Rosatti y Rosenkrantz querían tener resueltos con la actual conformación de la Corte, que vencía ahora con la jubilación de Maqueda. En esa línea, en las últimas semanas la Corte balizó el camino para que continúe la persecución contra CFK mientras digitó este salvataje de Macri.
Es un mensaje carambola a varias bandas, ya que una de las jugadas que pretenden bloquear es la llegada del juez Ariel Lijo al tribunal. Lijo prometió lealtad en las causas contra CFK: si la Corte las resuelve antes de su llegada lo deja sin un ítem clave de su negociación. Y lo hizo.
El juez Lijo tiene el caso Correo pero en materia penal, donde Macri está acusado por intentar condonar la deuda de su familia con el Estado cuando era Presidente. O sea, donde podría ir preso. Lijo hace 7 años que tiene el caso pero nunca llamó a indagatoria a Macri, motivo suficiente para oponerse a su llegada a la Corte. Para Macri es al revés: como no le cerró la causa considera que no lo controla. Ahora la Corte habilitó que el caso por la deuda del Correo, que es el caso comercial, pase a la Justicia porteña: el expediente nunca más se moverá y esa deuda no será problema para los Macri.
El principal opositor a la llegada de Lijo a la Corte es Macri. ¿La Corte lo favoreció a cambio de que el ex presidente mantenga firme su posición e intente con todos sus medios frenar la llegada de Lijo, que puede hacer tambalear el poder de Rosatti y Rosenkrantz en el tribunal? No se puede descartar.