Milei: una obsesión con la destrucción de dinero

22 de mayo, 2024 | 23.35

La economía financiera, en lugar de sinergizar, está asfixiando a la economía tangible con el esquema vigente. Se ajustan las reservas netas del BCRA, pero se desmorona la actividad económica.

Dani Rodrik, distinguido economista de origen turco, ha compartido su perspectiva sobre la dinámica entre el Estado y el mercado. En su obra "Nuevos enfoques de la economía mundial" (2005), sostiene que es contraproducente que el Estado se aleje de los productores. Si bien la estabilidad de precios es crucial, no debe prevalecer sobre el empleo. En situaciones de conflicto entre metas, el empleo, la producción y la actividad concreta no deben ser las variables de ajuste, sino el tipo de cambio y las políticas financieras, incluyendo impuestos a las operaciones financieras y limitaciones a los movimientos de capital.

Coincidiendo con esto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha observado que las naciones desarrolladas tienden a realizar mayores inversiones y aplicar políticas industriales más robustas en comparación con los países emergentes. A pesar del incremento en la proporción de servicios dentro de las economías, la industria sigue siendo esencial para la inserción de un país en las cadenas de valor mundiales.

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Para una nación que aspira a transitar del rezago al progreso, se destacan diversas políticas esenciales:

  • Política industrial selectiva: Concentrarse en áreas estratégicas para fomentar el crecimiento económico.
  • Regulación financiera con enfoque en el desarrollo: Aplicar medidas macroprudenciales para administrar la cuenta de capital y las finanzas de la balanza de pagos.
  • Política fiscal progresiva: La justicia social crea demanda, lo que impulsa a su vez la producción y el empleo.
  • Desarrollo de políticas de comercio internacional: Fundamentadas en la relevancia estratégica de la interacción entre la macroeconomía y el fortalecimiento de la industria exportadora.

En Argentina, se identifican sectores estratégicos como la agroindustria, los recursos de hidrocarburos en Vaca Muerta, las energías renovables, la minería (dentro del marco de la transición energética) y las tecnologías de información y comunicación (TICs). No obstante, el gobierno actual parece haberlos relegado en pos de políticas más enfocadas en el ámbito financiero y las corporaciones multinacionales.

Observando la realidad económica argentina, analicemos ciertas métricas. De acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso, los ingresos totales de la Administración Pública Nacional (APN) en el primer cuatrimestre de 2024 experimentaron una disminución del 2,1% a/a en términos reales, mientras que los gastos totales se contrajeron un 25,3% (con reducciones en la obra pública del 80,8%, transferencias a provincias -85,4%, y subsidios, -39,2%). Los haberes jubilatorios registraron una baja real del -28,5% a/a en el mismo período, según la OPC. Por otro lado, el pago de intereses aumentó un 2% en este intervalo. Aunque la caída en los números de la APN se desaceleró en abril debido a ciertas compensaciones (como en universidades y subsidios), la disparidad es evidente.

En el sector de la construcción, las ventas de grandes empresas promediaron una caída del 33,1% en los despachos del grupo Construya durante enero-abril de 2024, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Las ventas minoristas (CAME) acumularon una disminución del 18,4% en el primer cuatrimestre. El salario privado registrado en abril muestra una tendencia a la baja del 14% interanual. Tras la actualización, el salario mínimo en mayo apunta a una reducción cercana al 30% interanual, una vez ajustada por inflación.

En contraste, los mercados financieros evidencian mejorías, como se observa en los incrementos interanuales a abril de 2024. Por citar algunos ejemplos, las acciones del Grupo Galicia (GGAL) en USD CCL se elevaron un 225%, Transener un 98,0%, Edenor un 134%, el Merval en su totalidad creció un 111% en dólares al contado con liquidación, y los bonos AL30 un 125%. La aceleración en los últimos meses ha sido aún más notoria.

Aunque el mercado financiero puede registrar ganancias notables, reflejadas en el alza de acciones de compañías como GGAL, TRN y EDN, así como en el aumento del Merval y los bonos AL30, la economía tangible afronta retos significativos, tales como la disminución del gasto público, la baja en la actividad industrial y el deterioro del poder adquisitivo del salario, entre otros aspectos. No parece ser la solución adecuada.

Gobernar implica decidir, y a menudo optimizar un aspecto no significa mejorar el conjunto. La administración de Milei, encargada de la política actual del país, debe ponderar las compensaciones entre distintos objetivos y buscar un balance que considere múltiples factores, como la equidad, la sostenibilidad y la estabilidad económica. No es viable proponer un plan de ajuste sin un conjunto de medidas que compensen socialmente a los estratos medios y bajos, o que promuevan niveles productivos orientados a fortalecer una industria exportadora, así como el empleo de calidad generado por las PyMes y las industrias nacionales.

Rodrik también argumentaría que “la perspectiva productivista considera un aspecto esencial del crecimiento económico: lo que produce un país es determinante para su bienestar a largo plazo. Por ende, influir en la estructura productiva se convierte en una meta primordial, no un asunto menor o que deba dejarse al azar del mercado... Influenciar la estructura productiva es una meta primordial, no un tema secundario o que deba dejarse al azar del mercado”.

En el panorama económico actual de Argentina, es vital hallar un equilibrio entre la inflación, la economía cotidiana y el mercado financiero. No obstante, es imperativo no descuidar la economía tangible. Esto requiere abandonar las políticas unilaterales que solo priorizan la estabilización financiera y, en su lugar, adoptar estrategias selectivas que impulsen sectores clave y promuevan la creación de empleos dignos, cuidando también los trabajos informales y la calidad de vida de la población.

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Hernán Herrera

Lic. en Ciencia Política (UBA). Especializado en Desarrollo Económico. Gestión de procedimientos y políticas de calidad en empresas de energía. Miembro de Fundus. Docente