No somos homogéneos ni idénticos, ni siquiera a nosotros mismos. Nos constituimos por marcas sensibles, recuerdos, vivencias, conflictos. Parimos hijos, ideas, probamos experiencias, acompañamos construcciones políticas buenas con fallas y resistimos las malas, militamos…somos o, mejor dicho, “estamos siendo” los sobrevivientes del 76. Más allá de la conocida “culpa del sobreviviente” ¿qué otra respuesta tenemos para ofrecer a la época y a las nuevas generaciones?
Jacques Derrida ya enfermo, unos meses antes de su fallecimiento, en su último libro Aprender por fin a vivir, se declara un superviviente que nunca había aprendido a vivir porque no aceptaba la muerte, condición que sostiene como necesaria para lograr ese aprendizaje imposible.
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El filósofo franco-argelino sostenía en el mencionado libro que solo es factible aprender del otro y por la muerte del otro. La tarea de todo sobreviviente, es decir, de quien sobrevive provisionalmente al otro, al amigo, al compañero, consiste en lo sucesivo en sobrellevar su desaparición, hacer el duelo de la muerte que viene y la esperanza en una fidelidad a la vida.
El duelo incluye entonces una política de la transmisión, de la memoria, una responsabilidad con los muertos y con las generaciones venideras, sosteniendo un deseo decidido a favor de la vida. Recordemos que la deconstrucción de Derrida siempre procede de una afirmación incondicional de la vida que no es sólo lo que queda, sino la más intensa posible.
Aunque no se aprenda a vivir porque no aceptamos la muerte, se puede esperar rechazar el individualismo que el poder pretende imponer y aprender a vivir juntos. Los sobrevivientes podemos intentar enseñarnos el uno al otro a vivir, en una inquietud compartida que rechaza la muerte en todas sus expresiones.
La nueva derecha que gobierna, La Libertad Avanza y su modelo de crueldad a base de motosierra, es uno de los nombres de la muerte. Afirmar la vida y decir no a la muerte- que no consiste en el negacionismo antidemocrático- exige ir a la Plaza y gritar: “30.000 compañeros desaparecidos, presentes ahora y siempre”.