Ala Jabeer lloraba mientras se preparaba para cruzar de Turquía a Siria con su hija de 10 años el martes, 13 años después de que la guerra le obligó a huir de su hogar.
Regresa sin su esposa y tres de sus hijos, que murieron en los devastadores terremotos que asolaron Turquía y Siria el año pasado.
Padre e hija partieron días después de que los rebeldes sirios derrocaron a Bashar al-Asad de Damasco, y luego de que el presidente Tayyip Erdogan dijo que Turquía iba a abrir su paso fronterizo de Yayladagi para gestionar el retorno de algunos de los más de tres millones de migrantes sirios que acoge.
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"Igual que lloré por los niños que perdí en el terremoto, hoy lloro porque dejo atrás Hatay y Turquía", dijo Jabeer, un antiguo trabajador naval que llegó a la provincia turca de Hatay en 2011.
El fin de semana, los rebeldes tomaron Damasco y Asad huyó a Rusia tras 13 años de guerra civil. Turquía ha declarado que no prestó apoyo ni participó en la ofensiva de las fuerzas de la oposición siria a las que apoya desde hace años contra Asad.
Sin embargo, los sirios en Turquía están entusiasmados con la perspectiva de volver a casa.
El paso fronterizo de Yayladagi, cerca del extremo noroeste de Siria, llevaba cerrado desde 2013 debido a los combates.
Turquía, miembro de la OTAN, controla franjas de terreno en el norte de Siria tras varias incursiones transfronterizas contra la milicia kurda siria YPG, que Ankara considera un grupo terrorista vinculado a militantes del PKK que han luchado contra el Estado turco durante 40 años.
Turquía dijo el domingo que quería que la nueva administración siria fuera inclusiva y que los sirios determinaran su propio futuro.
Con información de Reuters