Dentro del maltrecho sistema de auditoría de las marcas de lujo

01 de enero, 2025 | 08.30

Manufactures Dior, la rama de producción en Italia de Dior, propiedad de LVMH, recurrió el año pasado a inspecciones formales para evaluar las normas de trabajo y la seguridad en su cadena de suministro. En algunos casos, las certificaciones pasaron por alto problemas evidentes, reveló una revisión de Reuters de documentos judiciales no publicados.

AZ Operations, subcontratista de Manufactures Dior encargado de la producción de artículos de cuero y con sede cerca de Milán, la capital italiana de la moda, fue acusada por la fiscalía italiana en junio de ser la tapadera de una operación que explotaba a trabajadores.

Sin embargo, AZ Operations superó dos inspecciones medioambientales y sociales en 2023, en enero y julio, según documentos de auditoría inéditos revisados por Reuters.

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Las investigaciones de Milán han destapado este año malas prácticas dentro de la cadena de suministro de artículos de lujo italianos de Dior, Giorgio Armani y Alviero Martini, de acuerdo a reportes previos de Reuters. 

Los resultados de la auditoría, junto con documentos judiciales y entrevistas de Reuters con más de dos docenas de trabajadores del sector del lujo, auditores, gestores de la cadena de suministro, proveedores, abogados, expertos, ejecutivos y representantes sindicales, revelan los controles ineficaces de las normas sociales y medioambientales dentro de la cadena de suministro del lujo en Italia.

En el caso de AZ Operations, una evaluación de tres páginas con membrete de la empresa de gestión del cumplimiento Fair Factories Clearinghouse (FFC), realizada por el monitor Adamo Adriano el 18 de enero de 2023, afirmaba que la empresa no tenía subcontratistas. La auditoría no detectó irregularidades.

En julio de 2023, otra auditoría realizada por Davide Albertario Milano srl, un importante proveedor directo de Manufactures Dior que trabajaba con AZ Operations, tampoco encontró "ninguna no conformidad" y certificó que el trabajo se había realizado con un alto nivel de calidad y de acuerdo con los términos contractuales.

A pesar de superar las auditorías, una investigación policial de 2023 concluyó que AZ Operations era "de facto inexistente", según los documentos del tribunal de Milán.

Además, inspecciones policiales de abril de 2024 revelaron que la empresa era la tapadera de otra, New Leather Italy, que explotaba trabajadores indocumentados en condiciones similares a las de los talleres clandestinos, según los mismos documentos.

El descubrimiento fue uno de los factores que llevaron a la fiscalía de Milán a poner a Manufactures Dior bajo administración judicial en junio.

Dior y LVMH no respondieron a las múltiples peticiones de comentarios sobre los hallazgos de Reuters, incluidas las auditorías, y sobre el proceso para inspeccionar a los fabricantes externos en Italia.

En una declaración de julio tras las revelaciones de las investigaciones de los fiscales de Milán, Dior dijo que condenaba firmemente las prácticas ilegales descubiertas en dos de sus contratistas, diciendo que tales actos indignos contradecían "sus valores y el código de conducta firmado por estos proveedores".

Dior añadió que sus equipos estaban trabajando intensamente para reforzar los procedimientos existentes: "A pesar de las auditorías regulares, estos dos proveedores habían conseguido evidentemente ocultar estas prácticas".

Worldly, propietaria de FFC, respondió a las preguntas de Reuters diciendo que nunca había ofrecido servicios de auditoría de instalaciones a los usuarios de Worldly o de FFC, y añadió que pide a los clientes que contraten verificadores externos para garantizar auditorías imparciales y transparentes.

"En cuanto al membrete que aparece en los documentos judiciales, se trata de una plantilla disponible para los clientes dentro de la plataforma FFC", añadió Worldly en su comunicado.

Adamo Adriano no respondió a los intentos de Reuters de ponerse en contacto con ellos. Davide Albertario no respondió a las consultas de Reuters sobre las inspecciones en AZ Operations. New Leather Italy no respondió a una solicitud de Reuters para hacer comentarios.

"REDUCCIÓN DE COSTOS"

Los grupos globales del lujo, incluido LVMH, suelen subcontratar la mayor parte de su producción a una miríada de contratistas externos, afirman expertos del sector.

Muchos tienen su sede en Italia, que representa entre el 50% y el 55% de la producción mundial de ropa de lujo y artículos de cuero, calcula la consultora Bain.

"No importa cuántos controles hagamos, siempre hay algo que se nos escapa", dijo Renzo Rosso, fundador del grupo de moda italiano OTB, que fabrica ropa Diesel, en un evento empresarial celebrado en septiembre, en referencia a la complejidad de supervisar la cadena de suministro italiana.

A pesar de los riesgos, expertos explicaron a Reuters que depender de los proveedores es una estrategia deliberada para mantener los costos bajos y gestionar la demanda.

"El modelo de negocio de la moda se rige por tácticas de reducción de costos, lo que lleva a las marcas de moda a cambiar de proveedores", dijo Hakan Karaosman, profesor asociado de la Universidad de Cardiff, cuya investigación se centra en la sostenibilidad de la cadena de suministro.

Aunque Dior no abusó directamente de los trabajadores, el mecanismo de explotación laboral "fue alimentado culpablemente por Manufactures Dior srl que (...) no llevó a cabo inspecciones o auditorías efectivas a lo largo de los años para determinar las condiciones y el entorno de trabajo reales", afirmaron los fiscales de Milán en los documentos judiciales de junio.

En la actualidad, no existe en Italia ninguna obligación legal firme de que los grupos de lujo auditen a sus proveedores.

Pero una supervisión deficiente puede chocar con las afirmaciones de sostenibilidad hechas a inversores y consumidores sobre las normas de responsabilidad social y corporativa, lo que conlleva riesgos para la reputación y, en algunos casos, responsabilidad civil si se descubre explotación de los trabajadores en la cadena de suministro.

LVMH, por ejemplo, afirma en su Informe de Responsabilidad Social y Medioambiental 2023 que "se esfuerza por garantizar que sus proveedores y sus prestadores de servicios respeten los derechos humanos y por apoyarles con la aplicación de las mejores condiciones posibles de empleo, salud y seguridad".

Las investigaciones sobre la cadena de suministro han llevado a algunos accionistas de LVMH a pedir al gigante de 330.000 millones de dólares, propiedad del multimillonario francés Bernard Arnault, que controle mejor cómo tratan a los trabajadores sus contratistas.

En noviembre, LVMH comunicó a un grupo de inversores que estaba auditando a todos sus proveedores directos y contratistas inmediatos. En una declaración posterior a Reuters, dijo que había realizado más de 2.600 auditorías in situ en todo el mundo este año.

La autoridad antimonopolio italiana declaró en julio que estaba investigando si Dior y Armani habían engañado a los consumidores.

Armani expresó en ese momento su confianza en un "resultado positivo tras la investigación (antimonopolio)", afirmando en un comunicado que sus empresas estaban plenamente comprometidas a cooperar con las autoridades y que creía que las acusaciones no tenían fundamento.

SUPERVISIÓN SUPERFICIAL

Las marcas dictan la profundidad de los controles y el ámbito de actuación de los auditores, y las inspecciones suelen limitarse a los proveedores directos y no a los subcontratistas, donde suelen radicar los mayores problemas, explicaron cuatro auditores y responsables de la cadena de suministro de artículos de lujo con los que habló Reuters.

Las auditorías suelen planificarse con antelación, lo que permite a los proveedores dar una mejor imagen, por ejemplo, limpiando las instalaciones de trabajadores sin contratos en regla, dijeron los consultados.

El 9 de mayo de 2023, por ejemplo, el auditor externo Adamo Adriano envió a Pelletterie Elisabetta Yang, otro proveedor de Manufactures Dior con sede cerca de Milán, un aviso por escrito indicando que realizaría una inspección el 26 de mayo, según los documentos de auditoría revisados por Reuters.

En el aviso, Adriano pedía analizar contratos de trabajo, organigramas, nóminas y una decena de documentos más.

El control se llevó a cabo, pero fue "más formal que sustancial", escribieron los investigadores sobre la auditoría. La evaluación no enumeró ninguna irregularidad.

En marzo de 2024, la policía entró en el taller de Elisabetta Yang, que albergaba también un refectorio y varias habitaciones. Allí encontró 23 trabajadores, cinco de ellos irregulares, que vivían y desarrollaban sus tareas "en condiciones higiénicas y sanitarias inferiores a las mínimas exigidas", muestran los documentos judiciales.

Adriano no respondió a las peticiones de Reuters de hacer comentarios en relación con la auditoría de Elisabetta Yang. Reuters no pudo ponerse en contacto con Elisabetta Yang en las direcciones de correo electrónico oficiales citadas por la cámara de comercio local.

Como agentes privados, los auditores no pueden acceder libremente a las fábricas o talleres fuera del horario acordado y no pueden recoger documentos que no sean presentados espontáneamente por los proveedores, explicaron a Reuters dos auditores de la cadena de suministro del lujo radicados en Italia.

El tiempo asignado a las inspecciones in situ suele ser demasiado corto para examinar documentos y entrevistar a los empleados, señalaron estas personas.

Cinco trabajadores de cadenas de lujo de la Toscana, empleados en distintos talleres que prestan servicio a grandes marcas, confirmaron a Reuters que los propietarios de los talleres conocían de antemano las auditorías.

Entonces despejaban sus instalaciones y preparaban al personal sobre las respuestas que debían dar a los equipos de control el día de una inspección. Todos se negaron a dar su nombre por miedo a perder su empleo.

"Solíamos decir que sólo trabajábamos cuatro horas al día, según nuestro contrato (formal) a tiempo parcial", explica Abbas, de origen paquistaní, que trabaja en Prato, centro neurálgico de la marroquinería.

"Pero, ¿cómo podían pensar que hacíamos 1.300 bolsos al día con 50 trabajadores empleados cuatro horas al día?", añadió Abbas, que dijo trabajar 14 horas diarias, seis días a la semana.

El día de la auditoría, a los empleados con contratos a tiempo parcial se les pidió que se marcharan en cuanto terminaran su turno formal, pero tuvieron que volver y seguir trabajando después de que se marcharan los auditores, añadió.

La pequeña marca de moda Alviero Martini, famosa por sus bolsos de piel decorados con motivos de mapas geográficos, también estaba en el punto de mira de las pesquisas por subcontratar supuestamente trabajos a empresas de propiedad china en Italia que maltrataban a los trabajadores.

El grupo Alviero Martini era "cuidadoso a la hora de seleccionar proveedores directos (...) pero el uso de subproveedores no se controlaba adecuadamente", declaró en una entrevista Ilaria Ramoni, administradora judicial que supervisó sus operaciones hasta octubre.

El grupo, que ya no está bajo administración judicial, no respondió a una solicitud de comentarios. En septiembre declaró que desconocía los comportamientos ilegales en su cadena de suministro.

Dior y Armani siguen bajo supervisión judicial especial en el marco de la investigación de Milán sobre explotación laboral.

(Reportes de Elisa Anzolin y Emilio Parodi en Milán, Silvia Ognibene en Florencia, Mimosa Spencer en París e Isabel Demetz en Gdansk. Editado en español por Javier Leira)